Abrir Noticia Guardar

Osa Tesoros verdes del sur atraen turismo

La zona sur del país es un cofre verde que se desborda por su abundante diversidad biológica, sus bellos escenarios naturales, y hospitalarias personas. Entre Dominical y el Parque Nacional Corcovado hay numerosas opciones para hospedarse y disfrutar del mar, la montaña y la cordialidad de sus habitantes.

La zona sur del país es un cofre verde que se desborda por su abundante diversidad biológica, sus bellos escenarios naturales, y hospitalarias personas. Entre Dominical y el Parque Nacional Corcovado hay numerosas opciones para hospedarse y disfrutar del mar, la montaña y la cordialidad de sus habitantes.
Para observar las ballenas cuando salen a respirar o mientras juguetean en el agua, no es necesario adentrarse 50 kilómetros en el mar en una embarcación, o tener unos potentes binoculares, pues desde la misma playa es posible admirar estos impresionantes cetáceos, que llegan a las costas del Pacífico Sur en busca de las cálidas aguas costarricenses.
En la península de Osa, zona de gran potencial biológico y considerada una especie de laboratorio viviente, se impulsa un ecoturismo para visitantes conscientes del cuidado de la naturaleza, como por ejemplo, de las ballenas.
Esta extensa región de bosques tropicales muy húmedos,  alberga importantes áreas protegidas como el Parque Nacional Marino Ballena, la Reserva Forestal Golfo Dulce, la Reserva Biológica de Isla del Caño, la de Marenco y el Parque Nacional Corcovado, entre otras.
 

 
Durante una gira para la prensa organizada por la Cámara de Turismo de Osa y el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), se pudo observar los múltiples atractivos que ofrece esta región.
A partir de 2001 la afluencia de turistas, tanto nacionales como extranjeros, ha venido en aumento, y aunque no cuenta con estadísticas precisas,  Sergio Miranda Torres, vicepresidente de la Cámara de Turismo de Osa, analizó el crecimiento de este cantón.
De acuerdo con sus cálculos, en temporada alta Bahía Drake recibiría un promedio de 2.500 visitantes por mes, Puerto Jiménez unos 3.500 y Dominical alrededor de 6.000.
«No creo que Puerto Jiménez tenga el mismo movimiento que Drake; pero ahí, por ejemplo, se da mucho la pesca deportiva y tiene un mejor acceso terrestre. Estas dos áreas reciben más turismo extranjero. Dominical es el punto más visitado y con más habitaciones, y por estar más cerca de San Isidro, recibe más turismo nacional, gente que llega desde este centro de población», explicó a UNIVERSIDAD.
Así, en estos tres centros turísticos se desarrollan principalmente pequeños negocios, se rechaza el turismo masivo y la construcción de grandes complejos de cadenas hoteleras, y casi no se incorporan costosas tecnologías. Un proyecto turístico en manos de una familia local ejemplifica este tipo de desarrollo.

«EL PARAÍSO DEL HOMBRE POBRE»

