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UNIVERSIDAD conversó con el Arzobispo Hugo Barrantes acerca de la última entrevista del asesinado periodista Parmenio Medina y el caso de Radio María, el proceso judicial contra el sacerdote Minor Calvo, las finanzas de la Iglesia Católica y la existencia de una doble moral en el clero. La entrevista se realizó el miércoles 21 en su despacho de la Casa Arzobispal.
La imagen del clero costarricense se ha visto golpeada por el caso de Radio María, los presuntos manejos corruptos del sacerdote Minor Calvo y las denuncias del asesinado periodista Parmenio Medina. ¿Qué puede decir a esto?
-Muchas cosas están por probarse. Lo que hay son indiciados e indicios. Y lo otro es aplicar aquello de que «una golondrina no hace verano». En Costa Rica somos unos 616 sacerdotes, de manera que aun cuando se dieran uno o dos casos, no podemos decir: «El colectivo como tal está afectado y es merecedor de que el pueblo costarricense dude de su valía.» Es sencillamente aquello de que la Iglesia, siendo divina, está constituida por humanos.
Lo otro es el trato que se le dé a la noticia. Si se solo se resaltan los puntos oscuros, podemos estar creando opinión pública totalmente tergiversada. Hay que buscar un equilibrio. Sí, hay mucha gente que se está interrogando: «¿Qué pasa en la Iglesia? ¿Será que la jerarquía tiene los ojos cerrados? ¿Será que en el Seminario no se usa ningún criterio de selección?» Pero creo que a todo eso tenemos respuesta.
Después de que se publicó completa la última entrevista de Parmenio Medina, algunos obispos emitieron un comunicado respaldando al obispo Arrieta. ¿Por qué no lo firmó Ud.?
-No sé por qué no aparece mi firma, pero sí fui consultado y de hecho va a nombre de toda la Conferencia Episcopal. El estilo es que solo firma la Comisión Permanente. Yo lo avalé totalmente, porque a monseñor Arrieta hace casi 50 años lo conocí, fue mi profesor en el Seminario. Y para mí es un hombre de una gran valía. No pongo en duda la persona de monseñor como pastor, como cristiano. Y su honradez no la pongo en duda en lo absoluto. De manera que yo pongo mis manos sobre las brasas a favor de monseñor.
¿Qué hará Ud. diferente del exarzobispo Arrieta a partir de lo ocurrido con Radio María?
-Monseñor Arrieta trató, y lo hizo muy bien, de responder al momento en que él estaba pastoreando. Yo comienzo a hacerlo al inicio de este milenio, aquí en la Arquidiócesis. Lo diferente está en que me he convencido de que la Iglesia debe tener sus propios medios y no debe dar ningún apoyo oficial a algo que sea una empresa privada. Ese es mi criterio. O tiene sus propios medios o no los tiene, pero nunca dar un apoyo moral, como fue en este caso -porque fue moral, en este momento yo estoy convencido-, a una empresa privada.
¿Cómo abordará Ud. la situación actual del sacerdote Minor?
-Resulta que el fuero eclesiástico es independiente. De manera que lo que sucede en un foro civil no me obliga directamente a tomar una medida. Si yo quiero tomarla, tendría que hacer mi propia investigación, por un tribunal eclesiástico. En el caso del padre Minor, yo le he pedido, como una medida de prudencia pastoral, que no celebre sacramentos. Que los reciba, sí, como un cristiano. Porque ya cuando hablan de una pena canónica, de una suspensión «ad divinis» o algo así, tengo que formarme mi juicio a través de un tribunal que yo forme.
¿Y hay alguna investigación interna en este momento?
-No, en absoluto, no hay ningún proceso.
¿Qué le diría Ud. a la gran cantidad de personas católicas que creyeron en Radio María y en el sacerdote Minor y que inclusive les dieron muchísimo dinero?
– Les diría que no hacemos bien cuando confundimos a Jesucristo con un servidor de Él. Si en algún momento alguna gente se fanatizó con el padre Minor o con cualquier otro sacerdote -puede ser con el arzobispo-, se está cometiendo un error.
¿La Iglesia Católica recibió algún dinero de todos los ingresos que tuvo Radio María o de las misas que celebró el sacerdote Minor?
-Para responderle eso tendría que pedirle a mi ecónomo que revise los libros de esa época, a ver si hay algún ingreso de ayuda recibida de Radio María.
Según el OIJ, Radio María recibió m*s de ¢1.000 millones … ¿Ud. todavía no ha preguntado?
-Más de ¢1.000 millones, tal vez Radio María, empresa privada. Pero la Iglesia, que yo sepa, no… Tendría que investigar. Creo que se dice que parte de esa colecta… Pero yo tendría que comprobarlo para responderle.
¿Pero no ha iniciado ninguna investigación económica?
-No, yo podría concretamente investigar eso. Vamos a ver, si vale la pena, yo lo puedo investigar. Se va a los libros y se ve esa época en que se hizo esa actividad en La Sabana, para ver si ingresó algo. Habría que verlo.
Entonces, ¿los ingresos que tuvo Radio María fueron a una empresa privada, no hubo ningún acuerdo entre el sacerdote Minor y entre la Iglesia, sus superiores?
