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Desde que el Deportivo Saprissa ascendió a la primera división en 1949, los morados no habían perdido cinco juegos seguidos.
Los futbolistas del Deportivo Saprissa, en la recta final del Torneo Clausura, hundieron al equipo en una racha inimaginable de cinco derrotas en fila, agravando la crisis de la institución
¡Cayó Patricio Hernández!
¡Urgen $426.000 para salir de apuros!
¡Se fueron ¢86 millones en salarios de cuatro jugadores!
¡Cinco derrotas consecutivas!
¡Dieciocho jugadores terminan contrato!
Todas noticias del Deportivo Saprissa; todas, negativas.
El equipo más popular de Costa Rica, ejemplo por seguir en la década de los años 50 y parte de los 60, no pudo salir de la aguda crisis deportiva y financiera que atraviesa, originada en las aventuras comerciales en las que incursionaron algunos de sus dirigentes en los últimos trece años, que se refleja en una deuda actual de $2,6 millones.
Como sociedad anónima deportiva, ya suma medio año de vida y el equipo continúa sin encontrar el camino que lo lleve al éxito. Ahora se hundió en la mitad de la tabla del fútbol mayor y enfrenta severos problemas de liquidez.
Fundado en 1935 por Ricardo Saprissa, el club suma 22 títulos y es el equipo de más éxito futbolístico del siglo anterior, pues desde que ascendió a la primera división en 1949, sus 53 años de permanencia en esta categoría estuvieron mayormente ligados al éxito.
Hoy, es otra la historia.
ESPACIO DE JUGADORES
Recientemente, Patricio Hernández, el número 10 del Torino de Italia en los años 80, zurdo natural, siguió los pasos de «Chiqui» García, José Mario Olguín, Miguel Company, «Badú» y Enrique Rivers, todos guillotinados en su momento, de un patíbulo donde solo ha salvado la cabeza, desde hace mucho rato, Alexandre Guimaraes.
«No es fácil ser entrenador en el Saprissa, porque el nivel intelectual de los jugadores es muy alto», sentenció hace varias semanas Minor Vargas, presidente de la institución.
Esta frase encierra un enorme significado; sus palabras dan a entender que en el Saprissa pesa mucho el criterio de los futbolistas, cosa correcta, pero también peligrosa.
¿Debe una junta directiva consultar con los jugadores, qué director técnico deben contratar?
Badú fue boicoteado en el Saprissa.
Patricio Hernández también habló de boicot.
Peligroso, ¿no?
Se ha afirmado miles de veces, que Juan Luis Hernández jamás podría ser entrenador del Saprissa, porque los jugadores en su mayoría, se oponen a su escogencia.
Pregunta alguien, si Rafael Solís, presidente de Liga Deportiva Alajuelense, tuvo que consultar con los jugadores rojinegros, la salida de Farinha y el contrato de Jorge Luis Pinto.
A varios entrenadores, de los que trabajan en el fútbol nacional, se les corta el sendero hacia la dirección técnica del Saprissa, por la opinión contraria de algunos jugadores de ese equipo.
Pareciera que los directivos no se sienten del todo libres para tomar una decisión que les corresponde exclusivamente a ellos, por un exagerado respeto al criterio de quienes, al fin de cuentas, son asalariados del club.
Desde luego que el futbolista es el principal actor del juego y merece atención y respeto, per, si el empleado no está de acuerdo con las decisiones del patrón, la cosa se friega.
En esta cadena de nombramientos en el cargo, la opinión, la disponibilidad y el respeto total que los jugadores le deben a su superior jerárquico inmediato, el técnico, no han sido siempre los correctos.
La crisis financiera de la institución, alargó sus tentáculos a la relación técnico y futbolistas y en muchas ocasiones la enfrió y hasta la rompió.
Ahora a suenan nombres como eventuales entrenadores del Saprissa; se habla de Juan Diego Quesada, técnico de la Selección Nacional Sub-20 y de Rodrigo Kenton, asistente de Alexandre Guimaraes en la tricolor. Vladimir Quesada aceptó el cargo en forma temporal.
