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Al cubano trataron vanamente de ensuciarlo con su inmundicia los delincuentes de Winnipeg, sede de los XII Juegos Panamericanos, al pretender mostrarlo como drogadicto. ¡Que había consumido cocaína!, dijeron los actores de la patraña. Pero la vida intachable de ese deportista humilde, bondadoso y noble que siempre había conquistado el afecto y la simpatía de los que le conocieron en todos los estadios de atletismo, fue determinante. No pudieron los indecentes enlodar a Sotomayor, hacer olvidar su historia de más de 15 años en la cúspide del deporte mundial, ni disminuir un ápice su ejemplo para los niños del mundo. Al final se impuso la justicia, se eliminó la suspensión y vimos nuevamente a ese gran cubano en las competencias internacionales.
Ahora que se pretende emular tal patraña contra nuestra Claudia Poll, cabe recordar la forma como el pueblo y gobierno cubano apoyaron y defendieron a su atleta insigne, para que los costarricenses hagamos lo mismo. Porque el despreciable guatemalteco Rafael Robles no merece respeto ni consideración alguna, ha de ser denunciado por la forma irregular y sospechosa en que actuara contra Claudia. Así como el presidente antillano no se anduvo con paños tibios y tomó a nombre del Estado cubano la defensa de su deportista, igual actitud esperamos de nuestro presidente. No podemos permitir que sean nuestra Claudia y el gran Francisco Rivas los que tengan que tramitar las denuncias y ejercer la defensa. Asimismo, el resto de la ciudadanía también ha de mostrarse en total apoyo de ellos, manifestándose públicamente a favor de la verdad y en contra de los innobles mentirosos pues, aunque Claudia y Francisco no necesitan afirmar su moral ni sus principios, ayuda muchísimo saber que el pueblo tico confía en ellos y es consciente de que son objeto de una indecente maniobra ejecutada por las manos sucias de algún personaje despreciable.
¡Sigue entrenando Claudia! que ese mismo pueblo que ha gozado de tus triunfos como si fueren propios, también está contigo en este momento ingrato. Igual a como sucediera con Sotomayor, es difícil saber cómo pudo ser, cuál fue el método empleado para involucrarte, pero la justicia al final habrá de manifestarse, como sucediera con el héroe deportivo cubano. No sólo es difícil desligar ambos casos, sino que habrá de tomarse en cuenta la experiencia vivida por los antillanos para hacer tu defensa ante la Corte de Arbitraje para el Deporte. Lo decidido por el alemán, el argelino y el suizo que conforman el Panel de la FINA es vergonzoso, injusto e interesado; no se puede permitir.
Habrá que dejar a un lado la repugnancia que provoca lo iniciado por un guatemalteco obviamente celoso de los triunfos de Claudia Poll y Francisco Rivas, para ejercer la defensa con la energía que genera un pueblo agradecido. El mismo sentimiento expresado en lágrimas de alegría, que gracias al esfuerzo y sacrificio de ambos ha brotado del alma popular costarricense, será la fuerza que permitirá alcanzar la verdad oficial con que se echará abajo ese acto infame.
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