-Nunca. Con la Iglesia oficial, con la Conferencia Episcopal, nunca. Se veía claro: eso era empresa privada. Nunca hubo un acuerdo, ni «nos das un porcentaje», nunca. Jamás se habló de eso mientras yo fui obispo, ni llegó un ofrecimiento de darnos un porcentaje para una obra social o algo.
La Iglesia Católica tiene acciones en la Cervecería Costa Rica. ¿No cree Ud. que la incursión de la Iglesia como empresaria puede tergiversar el espíritu del cristianismo?
-Bueno, yo tendría que investigar m*s eso. Como le decía, hay cosas que yo, como obispo recién llegado a la Conferencia… No conozco en detalle qué es la inversión o cuánto dinero. La verdad es que no podría opinar sobre eso.
¿A quién podemos preguntarle?
-Bueno, aquí el que tiene autoridad, sería el presidente de la Conferencia Episcopal. Pero creo que a él ya se le ha preguntado. Y él es libre de responder o no. Pero yo, no sé de qué exactamente se trata, qué tipo de inversión o cómo es que se maneja todo eso.
¿Y cómo es que se financia la Arquidiócesis?
-Ah, nosotros tenemos nuestra financiación fruto del diezmo, en el cual se ha insistido mucho. Estamos caminando hacia un sistema unificado de contabilidad en la Arquidiócesis, de manera que haya una total eficiencia y transparencia en el manejo de las parroquias. Entre centros de animación y parroquias, hay 150. Estamos pidiendo a todas que, por favor, el diezmo ingrese. Y de allí tomamos para lo administrativo y también para otras cosas, como lo social.
El hecho de que se prohíba a los sacerdotes casarse, o tener relaciones amorosas, ¿no contribuye a que practiquen, algunos, una doble moral? Hay algunos que tienen sus compañeras o sus compañeros.
– No creo que eso contribuya. Siempre está la libertad del ser humano. El que falla como soltero o como célibe, podría fallar también como casado. No le atribuyo al celibato generar este tipo de problemas, escándalos o doble moral. Más bien digo: ¿con qué libertad se asumió el celibato? ¿Y con qué madurez? Pero no se ha logrado comprobar que eso produzca pederastia o abusos de menores. Aquel que es célibe -y esto es en lo que debemos afinar mucho en el Seminario-, que llegue con una plena madurez y libertad a asumir el celibato.
¿Y por qué la Iglesia cree que es mejor que los sacerdotes sean célibes?
-Está inspirado en un texto de Jesucristo. Hay muchos eunucos que nacen eunucos, otros son eunucos por la malicia de los hombres y hay quienes son eunucos por el reino de los cielos. Y Jesús dice: «El que puede entender que entienda.» Con lo cual se da a entender que en la Iglesia hay un carisma, que es el celibato. Pero es un don de Dios.
¿No se puede interpretar que es por desprecio hacia las mujeres? ¿Por qué, si reconocen que las mujeres y los hombres son iguales ante Dios, las mujeres no pueden ser sacerdotisas?
-Nosotros tenemos un argumento histórico, teológico: que no se ha probado que en la Iglesia Católica se hayan dado sacerdotisas.
PERO SÍ DIACONISAS
-Hubo una figura de diaconisa, sí. Pero hay un argumento teológico. Está la Iglesia-esposa y Cristo-esposo, y el sacerdote actúa en nombre de Cristo-esposo y cabeza de la Iglesia. Entonces, se ha sostenido que la voluntad de Dios va por allí. Que sea el varón el que representa más a Cristo-cabeza. Pero eso no margina a la mujer. De hecho siempre mencionamos que la mujer más grande que ha habido en este mundo es la Virgen santísima. Y es que, también, ser sacerdote no es un derecho, es un llamado. Dios llama a quien quiere, y la Iglesia sigue convencida de que Dios llamó solo a varones para ese servicio concreto. Entonces, cuando yo le digo a una mujer: «Ud. no puede ser ordenada sacerdotisa», no le estoy quitando un derecho, porque es un llamado.
Y Uds. saben que Dios no llama a las mujeres.
-Creemos, sí. Lo afirmamos. Es la doctrina de la Iglesia en este momento.
Si se comprobara que el sacerdote Minor actuó corruptamente ¿cómo quedaría ese llamado de Dios?
-Allí entra el gran misterio de la libertad del hombre. No quiero juzgar al padre Minor, pero Judas fue un apóstol llamado, estuvo en la última cena y dio una respuesta negativa. Con esto no estoy comparando al padre Minor con Judas, jamás, no me puedo tomar esa libertad.
¿Quiere agregar algo con respecto al caso de Radio María y el sacerdote Minor?
– Hay una afirmación que ha hecho siempre la Conferencia Episcopal: «Aclárese el caso de Parmenio Medina. Por favor, no se quede esto en el misterio.» La Iglesia confía plenamente en los tribunales civiles. Y lo otro que hemos dicho: «No confundamos algún hijo de la Iglesia con la institución Iglesia.» Si un demócrata falla, no digamos que la democracia es un fracaso.
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