En playa San Josecito, entre el verde del mar y la tupida montaña, se encuentra  un hospedaje cuyo nombre peculiar llama la atención a cualquiera: «El paraíso del hombre pobre» («Poor Man’s Paradise», en inglés).
Al igual que le ocurrió al fundador de este albergue turístico, quienes visitan esta paradisíaca zona -ricos o pobres- quedan cautivados por su belleza y luego no desean  abandonarla.
Por eso es que cuando Ascensión Amaya Amaya llegó a estas tierras -en los finales de la década de los sesentas- a laborar como peón de un estadounidense, nunca imaginó que se quedaría allí y que se dedicaría a la industria del turismo, y con él toda su numerosa familia.
De origen panameño, Amaya Amaya (72 años de edad) ha luchado en este sitio desde hace 39 años, con la misma fuerza que usó por la vía judicial contra el estadounidense que lo contrató en aquella época, para limpiar de montaña esas tierras, y por lo que luego no le quiso pagar.
Tras ganarle al extranjero en los tribunales, adquirió cerca de 40 hectáreas y se instaló con su familia, integrada por su esposa y ocho descendientes nacidos en este terruño: cuatro hombres y cuatro mujeres.
La aventura empresarial de la familia Amaya Ugalde empezó hace unos 20 años, cuando una pareja de puertorriqueños que paseaba por la zona les pidió posada  en su sencilla vivienda. La pareja terminó quedándose 15 días.
Tres meses después, dicha pareja regresó con 9 personas más y permanecieron con los Amaya Ugalde durante dos semanas. «No les cobré nada, pero ellos me dieron al final $1.800», recordó el padre.
Este dinero lo invirtió la familia en su finca y mientras tanto, su hijo mayor de 37 años: Ascensión -más conocido como «Pincho»-, se embarcó en un camaronero y con su sueldo ayudaba al mantenimiento de la familia. Un tiempo después, su padre le pidió que regresara y le ayudara en el incipiente negocio turístico.»
«El paraíso del hombre pobre» es ciento por ciento familiar y netamente costarricense, como pocos hospedajes en el país. Padre, madre, hijos, hijas y otros familiares, realizan las labores necesarias para que el turista se sienta materialmente satisfecho y espiritualmente relajado.
Quienes deseen alejarse de los formalismos de los restaurantes tradicionales y los platillos sofisticados, aquí pueden hacerlo y disfrutar de la comida criolla, preparada con ese toque «hogareño» y servida por manos cordiales.
Los Amaya Ugalde son convencidos practicantes cristianos y por eso el patriarca de la familia aclaró que cuando necesitan contar con más personal, solo contratan a vecinos. «Si tenemos un poquito, tratamos de compartirlo», comentó.
Quizás por esta forma de ser, ellos ofrecen la posibilidad de hospedarse a cualquiera en «Poor Man’s Paradise»: desde aquellos que pueden pagar cada uno ¢24.000 ($63) diarios en una cabina para cuatro o cinco personas con comidas incluidas, hasta los más «cortos de bolsa» que solo disponen de ¢2.700 para instalar dentro de un pequeño rancho su tienda de campaña y preparar allí su comida.
En la playa San Josecito, al igual que en toda esta región, el estrés está prohibido y el aburrimiento también. Los Amaya brindan excursiones de todo tipo: para observar aves, delfines y ballenas, caminatas por el bosque, visitas a la Isla del Caño o Corcovado, pesca o buceo. Consuelo, una de las hijas de Ascensión Amaya y quien dijo ser bióloga, se desempeña como guía naturalista.
«Pincho» Amaya, quien a la vez es miembro de la Cámara de Turismo de Osa, detalló que entre los planes hacia el futuro no está expandir las instalaciones, sino más bien mejorarlas. «El paraíso del hombre pobre» cuenta con su propia página en Internet (www.mypoormansparadise.com).
Otro proyecto similar, que involucra a la comunidad local y promueve ideas ecológicas se basa en el sistema del cooperativismo.

