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Lograr que sus profesionales se conviertan en gestores y participen activamente junto con las fuerzas vivas o grupos organizados de las comunidades costeras, en la solución de los problemas que aquejan a estas áreas geográficas, es el fin del Programa de Posgrado en Gestión Integrada de Áreas Costeras Tropicales (GIACT), que dio inicio este año en la Universidad de Costa Rica.
Aunque los problemas de nuestras áreas costeras son reconocidos ampliamente, son muy pocos los esfuerzos que se han realizado para revertir el estado de degradación.
La iniciativa nació en 1997, gracias a la conformación de la Red ALFA-COSTA, financiada por la Unión Europea y coordinada por el Dr. Matthias Wolff, de la Universidad de Bremen, Alemania.
Posteriormente, en junio del año pasado se aprobó la Red ALFA-GIACT, dentro del Subprograma B de cooperación académica y técnica del Programa ALFA.
Está conformada por las Universidades de Costa Rica; de Bremen, Alemania; La Rochelle, Francia; del País Vasco, España; de Panamá; la Autónoma de León, Nicaragua; y el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, México.
Ofrece un importante apoyo económico para becas a estudiantes, pasantías cortas de docentes, adquisición de equipo y soporte financiero a los trabajos de tesis.
La unidad base de este programa es la Escuela de Biología, aunque también colaboran el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR), el Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE), el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), y las Escuelas de Geología, Geografía, Economía Agrícola y Química de la UCR.
CONCEPTO INTEGRADOR
De acuerdo con el director del Posgrado, Dr. Álvaro Morales, esta maestría propone un concepto integrador entre las ciencias marinas y las socio-económicas. De esta manera, procura proveer a los estudiantes de los fundamentos teórico-prácticos necesarios para analizar y abordar, mediante un enfoque multidisciplinario, los problemas relativos a la planificación, gestión y conservación de la zona costera en América Central y el Gran Caribe.
El programa se ha estructurado en dos áreas: ciencias naturales y ciencias socio- económicas, con una duración de dos años. Su plan de estudios incluye oceanografía y procesos costeros, geografía humana y antropología, métodos de análisis cuantitativos y cualitativos, aprovechamiento e impacto, economía ecológica, gestión ambiental, ecología costera tropical, y legislación costera, entre otros tópicos.
Los participantes deben demostrar interés por los problemas ambientales y la utilización racional, concertada y sostenible de los recursos de las zonas costeras tropicales.
Asimismo, es necesario contar con un título acreditado en una disciplina de las ciencias ambientales o socioeconómicas.
El Dr. Morales destacó que desde que la UCR se incorporó a la Red ALFA-COSTA, que además de las instituciones mencionadas incluyó también a las Universidades Autónoma de Santo Domingo, en República Dominicana, y la de Oriente en Venezuela, se dieron a la tarea de coordinar un concepto innovador y atractivo sobre la manera en que deben ser atendidos los problemas de la zona costera tropical.
Largas horas de discusión, análisis e intercambio de experiencias marcaron la senda de la Red, enriquecida por la participación de sus miembros, de representantes de organizaciones no gubernamentales, y universidades invitadas como la de Bergen en Noruega y Toledo en Estados Unidos, y del CIMAR, el IICE y el IIS.
POCO HALAGÜEÑO
Sin embargo, el Dr. Morales manifestó que el escenario actual en este campo no es muy halagüeño: en las áreas costeras del mundo vive el 60% de la población humana y se encuentran dos tercios de las ciudades con poblaciones de 1.6 millones de personas; además, un 90% de la contaminación continental, incluyendo aguas negras, nutrimentos y materiales tóxicos se almacenan allí y a su vez suplen el 90% de los recursos costeros.
Agregó que el crecimiento acelerado de dichas poblaciones ha provocado cambios importantes en la física, química y biología de estas aguas y por lo tanto también ha producido cambios en la calidad y cantidad de sus recursos vivos, con consecuencias muy directas en la calidad de vida de estas comunidades.
La alteración de los ecosistemas costeros, la eutroficación, la contaminación y la sobrepesca son solo algunos de los problemas más serios que enfrentan nuestras regiones costeras. En el caso particular de Centroamérica, se encuentra constantemente expuesta a fenómenos naturales, en su mayoría climáticos, que han ocasionado algunos golpes a sus costas, en especial a las del Caribe, o bien a fenómenos como las floraciones algales nocivas, que han originado también un impacto socio-económico importante en varias comunidades. Por otra parte, cada día se explotan más intensamente y de forma desordenada los ecosistemas de manglar, agotando los recursos propios del sistema. Las deforestación y el manejo de los bosques también suscitan serios problemas de sedimentación, con un consecuente detrimento de los ecosistemas costeros.
Ante esta situación, el programa GIACT no solo promueve un enfoque multidisciplinario desde una perspectiva regional, sino con un carácter intercontinental, al permitir la movilidad de estudiantes y docentes entre América Latina y Europa. Para este semestre ya se organizó la participación de cuatro docentes y de cuatro más en el siguiente.
Morales agregó que todo programa de posgrado debe contar con un sólido respaldo para la investigación y desarrollo de las tesis de grado. En este sentido, la experiencia acumulada del CIMAR, con 35 tesis de maestría en biología y química marina y siete de doctorado, les aseguran un importante apoyo en los diferentes escenarios con problemáticas complejas y diversas, como lo representan el polo de desarrollo turístico en Bahía Culebra y el Pacífico norte, la situación del Golfo de Nicoya y sus recursos pesqueros, la degradación de la Península de Osa y su impacto en el Golfo Dulce, y los problemas asociados a la costa del Caribe.
Esta experiencia desde luego se ve altamente enriquecida con el desarrollo de programas de investigación e intercambio académico que mantienen desde 1993 con el Centro de Ecología Marina Tropical de la Universidad de Bremen, y a partir de 1997 con el Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de La Rochelle.
Esta primera promoción la integran estudiantes de nueve naciones y de cinco disciplinas profesionales diferentes, y docentes provenientes de 10 unidades académicas y de varios centros e institutos de investigación de la UCR, lo cual realza el carácter inter y multidisciplinario del programa GIACT.
Por último, Morales resaltó el apoyo que el Programa ha recibido del Sistema de Estudios de Posgrado (SEP), de la Oficina de Asuntos Internacionales y de Cooperación Externa, y de la Escuela de Biología de la UCR, así como agradeció a los miembros de la comisión del programa GIACT.
Para mayor información, los interesados pueden acceder al correo electrónico: giact@biologia.ucr.ac.cr
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