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Los efectos de la improvisación en la educación, el auge de las universidades privadas, una crítica severa a las organizaciones magisteriales y el aporte que puede dar la UCR para enfrentar la crisis en el sector, son analizadas por Claudio Monge, Director de la Escuela de Fomación Docente de la UCR.
Para Claudio Monge, la UCR tiene la capacidad de proponer alternativas a la crisis educativa.
Para el Dr. Claudio Monge Pereira, director de la Escuela de Formación Docente de la UCR, la politización en el sistema educativo es el principal problema que enfrenta este sector.
El académico considera que buena parte de los educadores están desmotivados, que los sindicatos no se preocupan por la calidad educativa y que las universidades privadas crecen sin control.
A continuación una síntesis de la conversación sostenida con Monge.
¿Cuál es su percepción sobre el aumento del calendario escolar a 200 días?
– La Ministra de Educación Astrid Fishel no pensó en la calidad de la educación al ordenar aumentar el curso lectivo a 200 días.
Esa cifra es un capricho, pues no hay un planteamiento de fondo que justifique el número de días lectivos.
En su momento, Francisco Antonio Pacheco, cuando fue Ministro de Educación, planteó que en el país deberíamos tener un curso como el estadounidense que tiene ese número de días, pero desconozco criterios técnicos que sostengan el por qué de esa cifra.
¿Se ha dicho que actualmente los programas educativos están pensados para un curso de 170 días?
– Ni siquiera para 170, pues el último mes de clases, los estudiantes no hacen nada en las aulas, porque se ha cumplido con los programas. Igual sucede con los primeros 15 días del curso, cuando los directores no han podido elaborar los horarios al no saber si los profesores o maestros han sido nombrados.
El desorden es mayor en las escuelas con horario alterno, en las cuales el número de días lectivos si acaso llegan a 150.
¿Son suficientes los contenidos que se ofrecen en los actuales programas para lograr una educación de calidad?
– La mayoría de los programas son superficiales, pretenden avanzar en conocimiento enciclopédico, pero sin profundizar en nada. Además, las pruebas de sexto grado, noveno y bachillerato han hecho que durante esos años, los educadores se preocupen por abordar los conocimientos que puedan preguntar en esas pruebas y nada más.
En la calidad también incide la falta de infraestructura, bibliotecas y la formación de los educadores.
La UCR puede elaborar propuestas que abarquen todos los programas y en todos los campos que puedan ayudar al MEP a salir del bache en el que se encuentra.
Se requiere además la actualización de personal en servicio y readecuar la formación de los nuevos educadores. Como UCR tenemos el personal y la experiencia, hace falta la decisión política para hacerlo.
¿Ha medido la Escuela de Formación Docente de la UCR los efectos que tienen estos programas en los estudiantes?
-Entre académicos comentamos el tema, pero hasta la fecha no se ha hecho ninguna investigación. Pienso que esto podría plantearse como temas de tesis para los estudiantes prontos a graduarse.
¿Cómo valora la calidad de la enseñanza que se da en la Escuela que usted dirige?
– Hay altibajos, tenemos profesores muy buenos pero otros que no lo son. Algunos llegaron a esos cargos por alguna suerte de favoritismos y eso no puede ser. Esto lo está revisando la Escuela de Formación Docente en el proceso de autoevaluación, gracias al cual podremos pronto reformular los programas de estudios que aplicamos en esta escuela.
Sin embargo hay una realidad que duele: una buena parte de quienes se acercan a las escuelas de educación y de quienes trabajan, lo hacen sin motivación y deseo. Muchos llegan a este trabajo porque no tuvieron otra opción de estudio y eso se siente en las aulas cuando se imparten lecciones.
Se ha dicho que la mala calidad en la educación obedece en parte al bajo salario que reciben los educadores. ¿Coincide usted con ese criterio?
– No del todo. Hay educadores en primera y secundaria que tiene salarios más altos que los devengados por un profesor instructor o adjunto en esta universidad.
¿Cómo incide la proliferación de universidades privadas en la calidad de los docentes que se forman?