COOPERATIVA TAMBIEN PARTICIPA

En Punta Uvita surgió en diciembre del año pasado un proyecto hotelero con enfoque social, que lleva por nombre «Canto de ballenas» y es administrado por Coopeuvita R.L.
Olman González Jiménez, gerente general de la cooperativa explicó que con esta  iniciativa quieren desarrollar actividades turísticas que involucren a la comunidad local. «La idea es que mantengamos la propiedad de nuestras tierras y que la gente no termine como en otras partes del país, siendo empleados de las grandes cadenas hoteleras».
Para el proyecto -ubicado a 750 metros de playa Punta Uvita- recibieron un aporte económico de la organización no gubernamental Fundecooperación, el cual fue de alrededor de ¢60 millones; también les ayudaron el Instituto Nacional de Aprendizaje y el Instituto Nacional de Fomento Cooperativo.
Se trata de 12 habitaciones, en amplias cabinas construidas con madera de pino de plantaciones reforestadas de la zona, los techos son de tejas de plástico reciclado y también cuentan con acceso para sillas de ruedas y coches para personas con discapacidad.
Las tarifas por habitación triple son de ¢12.500 para nacionales y $49 para extranjeros, informó González.
La cooperativa se compone de 52 asociados, entre hombres, mujeres y jóvenes, y según González hay varias mujeres que coordinan principalmente la producción de artesanías y de atención al cliente.
Fundada en 1988, la organización inició con la siembra de cacao, arroz y ganado. Cuando se abrió la carretera Costanera Sur comenzaron a buscar otras opciones, en especial en ecoturismo;  también tienen un supermercado, 60 hectáreas de bosque natural y un proyecto de reforestación de especies nativas y exóticas en la zona que abarca 10 hectáreas.
Precisamente el interés en el ecoturismo y el futuro de este modelo en la zona, fue abordado en un informe que elaboró la Agencia de Cooperación Japonesa en el 2001 para el Instituto Costarricense de Turismo (ICT).

COMUNIDADES BUSCAN MODELO

Las comunidades y empresarios de la zona buscan ponerse de acuerdo sobre el modelo de desarrollo turístico que quieren impulsar en el área de Corcovado-Golfito.
Alberto Sánchez Sáenz, biólogo que labora en el Departamento de Planificación del ICT, detalló a UNIVERSIDAD los alcances de dicho reporte, que ha sido avalado por los técnicos de la institución.
Se hicieron tres consultas a la comunidad de la zona, buscando un modelo de desarrollo y aunque primeramente se obtuvo una propuesta bastante salida de la realidad, posteriormente se modificó para que estuviera acorde con los deseos de la comunidad, explicó.
La idea es armonizar posiciones en cuanto a qué vías de acceso se quiere que existan, los servicios de electricidad y en general, qué tanto crecimiento y competencia desean los empresarios hoteleros.
«La propuesta final fue continuar el desarrollo del ecoturismo, impulsar el crecimiento de Drake hacia el norte,  y no ceder ante las voces que pedían cerrar una calle de acceso a dicha bahía», dijo Sánchez.

ACCESO Y SERVICIOS

A la península de Osa se llega por la carretera a San Isidro de El General, la cual luego desemboca en la Costanera, carretera muy ancha, en buen estado y con una vista espectacular. A casi todos los hoteles de Dominical y Puerto Jiménez se puede llegar en automóvil corriente y sólo se requiere pagar un recorrido en lancha para llegar a los ubicados en Bahía Drake.
Mario Castro, presidente de la Unión de Cámaras del Pacífico Sur y dueño del hotel DiuWak («Gente del sol», en lengua bribri) comentó que el año pasado la ocupación fue baja. «Mucha gente cree que sólo se llega  en  vehículo de doble tracción, y esto no es así».
Mejorar el servicio de agua, instalar más líneas telefónicas fijas y terminar el tramo que falta de la Costanera hacia Quepos, fueron los llamados que hizo Luuc Van Wezel, empresario del Hotel Gaia.
En la mayoría de hoteles de la zona no se incorporan tecnologías como televisión con cable o aire acondicionado. En La Cusinga, por ejemplo, se cuenta con paneles solares; mientras que el Aguila de Osa Inn, en Bahía Drake,  funciona con dos plantas de electricidad.
Según expresó su dueño, Bradd Johnson, por el momento no le interesa que llegue la electricidad a esta zona, porque eso podría traer cambios y un desarrollo turístico masivo y sin control.
Johnson  también pertenece a la Asociación de Desarrollo de Drake e impulsa la Fundación Corcovado, que protege felinos. «El ecoturismo ha disminuido en el resto del país con proyectos como Papagayo y la calidad de vida en Drake cambiaría para mal con este tipo de desarrollo».
En abril de este año se llevará a cabo un congreso para determinar las prioridades de la región y en el que se espera seguir armonizando las expectativas y necesidades de las comunidades locales y los empresarios.

