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El debate entre dos visiones de la economía nacional podría llevar a una reestructuración del gabinete.
La «pista libre» que tenía el equipo económico del Gobierno -caracterizado por diversos sectores como neoliberal- parece haber llegado a su fin, tras la salida de los exministros de Hacienda y de la Presidencia, Jorge Walter Bolaños y Rina Contreras, y el nombramiento del diputado Ricardo Toledo en la última cartera -enlace clave con la Asamblea Legislativa y con el conjunto del gabinete. Otro síntoma de este cambio fue la renuncia del exministro Rogelio Pardo, luego de que fuera regañado públicamente por el Presidente por «guiñar el ojo» a un grupo de empresarios con respecto a una posible privatización de Internet.
Fuentes empresariales y sindicales consultadas por UNIVERSIDAD coincidieron en que este cambio está sometiendo al presidente, Abel Pacheco, a una fuerte presión que lo hala en dos sentidos: por una parte, quienes desean un Poder Ejecutivo al que no le «tiemble la mano» para profundizar la apertura del país, incluidas las telecomunicaciones y los sectores financiero y bancario. Esta posición sería apoyada políticamente por las fuerzas tradicionales del bipartidismo -encarnado en los expresidentes Óscar Arias, Miguel Ángel Rodríguez y Rafael Ángel Calderón -, quienes se movilizan para revitalizar sus estructuras políticas y llenar el aparente «vacío» o falta de una «definición» de la administración Pacheco. Del otro lado, están el sector laboral, grupos empresariales y otros sectores sociales.
Pero ¿existe una falta de definición del Gobierno o por el contrario, se trata de una revisión realista del rumbo económico seguido hasta el momento? Para Albino Vargas, secretario general de la Asociación de Empleados Públicos y Privados (ANEP), el replanteamiento de las alianzas por el Presidente se debe a que los sucesos sociales de los últimos meses pusieron al Gobierno «en aprietos.»
En su criterio esto se debe a que «existe una buena articulación de los sectores sociales, que han mostrado gran capacidad de movilización y mayor claridad política, y a que por primera vez en casi 20 años hay una propuesta de país que desafía el proyecto neoliberal.»
Como se recordará, en mayo y junio, el Gobierno enfrentó las huelgas de casi un mes del personal del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) -al que se pedía suspender las inversiones planeadas para el próximo año, para cuadrar las cifras macroeconómicas exigidas por el Fondo Monetario Internacional- y del gremio magisterial, que reclama el pago completo de sus pensiones. En ambos casos, también se confrontaron dos visiones económicas y dos estilos de hacer las cosas: uno que pone el peso en profundizar las reformas económicas hacia la privatización y la apertura comercial, y otro que propone una discusión democrática de la estrategia de desarrollo y demanda que los sectores más privilegiados tributen como deberían. Este último enfoque fue planteado, durante la crisis de junio, por la ANEP, la Cámara de Exportadores Costarricenses (CADEXCO) y el Movimiento Cooperativo, en el proyecto «Hacia la Tercera República».
El lunes 28, UNIVERSIDAD preguntó al presidente de la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones de la Empresa Privada (UCCAEP), Samuel Yankelewitz, cuáles son los principales temas de política económica que interesan a su agrupación. Respondió que «sin duda alguna la reforma fiscal es un problema que debe solucionarse. El gobierno no puede seguir por la senda de gastar por encima de los ingresos que recibe, ya que esto origina déficit fiscales. Al gobierno le queda poco dinero para atender e invertir en otras necesidades urgentes como salud, educación, vivienda, seguridad, infraestructura y apoyo a otros programas sociales. Otros temas importantes tienen que ver con la reforma financiera, la reforma del ICE, el Tratado de Libre Comercio de Centroamérica con Estados Unidos, la flexibilidad laboral y lograr avances concretos en la agenda de competitividad. Para cada uno de estos proyectos, de la mayor importancia es tener claridad del proyecto de país que deseamos los costarricenses, que permita un balance adecuado entre un crecimiento robusto y sostenible con mayor equidad social.»
Como se recordará, el acuerdo por el cual el Gobierno negoció el fin de la huelga del ICE, causó el disgusto inicial de la UCCAEP, cuyos representantes también reaccionaron sin disimulo contra sus colegas de CADEXCO.