Pero, repasemos; el Comunicaciones de Guatemala, el equipo más poderoso de ese país junto al Municipal, tiene como director técnico a Carlos Miloc, hombre de fútbol de casi 70 años de edad.
¿Cuántos exjugadores que le dieron gloria a ese club, se convirtieron luego en entrenadores, unos con más éxito que otros, pero ahora son desestimados por la dirigencia morada?
Marvin Rodríguez, Mario «Catato» Cordero, Giovanny Rodríguez, Guillermo «Coco» Hernández, Walter Elizondo son solo algunos morados de pura cepa que ni siquiera entran en la lista de eventuales candidatos a técnico.
¿Será que la directiva tiene que pedirle permiso a Lonnis, Cordero, Centeno, Jeaustin, Medford y Drummond para contratarlos?
Esto es muy peligroso en un club y pareciera es un asunto que se da a lo interno de esa institución, donde sus mejores futbolistas han copado mucho espacio.Parte sin duda de la enfermedad.
INCERTIDUMBRE
Saprissa vive días de inestabilidad:
deben $2.8 millones pero tienen activos por 7.2; el estadio, su edificación e infraestructura, es un activo.
Pero, ¿quién lo va a comprar y para qué?
Ahora, ¿dónde germina la crisis?
En 1988, el club comenzó a convertirse en una empresa deportiva, en la época en que Fabio Garnier asumió la presidencia.
Fue el periodo de los signos externos, cuando nació «El Monstruo», su emblemática mascota, bautizada así por el exredactor deportivo de Diario Extra, Jorge Umaña.
Fue durante ese lapso cuando el mercadeo de la «S» finalmente se le salió de las manos a los directores de entonces y por vender cornetas y gorras, se fue descuidando el equipo.
Después, el deseo de trascender el ámbito deportivo llevaron al Saprissa a su pozo actual, cuando el entonces jerarca Enrique Artiñano, convence a sus compañeros de directiva de constituir, en febrero de 1994, la Ciudad Deportiva Ricardo Saprissa (CIDERISA), la primera de las tres sociedades anónimas que respaldaría el club y que le generó deudas aproximadas a los cuatro millones de dólares.
En 1994 Saprissa fundó «Inmobiliaria Ciderisa» y en mayo de 1995 la «Saprissa Comercial de Tibás».
Ciderisa tenía como fin crear una ciudad deportiva en La Guácima de Alajuela, en la que se construiría un complejo con canchas de fútbol, tenis, baloncesto, racquetbol, piscinas, «squash», áreas de patinaje, un gimnasio, un hospital deportivo y un centro comercial.
El proyecto, en el que invirtieron más de 500 accionistas, nunca prosperó; entonces Saprissa procuró un arreglo con un banco estatal o vender las 40 hectáreas del terreno para salir de las deudas con la entidad bancaria.
Inmobiliaria Ciderisa, entre tanto, se encargó de administrar la «Casa Club», un inmueble que el equipo adquirió por un millón de dólares y que, según aceptan directivos actuales y anteriores, no le ha generado un «centavo» al equipo.
REMEZÓN TOTAL
Al fracasar el trabajo de Patricio Hernández, en el que el presidente del club apostó su gestión, la cadena de derrotas seguidas, la urgencia de inyectarle al equipo los $426.000, provoca en el Saprissa un remezón en todos sus cimientos.
El 80% de su nómina termina contrato; Gilberto Martínez va al Brescia de Italia y Alonso Solís viajó a Noruega; sus grandes figuras como Lonnis, Medford, los gemelos Drummond, Lacey, Parks, Row, Víquez, Núñez, terminan su labor.
El producto que vende y promociona la sociedad anónima, está roto, está quebrado, no produce.
¿Cómo salir de este embrollo?
«Hay que conseguir el dinero; con plata, podremos pensar en un técnico de categoría, que forme un equipo de categoría, no hay otra», manifestó Minor Vargas a los 450 accionistas que el pasado 20 de abril oyeron los informes de este hombre valiente que se entregó a tiempo completo al Deportivo Saprissa, solo para recibir, por ahora, sinsabores.
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