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Quien asuma el Ministerio de Hacienda deberá replantearse la «alocada» meta de reducir el déficit fiscal tres puntos en un año, en vez de impedir las inversiones del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), afirmó su Presidente Ejecutivo, en entrevista con UNIVERSIDAD.
Pablo Cob: «El ICE no utiliza un sólo cinco del presupuesto nacional, todos sus ingresoso provienen de sus propios servicios».
En el siguiente diálogo, que tuvo lugar el 9 de junio, en su despacho, Pablo Cob, presidente ejecutivo del ICE analiza la reciente crisis que mantuvo en huelga durante más de 20 días al personal de la institución y que llevó a la renuncia del Ministro de Hacienda, Jorge Walter Bolaños.
Ud. afirma que el Gobierno le quiere crear un cerco financiero al ICE para impedir que realice las inversiones necesarias para atender los sistemas de electricidad y de telecomunicaciones. ¿Por qué habría interés en hacer esto?
-A mí me parece que el Ministro de Hacienda se aventuró al plantear una meta fiscal totalmente inalcanzable, arbitraria. Hacienda plantea que en el presente año hay que bajar el déficit fiscal tres puntos, cuando a nivel mundial hay una recesión económica comprobada, cuando la potencia económica más importante del mundo no se sabe si va a tener una reactivación significativa, porque después de los atentados contra las torres gemelas aquellos quedó en una situación de incertidumbre que apenas hasta ahora va reorganizando su economía nuevamente. Con este panorama encima, y con Costa Rica que va siempre «guindando» de esos hechos, ¿cómo plantear una reducción del déficit fiscal de tres puntos? Cuando el propio Presidente de la República, en su discurso inaugural, planteó una reducción de un 1% anual de este déficit, siempre y cuando cumplamos con recolectar impuestos adecuadamente, se mejore significativamente el sistema tributario, se corrija el sistema aduanero y se combata la corrupción allí, y corrijamos ese sistema financiero tan desastroso.
Que el Ministro de Hacienda haya planteado esa reducción tan drástica del déficit fiscal, en ese contexto, ¿lo atribuye Ud. a impericia?
-Absolutamente. A mí me parece que no tuvo idea de lo que estaba planteando, creyó que con lo que tradicionalmente se hacía, que era impedir que las empresas no financieras del Estado, como el ICE, la Caja, el INS, RECOPE, se les impedía invertir y ya está: echaban en el mismo cajón el déficit del Gobierno y del Banco Central, y los superávit que podían producir estas empresas y hacían una sola mezcla -por cierto que esto es una cosa ficticia, inválida totalmente-, y que así llegaban a tener algún resultado. Pero creo que ni impidiendo toda la inversión de estas empresas ni frenando todo el gasto público -habría que paralizar al Estado-, van a lograr esa meta fiscal. Quiero advertirle que el ICE no utiliza un solo cinco del presupuesto nacional, todos sus ingresos provienen de sus propios servicios, no es un «desempleado» sin ingresos, como dijo el ministro de Hacienda, Jorge Walter Bolaños.
Para ese caso, ¿el que no tendría ingresos suficientes sería el Gobierno Central?
-Ese es el gran problema, que al Estado no le alcanzan los impuestos, porque es ineficiente para recogerlos, porque se recauda menos del 50% de lo que se podría, y encima, se condonan, por decreto, impuestos, por ejemplo a las bebidas gaseosas, con lo cual el Estado dejará de percibir ¢17 mil millones. Por supuesto que así no vamos a tener recursos suficientes para subsistir. Llegará el momento cuando habrá que emitir bonos pero para cubrir gastos corrientes, no para inversiones, como lo requiere el ICE. Las inversiones del ICE generan más y mejores servicios, que a la vez producen empleo, reactivan la economía, generan ingresos fiscales para el Estado y ponen a trabajar dineros ociosos que no encuentran en qué invertir en la Bolsa Nacional de Valores.
Porque si no, ocurre que viene TELMEX, de México, que no necesita permiso del Banco Central para captar esos recursos y capta ahorro nacional, para llevárselo a invertir en electricidad y telecomunicaciones en México. Pero al ICE no lo dejan ir a hacer esa captación, que es para construir las centrales telefónicas, las plantas eléctricas que suplen a las empresas y contribuyen al crecimiento económico nacional.
Entonces, quien sustituya al Ministro de Hacienda, va a tener que revisar la cifra de reducción del déficit fiscal programada.