El presidente de esta última, el banquero Antonio Burgués Terán, dijo a UNIVERSIDAD: «No apoyamos a los sindicatos en las huelgas, pero creemos en la necesidad de establecer el diálogo con todos los sectores. No entiendo qué susceptibilidades, aparte de la de propiciar el diálogo, hemos tocado, pero parece que hemos abierto una «caja de Pandora» que estaba lista para ser abierta. Para mí ha sido el mejor ejercicio personal de tolerancia que he tenido en mi vida.»
Con las aguas un poco más calmadas, al ser consultado por UNIVERSIDAD, el lunes 28, sobre si las relaciones entre el Gobierno y la UCCAEP, se encontraban deterioradas, Yankelewitz, dijo: «En lo absoluto. La Unión de Cámaras manifestó en su oportunidad públicamente su complacencia al conocer que la huelga del ICE había terminado, sobre todo porque se respetó la independencia del Banco Central para aprobar o no los recursos solicitados por el ICE, de acuerdo con la presentación de la información requerida en este caso en particular.»
El empresario añadió que «como organización representativa del sector productivo, mantenemos los canales de comunicación con el Ejecutivo y con el Legislativo, por los cuales externamos nuestras preocupaciones. Asimismo, presentamos propuestas para que sean consideradas por las instancias correspondientes.»
BARBAS EN REMOJO
Todo indica que el presidente Pacheco tuvo que escoger, y optó por moderar el rumbo y escuchar. De allí las salidas de Bolaños, Contreras y Pardo, el ingreso de Toledo -considerado como «un hombre de la su absoluta confianza-, y la «encerrona» gubernamental en Cartago, que redefinió las prioridades del Gobierno hacia el combate de la pobreza y el desarrollo con mayor equidad.
En este encuentro también se reconoció «que la atención y discusión de los «grandes problemas nacionales» se ha concentrado en un reducido grupo de funcionarios, la mayoría del sector económico. Ante ello, se definió al Consejo de Gobierno como el órgano de análisis y decisión acerca de los grandes temas» (La Nación, 21/06/03).
«Con Toledo se abre una oportunidad para el diálogo y para buscar un camino en el que la estabilidad macroeconómica y el desarrollo humanos vayan de la mano. Esta es la discusión de fondo», dijo a UNIVERSIDAD una fuente empresarial. Y agregó: «Pero si Toledo no entiende la necesidad de ajustar el equipo de gobierno, la crisis puede ser inevitable. Es necesario reestructurar para trabajar en equipo, con visión de política de Estado.»
También se le preguntó al presidente de UCCAEP cómo se sentía su agrupación con la actuación de Ricardo Toledo como Ministro de la Presidencia. «Don Ricardo asumió el Ministerio en un momento crítico y, además, es poco el tiempo que tiene de ejercer ese cargo. Por supuesto que es un interlocutor importante de este gobierno, y en ese sentido dialogaremos con él las veces que sean necesarias», respondió.
Por su parte, el Poder Ejecutivo practicaba el arte del equilibrismo para llevar adelante su rectificación sin ganarse enemistades definitivas. Según Vargas, esto influyó en que el aumento salarial para el sector público no cubriera la inflación, como exigía la ANEP. «A mí me parece que Pacheco está bajo una fuerte presión. Un ejemplo es que la negociación salarial del sector público no salió mejor porque los neoliberales sintieron que era muy peligroso para ellos retroceder más. Alberto Dent se impuso fuertemente, y Ricardo Toledo y Ovidio Pacheco se replegaron», dijo a UNIVERSIDAD.
«LISTA PARA SER ABIERTA»
Pero ¿en qué consiste esa «caja de Pandora» -u olla de presión- lista para ser abierta, a que hizo referencia un empresario nacional? ¿Por qué se considera que por primera vez en 20 años el poder hegemónico es contestado?
Aunque con matices, los sectores críticos coinciden en que es amplio el malestar con la estrategia de crecimiento económico y la forma de hacer política que se inauguró en la década de los 80, con la llegada al país de la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), del gobierno de Estados Unidos, y de su director, Daniel Chaij, con «una bolsa profunda», como la llamó el empresario Richard Beck (ver recuadro «La bolsa de Dan»).