EL TESORO OCULTO DEL PACÍFICO SUR
La Península de Osa se ha convertido en un destino muy importante a partir de 2001, comentó a UNIVERSIDAD, Luis Centeno, presidente de la Cámara de Turismo de Osa, porque la gente empezó a descubrir que el Pacífico Sur tiene todo lo que el turista viene a buscar,  no tanto un turismo de placer, sino más de visita a  bellezas naturales.
No obstante, Sergio Miranda, vicepresidente de dicha cámara, recordó que si bien la oferta de habitaciones creció en los últimos años, después del evento del 11 de setiembre de 2001, bajó la afluencia de extranjeros. «Ahora recién se está normalizando y aún no llega a los niveles de antes de esta fecha».
De acuerdo con la «Investigación de mercado para determinar el gasto turístico del 2001», realizada por la empresa Estadística y Mercadeo, para el Instituto Costarricense de Turismo, el principal destino de los habitantes de San José es Puntarenas y Golfo de Nicoya; mientras que  la segunda opción se llama Península de Osa.
Cifras del ICT muestran que la región recibió un 3.1% del total de turistas extranjeros que visitaron el país el año pasado:
Región                    Visitantes
Valle Central             644.883
Guanacaste                     227.657
Puntarenas e Islas del Golfo   110.581
Pacífico Medio            234.395
Península de Osa               54.368
Caribe norte                   68.305
Puerto Limón              29.223
Caribe sur                     69.137
Zona norte                     182.772
Monteverde                     107.701

Total                          1.729.023

LA ATRACCIÓN DE LAS JOROBADAS
Contrario a su intimidante tamaño, las ballenas jorobadas que frecuentan la costa del Pacífico en la zona sur costarricense, por lo general son mansas.
Esta especie de cetáceos: Megaptera novaeangliae , se ha convertido en una de las principales atracciones naturales de la región que va desde la comunidad de Dominical hasta el Parque Nacional Corcovado, en la Península de Osa.
De acuerdo con el guía naturalista  de esa zona, Néyer Barrantes, las ballenas jorobadas se mantienen frente a dicha costa a lo largo de todo el año, ya que buscan las aguas cálidas del litoral costarricense; mientras en una época se trasladan desde la Antártida (cono sur), en otra provienen de las cercanías de Baja California, en Estados Unidos.
Con frecuencia estas ballenas viajan en grupos de 20 y aprovechan su estadía en aguas nacionales para reproducirse, descansar y limpiar de parásitos (conchas, caracoles y otras adherencias) su cuerpo exterior.
Barrantes, al igual que el fotógrafo Marco Tulio Saborío, insistieron en la necesidad de que los boteros y turistas respeten a las jorobadas. Aconsejan no acercarse a ellas a menos de cien metros, pues podrían inquietarse y -aunque no ha ocurrido- actuar en forma agresiva para defender sus crías.
Saborío ha participado -como fotógrafo- durante varios años en investigaciones internacionales sobre los hábitos migratorios de estos cetáceos y por ello posee entre su colección, numerosas e impresionantes  fotografías tomadas frente al mar de esta región.
Gracias a algunas de sus fotos, se ha logrado comprobar el desplazamiento de miles de kilómetros que hacen estas ballenas por los mares del planeta.

HOTELES

Nombre                         Sitio          Teléfono

Poor mam´s Paradise:   Playa San Josecito 786-7343/383-4209
(mypoormansparadise.com)


Canto de ballenas:        Punta Uvita               743-8085
(www.agroecoturismo.net)

Marenco                   Playa Marenco             258-1919
(www.marencolodge.com)

Eco Manglares             Sierpe                    786-7414
(ecoturism.co.cr/ecomanglares)

Villas Gaia               Playa Tortuga             256-9996
(www.villasgaia.com)

DiuWak                    Dominical      787-0087/223-0853
(www.diuwak.com)

Aguila de Osa             Bahía Drake               296-2190
(www.aguiladeosa.com)

La Cusinga

  • Eduardo Ramírez 
  • País
Notas

Este documento no posee notas.