-Eso, para empezar. Y no ponerse esa locura de bajarlo tres puntos de un solo tiro, en un año. Pero, ni siquiera el Plan de Contigencia Fiscal que se planteó el año pasado era algo razonablemente presentado. Los especialistas económicos en la Comisión Mixta tuvieron que rehacer el plan, pues era un desastre. El Ministro que venga ahora primero debe decir qué es lo que piensa hacer, porque no es facilitarse el trabajo diciéndole a las empresas no financieras que le produzcan lo que no tiene porque no se hacen bien las cosas.
El ICE tiene el mandato de darle servicios de electricidad y telecomunicaciones a este país, y hay un Plan Nacional de Desarrollo en el que se establecen las obras que debe hacer, pero le dicen: «No me invierta porque ocupo esa plata para mostrar superávit». Es una locura.
El Ministro de Hacienda no se va porque tenga problemas con el ICE, sino porque se da cuenta de que las metas fiscales que se propuso jamás pueden ser cumplidas. Es más, no sé ni por qué las propuso, cuando el propio Presidente anunció metas más realistas.
¿Qué puede decir sobre los ¢40.000 millones que según el Banco Central no coincidían con lo que el ICE presentó a Hacienda?
-El equipo económico se ha propuesto unas metas fiscales descabelladas e inalcanzables, y entonces cuando quieren calzar todos los resultados, ven dónde pueden cortar. Pero como ven que ni así llegan, se desesperan y empiezan a jugar con cifras y números que nosotros hemos venidos discutiendo con ellos amplia y abiertamente. En febrero, acordamos posponer de las inversiones que teníamos ¢86.000 millones. Dijimos que podíamos llegar a esa posposición sin que se afectaran significativamente las inversiones de la institución, aplazando la mitad, subejecutando entre ¢40.000 y ¢46.000 millones, y pasándolos para el año siguiente. Y que con los otros ¢40.000 millones había que hacer algún tipo de reingeniería, como la que se ha hecho en otros años con ellos. El mismo engaño de meter en una misma canasta de déficit los faltantes del Gobierno, del Banco Central y los resultados del ICE, es lo mismo que en algún momento de las discusiones de setiembre y de febrero surgieron como posibilidades de reingeniería para sacar los números macroeconómicos. Para eso se mencionaron, por ejemplo, los fideicomisos, aunque tuvieran un costo mayor para el ICE, pues los préstamos tradicionales son menos onerosos. O recurrir a que el Banco Nacional pagara a los proveedores este año, en vez de hacerlo nosotros, y el año siguiente le pagamos nosotros al Banco esos ¢40.000 millones.
Eso estuvo claro siempre para ellos. Ellos sabían que si querían déficit cero, teníamos que hacer esto. Por cierto que la fórmula del Fondo Monetario Internacional de 1986, para medir las cifras macroeconómicas, que todavía usan aquí, ya fue variada, en 2001, y el Fondo lo hizo convencido de que la fórmula anterior había causado descalabros económicos y sociales en América Latina. El propio FMI varió la fórmula para registrar de una manera diferente todas las inversiones que el sector público haga. Ahora las calcula en función de la vida útil, lo cual es mucho más justo y razonable. Esta nueva metodología ya se usa en otros países.
¿Qué sucedería si después de que el ICE presente sus balances financieros en los tres formatos pactados en el último acuerdo, el Banco Central volviera a rechazar la emisión de bonos?
-Si se apega a lo que impone la Ley Orgánica del Banco Central, que debe hacer una valoración integral de la condición macroeconómica y monetaria del país, no tienen ninguna opción más que aprobarla. Porque el rol del ICE dentro del Estado costarricense, desde el punto de vista macroeconómico es inobjetable. Y estas inversiones, lejos de generar problema fiscal, van a contribuir de manera significativa a reactivar la economía del país, a generar empleo e infraestructura. Y desde el punto de vista monetario está harto demostrado que tanto en el mercado interno como en el externo, la solución de que el ICE emita bonos es conveniente, pues en ambos hay dinero ocioso, sin que esto produzca un descalabro en la economía. ¿O es será, en el fondo, que le temen a la competencia en este terreno?
El ICE en cifras*
Ingresos corrientes por el sector energía ¢156.600 millones
Ingresos corrientes por el sector telecomunicaciones ¢165.418 millones
Total ¢322.018 millones
Gastos operación, mantenimiento y pago
De deudas ¢224.538 millones
Ingresos menos gastos (o superávit) ¢97.480 millones
Usos varios del superávit ¢37.976 millones
Saldo superavitario total ¢59.504 millones
Inversión cubierta por el saldo superavitario ¢123.843 millones
Inversión a cubrir con financiamiento ¢64.339 millones
Aportes fiscales totales al gobierno:
En 2002 ¢42.219 millones
En lo que va de 2003 ¢71.737 millones
*Correspondientes a 2002. Fuente: Instituto Costarricense de Electricidad.
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