Sumida en una crisis debido al estrangulamiento del Mercado Común Centroamericano, las guerras en Nicaragua y El Salvador, y la deuda externa, Costa Rica fue escogida por el gobierno estadounidense para desarrollarse como una «vitrina» del modelo de privatización y apertura comercial promovido por el recién estrenado «Consenso de Washington».
Y, en resumen, durante la administración Monge, Chaij «regaló», según dijo a UNIVERSIDAD el ministro de Hacienda, Alberto Dent (edición 1534) «un millón de dólares diarios, una donación de casi $1.500 millones». Con dinero y mecanismos que posteriormente se denunciaron como el «Estado paralelo», la AID -en asociación con un equipo de empresarios, economistas y políticos-, presionó para que se aprobaran las reformas legales que permitieron el establecimiento de la banca privada y el libre flujo de dinero (ver el organigrama: «Génesis del modelo»).
Quienes integraron este círculo de asociados jugaron papeles destacados en las administraciones que profundizaron el modelo promovido por Washington. Hoy, nuevas generaciones también se «rotan» cargos en instituciones creadas por la AID o a la cabeza de los ministerios o programas claves. La Fundación CR-USA, controversial por el secreto en que se mantienen sus donaciones al Estado, es una de sus herencias.
Pero quizás la herencia más significativa de la inversión de la AID, es la burguesía financiera que se desarrolló gracias a sus millonarias donaciones y a su «profunda» influencia política. Según explica la periodista Martha Honey, en un libro publicado por la Universidad de Florida, a través de compañías de papel en Panamá, formalizadas para burlar la legislación costarricense de entonces, la AID dio un préstamo de $10 millones a una tasa de interés «regalada» de entre 2% y 3% al recién fundado banco BANEX. Otro banco, COFISA, creado para recibir las donaciones de AID, recibió, entre 1982-82, $10 millones a la misma tasa, más $5 millones en colones a 5% de interés. Y la Corporación Privada de Inversiones (CPI), también creada por la AID, en 1984, recibió una donación de 1$ millón y un préstamo de largo plazo, y de bajo interés, de $20 millones.
Con el tiempo, y según explican sus páginas oficiales en Internet, COFISA se convirtió en parte del que hoy es el Banco Cuscatlán y la CPI del Banco Interfín. Ambos, igual que el banco BANEX, pertenecen a empresarios que formaron parte del «círculo cercano» de Daniel Chaij.
Los sectores más «transnacionalizados» de esta burguesía -como los llamó el sociólogo Carlos Sojo (edición 1530)-, formarían parte de quienes presionan por un Gobierno de «mano dura», porque quisieran proseguir en el camino de convertir a Costa Rica en un «territorio libre de regulaciones», con el peligro creciente de que el país sea utilizado como un «refugio o paraíso fiscal» -como advirtió la economista de la UCR, Anabelle Ulate (edición 1531).
El fracaso del «Consenso de Washington» y la crisis económica en Estados Unidos han contribuido a abrir la «caja de Pandora». En este contexto, para la administración Pacheco democratizar el debate y la toma de decisiones no sería más que un acto de sentido común.
La bolsa de Dan
«En esos años críticos, apareció en Costa Rica una persona con mucha visión y dinamismo y con una bolsa muy profunda (como se suele decir para los que tienen mucho dinero). Esta persona se llama Daniel Chaij y había sido nombrado director de la Agencia Internacional de Desarrollo (AID) en Costa Rica.
Dan, como familiarmente lo llamábamos, tuvo una idea brillante pero no sabía cómo o con quién desarrollarla: crear un organismo privado para fomentar las inversiones extranjeras en proyectos de exportación, para así insertarnos en una economía global de verdad. Dan me contactó y, con algunos compañeros, celebramos reuniones semanales durante casi un año, hasta que logramos concebir un plan y una institución que AID financiaría con un donativo de $11 millones para el año 1983. Así nació la Coalición de Iniciativas para el Desarrollo (CINDE), que hasta el día de hoy ha promovido inversiones por más de US$1.750 y exportaciones anuales por más de US$1.500 millones.»
(Palabras del empresario Richard Beck en la ceremonia de graduación del INCAE, el 25/05/02).
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