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Manipuladores, perversos, poderosos, destructores, son apenas algunos de los calificativos con los que se perciben los integrantes de un grupo de ofensores sexuales sentenciados. Otras de las imágenes que tienen de sí mismos son: inteligentes, dañinos, corruptos, ardientes a nivel sexual, sádicos, depravados, fariseos, conquistadores, románticos, engañadores, playboys, farsantes, convencedores, agresivos, inmorales y machistas.
El autor de este dibujo abusó sexualmente de su hija mientras le ayudaba a estudiar matemáticas. Debido a su participación en los talleres de sensibilización para ofensores sexuales, ha tomado conciencia sobre su conducta
Este es el resultado de una de las etapas de la investigación «Perfil psicosocial de privados de libertad ofensores sexuales sentenciados por delitos sexuales, realizado en el Centro de Atención Institucional San Rafael de Alajuela», elaborado por Yohanna Cruz López para obtener la Maestría en Psicología de la Universidad de Costa Rica.
Entre los objetivos del estudio están identificar las características sociodemográficas, psicológicas y sociales de los ofensores sexuales de ese Centro, explorar la dinámica o patrón ofensivo que hace vulnerable al ofensor sexual a cometer delitos sexuales, así como determinar algunos elementos de poder, a partir del género masculino, en los ofensores sexuales.
Cruz explica que en marzo del 2000, en el Centro de Atención Institucional San Rafael de Alajuela, se encontraban registrados en el Área de Atención a la Violencia, 298 casos por delitos sexuales, de un total de 403 privados de libertad.
Esto, plantea la profesional, evidencia la necesidad de conocer más sobre los ofensores sexuales, a fin de poder brindar elementos técnicos que contribuyan al abordaje terapéutico a partir de sus características personales, y así contrarrestar comportamientos ofensivos y por ende las revictimizaciones.
El estudio se llevó a cabo con 89 privados de libertad, sentenciados por delitos sexuales.
¿QUÉ SIENTEN, CÓMO SON?
La aplicación de la técnica de Focus Group permitió obtener datos sobre descripciones o caracterizaciones de los sentenciados.
Sobre los sentimientos que expresan al abusar sexualmente, parecieran estar acorde con sus satisfacciones sexuales: placer, deleite, liberación, ricura, satisfacción y complacencia.
La investigadora señala que esta visión «es una forma asimétrica de mostrar la sexualidad masculina, ya que se trata de acciones abusivas, las cuales están mediatizadas por las relaciones de poder». Esto se corrobora, añade Cruz, cuando la población estudiada contesta que al «abusar se sienten poderosos y exóticos».
Otro de los resultados señala que presentan características resistentes, de defensividad y negación ante sus acciones delictivas sexuales.
Expresan variedad de comportamientos, tales como agresivos y afectivos, viciosos al sexo, aislados, solitarios, pensativos y activos. Esto evidencia, plantea el estudio, que no son personas pasivas, sino más bien sujetos inquietos tendientes a la soledad y aislamiento, sobresaliendo los comportamientos de seducción, tiranía, posesión, dictadores y con algunas conductas desviadas como son las masturbaciones sexuales excesivas, compulsivas, abusivas y exhibicionistas.
En sus comunidades presentan características de liderazgo, partícipes de actividades socio-culturales en diferentes actividades comunales, lo que les garantiza cierto status y admiración tendiente a reforzar el ego y el disfraz como ofensores sexuales.
COMPORTAMIENTOS ABUSIVOS
En el proceso de intervención grupal con los privados de libertad, se exploraron las características de sus comportamientos abusivos.
Entre los tipos de presiones y estrategias utilizadas para acceder a sus víctimas se plantearon las agresiones físicas, tales como propiciar pleitos y golpes para infundir miedo a las víctimas y tener más acceso al abuso, atar a la víctima en la cama y violarla mediante la fuerza.
Las agresiones psicológicas las llevan a cabo haciendo uso del convencimiento, confusión y engaño, por medio del juego seductor, diciéndole a la hija que podía pasear si se dejaba tocar, ofreciéndole a los niños dinero, enseñando temas de sexualidad y condicionando a las víctimas a que no cuenten nada, entre otros puntos.
Las agresiones sexuales las relacionan con tocamientos, caricias, mostrando sus genitales, masturbarse frente a los ofendidos, invitando a los niños a observar películas pornográficas, etc.
También mencionan otras estrategias como aprovecharse de la confianza de la víctima, ofrecer regalos, dinero, viajes al exterior y observar en las víctimas vulnerabilidad y temor.
ASPECTOS SOCIODEMOGRÁFICOS
El estudio señala que la edad de los ofensores sexuales osciló entre 41-45 años; el más joven en esta investigación tenía 30 años y el mayor 55. Cruz aclara que los privados de libertad ofensores adultos mayores, se encuentran ubicados en un centro especial para este grupo etario.
El estado civil que predomina en el grupo estudiado son los solteros y seguidamente los casados. «Los solteros tenían relación de pareja en el momento de la ofensa, por lo que no se puede optar por la premisa de que las ofensas se dan por ausencia de las relaciones de pareja», afirma la investigadora.
El tipo de víctima más representado por los ofensores sexuales fueron las niñas, y en forma descendente los niños y las mujeres adultas, lo que evidencia el abuso del poder ejercido por los ofensores hacia las personas más indefensas y vulnerables.
El parentesco predominante entre las víctimas y los ofensores fueron las relaciones vinculares entre padres e hijos (as). Para la profesional, el factor interaccional parece haber influido en la dinámica abusiva, ya que ninguna ofendida era desconocida.
«Para los ofensores no fue un factor relevante ni de abstención el hecho de que existiera una relación de parentesco (familia-amigos); más bien esto coadyuvó a ejercer el control físico y psicológico, a fin de garantizarles menos riesgos y la maximización de sus ofensas».
PLAN PREVENTIVO
Como parte de los aportes de la investigación, Cruz elaboró con los participantes un plan de prevención, con el fin de que aprendan a controlar posibles recaídas abusivas sexuales.
Como parte del plan se consideró, entre otras cosas, incrementar los pensamientos positivos, establecer objetivos y metas para la vida, participar en grupos de apoyo, rehacer el grupo familiar, buscar distracciones, reflexionar sobre el respeto y la dignidad de la mujer y de los niños y niñas, consejería espiritual, buscar trabajos y vacaciones productivas, y dialogar con personas cercanas.
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