-Es un grave problema cuyos efectos se verán a un mediano plazo. Hay universidades privadas que reclutan personal para formar educadores que ni siquiera tienen experiencia en el sector educativo. Hay estudiantes que ni siquiera han terminado su bachillerato en la UCR y ya están dando lecciones de licenciatura en universidades privadas; y así hay mucho casos más.
La moda de muchos educadores es estudiar maestrías en administración educativa para ser luego directores de escuelas o colegios y separarse de la docencia en las aulas.
¿Cómo ve el papel del Consejo Nacional de Educación Superior (CONESUP) en el control de esas universidades?
– Ha sido muy débil y creo que los representantes del Consejo Nacional de Rectores (CONARE) ante el CONESUP deberían explicar por qué hay controles tan deficientes o tímidos. Deberían decir cuáles son las propuestas que han hecho porque se desconocen.
Algunos plantean que parte del problema educativo es que no se le da el 6% del PIB que constitucionalmente está fijado para ese sector. ¿Comparte ese criterio?
– Sí, porque el dinero que debería darse para educación se desvía para otros fines y hay educadores que trabajan con las uñas.
Sin embargo, los docentes aceptan que se amplíe a 200 días el curso lectivo a cambio de un incentivo salarial equivalente al sueldo de un mes. ¿Qué opina de esto?
– Desde mi perspectiva eso es no ético. Más aún cuando hay educadores que saben que tal y como están planteadas las cosas, aumentar a 200 días el curso lectivo es aumentar el número de días en que no se hace nada en las escuelas y colegios.
El expresidente de la República Oscar Arias propone que debe aumentarse el presupuesto de educación al 7,5% del PIB, ¿es esta la respuesta a la crisis?
– Eso es una ocurrencia más y tiene hasta un toque politiquero. Don Oscar incluso propuso hace unos meses que se trajeran educadores de Estados Unidos para dar lecciones aquí, en un intento por desplazar a los educadores costarricenses.
¿Hasta dónde se ha politizado el magisterio nacional?
-En muchos aspectos y este es el más grave de los problemas educativos. Todavía hoy, muchos de los nombramientos de docentes en escuelas y colegios dependen de la filiación política y del partido que gana las elecciones. Y en esto han contribuido los mismos sindicatos del sector al no denunciarlo, al permitirlo o al servirse de esas situaciones.
El asunto es tan grave que hemos tenido ministros de educación que se han servido de su puesto para luego asegurarse su trabajo luego de dejar el gobierno. Analice donde están ahora los exministros de educación, todos están en proyectos que de una u otra forma impulsaron cuando eran ministros de Estado.
¿Y el papel de los sindicatos de la educación?
-En términos generales gremios de educadores han dejado su capacidad propositiva porque le han dado más importancia al centro vacacional, a las fincas y a los incentivos, que a la calidad de la educación y la formación de sus afiliados.
Sin embargo, hay cambios en la dirigencia del Sindicato de Educadores Costarricenses (SEC) que están señalando el problema de la municipalización de la educación y eso es importante. Igual sucede con el Sindicato Patriótico de la Educación (SINPAE) que plantea propuestas pedagógicas interesantes.
¿Cómo valora la gestión de la actual Ministra de Educación?
-Muy desteñida, me parece que no conoce la realidad educativa del país. Esto porque se ha quedado dentro de las paredes del ministerio y no ha salido para conocer e investigar.
El sistema se conoce recorriendo las escuelas y los colegios y lamentablemente muchos de quienes ocupan los altos puestos en el ministerio, no han sido maestros o profesores de base.
¿Cuál es el aporte principal de la UCR para superar la crisis educativa nacional?
– Se aporta muy poco, hemos caído en tareas mecánicas de instruir educadores o se ha apostado a la informática, pero eso no basta. Como Facultad de Educación hace falta análisis y también proponer alternativas, como corresponde a la facultad más antigua y reconocida del país en este campo.
Hay que buscar respuestas para las necesidades de las escuelas rurales y las de horario alterno. Hace falta plantear opciones y denunciar el negocio de las multinacionales de textos educativos.
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