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La gran estafa

Ocurrió  lo que cualquiera que tuviera los pies sobre la tierra sabría que ocurriría: nuestros aguerridos negociadores comerciales -equipo de primerísimo nivel mundial al decir de La Nación- firmaron lo que querían firmar, a la medida de los intereses que representan y que, con tan glamoroso éxito, han sabido defender. Costa Rica y su pueblo son, sin anestesia alguna, los grandes perdedores. El mérito le sea concedido, como corresponde, a don Abel y su corte de megaestrellas.

Ocurrió  lo que cualquiera que tuviera los pies sobre la tierra sabría que ocurriría: nuestros aguerridos negociadores comerciales -equipo de primerísimo nivel mundial al decir de La Nación- firmaron lo que querían firmar, a la medida de los intereses que representan y que, con tan glamoroso éxito, han sabido defender. Costa Rica y su pueblo son, sin anestesia alguna, los grandes perdedores. El mérito le sea concedido, como corresponde, a don Abel y su corte de megaestrellas.
Atrasaron la firma utilizando al ICE y el INS como rehenes para arrancar algunas migajas en lo agropecuario. Plazos, ritmos de desgravación y cuotas de importación y exportación algo más favorables. El conocido plato de lentejas. La jugada política es evidente: minimizar la oposición que pudiera surgir entre productores agropecuarios y, en lo posible, aislar la esperable oposición a la privatización de seguros y telecomunicaciones, confinándola a los respectivos sindicatos.
El engaño debería ser obvio, pero a algunos la temperatura de su sangre se las ha bajado lo suficiente para entumirles las neuronas y la dignidad. Si Estados Unidos no desmantela su inmenso aparato de subsidio, la ruina del sector agropecuario es un hecho irremediable que tan solo se pospone algunos años. Y, en fin, a ver cual es el héroe que logra que los agricultores gringos quieran ceder un gramo de sus privilegios fiscales.
Por lo demás, escuchar a este equipo de venuswilliams y shaquiles lo deja a uno perplejo. Si hemos de creerles, tendríamos que concluir que estas chicas y chicos le arrancaron a Estados Unidos lo que nadie más, en ningún foro concebible (OMC  o tratados con México o Chile incluidos), parece haber sido capaz de obtener. No se afectan las medicinas aunque se anunció un plazo de protección de 5 años para los datos de pruebas. No hay patentes sobre organismos vivos aunque se admitió que se incorporó al acuerdo de la UPOV que, como bien lo saben los conocedores del tema, incorpora regulaciones muy restrictivas en ese sentido. Y ¡albricias! los poderosos capitales estadounidenses solo podrán acogerse a una instancia para la presentación de sus demandas contra el Estado costarricense: o la nacional o la internacional. Es decir, escogerán la internacional que viene siendo poco más o menos como someter a Costa Rica a la legislación estadounidense.
Por lo demás, ya se nos informa que el ICE mantiene el monopolio en aquello que es su «fuerte»: electricidad y telefonía fija. Es decir, lo menos rentable. El negocio más gordo de hoy -celulares- y el más gordo de mañana -Internet- quedan «abiertos» a las transnacionales gringas. Y en seguros todo se «abre»…hasta los seguros de contenido social. Claro que estos solo el INS querrá (si puede) concederlos. Al carajo, queridos y queridas compatriotas, el sistema solidario.
Y así sucesivamente. Malas lenguas dicen que para algunos figurones de la política y el empresariado la negociación agropecuaria de enero culminó que ni mandada a hacer (o precisamente por ello). Por lo demás, está claro que se pasaron la historia de Costa Rica y todos los principios de la democracia por donde mejor se les acomodó.
A ver si tenemos las agallas, el coraje y la dignidad de frenar esta catástrofe.

  • Luis Paulino Vargas
  • Opinión
Democracy
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