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Lorenzo Quinteros: «No creo en el teatro solemne»

El director argentino Lorenzo Quinteros manifestó que espera conformar un buen grupo de trabajo.

El director argentino Lorenzo Quinteros manifestó que espera conformar un buen grupo de trabajo.
«Cuando uno tiene más problemas en el plano real, más necesita del arte,» expresó el director de teatro argentino Lorenzo Quinteros, quien se encuentra en el país para dirigir «Rinoceronte» de Eugene Ionesco.
La obra se estrenará el 15 de abril en el Teatro Nacional.
Quinteros trabajará con la Compañía Nacional de Teatro (CNT) durante tres meses en el montaje de esta pieza que aborda la angustia ante el absurdo de la existencia humana y que dirigirá por primera vez.
Este argentino tiene una reconocida experiencia como actor y director de teatro y una destacada participación como actor de cine en filmes que le han valido varios premios como el Cóndor de Plata al mejor actor, entre otras distinciones.
Además ha sido profesor de actuación y dirección teatral y desde hace 20 años trabaja en estas áreas en su propio estudio.
El teatrista conversó con  UNIVERSIDAD sobre su trabajo y sus experiencias en teatro y cine.


¿Cuál será su trabajo durante su estadía en Costa Rica?

– Consiste en la puesta en escena de «Rinoceronte» de Eugene Ionesco, desde el principio hasta el final cumpliendo con todo el proceso. Durante esta semana que llevo aquí, lo principal fue conocer los espacios, hablar con los técnicos del proyecto, ver actores, armar el elenco, para empezar los ensayos. Es un montaje complicado porque la obra es compleja, una de las grandes de Ionesco, con muchos personajes, diferentes espacios y el contenido tiene planteos de alto volumen desde las preguntas que se hace el ser humano.

¿Qué destaca de «Rinoceronte»?

– Es una obra de gran universalidad, que ha atravesado el muro de las épocas, habló en la época de Ionesco y ahora sigue hablando, sigue diciéndole cosas al ser humano, sigue haciéndole preguntas muy importantes. Es una gran pieza con un lenguaje que siempre fue interesante, un lenguaje elevado y al mismo tiempo gracioso.


Una de las debilidades en el teatro costarricense es la dirección de actores y se espera que usted haga un aporte importante en ese sentido…

– Está dentro de las expectativas, haré todo lo que pueda hasta donde el tiempo me lo permita. Quizá podamos ofrecer algunos seminarios para directores y talleres con actores.

¿Cuáles aspectos considera importante reforzar en los que es dirección de actores?

– Es erróneo decir «dirección de actores en teatro», la dirección teatral es la de la puesta en escena.
Desde luego que hay que dirigir actores, pero no es lo único, conozco directores que se han quedado en eso y el teatro contemporáneo es un teatro que ha convertido los aspectos no verbales en grandes elementos de significación, el espacio, la luz, el ritmo, la gestualidad, no solamente el actor como decidor de textos.
Obviamente tampoco hay que caer en lo contrario, no concibo una buena puesta en escena si el actor está perdido en el escenario.

Usted tiene amplia experiencia en lo que es actuación para cine. ¿Existe la posibilidad de que también imparta talleres para actores de cine?

– La idea es impartir charlas y también pasar algunas películas donde he actuado, lo cual es una forma de conocer a los directores argentinos, el cine en mi país tiene bastante desarrollo,y por suerte trabajé en buenas películas.


En Costa Rica muchos actores de teatro se han interesado por incursionar en el cine…

– La actuación en cine es un tema de mucha complejidad y se va a resolver en la medida en que se haga cine. El actor siempre es el mismo, lo que cambia son las técnicas que tienen que ver con la dimensionalidad de la actuación.


En Costa Rica se empieza reclamar un teatro de m*s calidad y contenido frente a un teatro comercial que ha privilegiado el morbo…

– Esa afirmación hay que hacerla con menos prejuicio, es algo por investigar, no hay que decir que esto o lo otro está mal, hay que preguntar por qué se produce. Si eso está pasando, por algo será. Para mí es difícil hablar de teatro costarricense porque no lo conozco.

¿Qué tipo de teatro le gustar dirigir o actuar?

– En lo que se refiere a los géneros no tengo predilección, me gusta cualquiera, la comedia igual que la tragedia. Tengo algunas inclinaciones hacia el teatro que se cuestiona la condición humana, que ahonda en problemáticas que no sean triviales sino de profundidad, me gusta hacer teatro con mucha elaboración. Tampoco me gusta ser solemne, no creo en el teatro solemne.

¿Qué consejo le daría a personas jóvenes que están comenzando a estudiar teatro?

– Les diría que hagan lo que quieran, lo que desean, que trabajen a partir del deseo, que no le pregunten a ningún viejo como yo lo que deben hacer. El arte es algo que se inventa todos los días, no es algo que está hecho y que haya que repetir, eso es una mentira  de los catedráticos que quieren vivir de eso.

El absurdo de existir
Salvarse de ser un rinoceronte es el propósito de un hombre que está encerrado en una habitación y que se ha quedado solo frente al espejo para ver la realidad como es. Todos los demás son rinocerontes. Él es el último hombre.
Este es el dilema que vive uno de los personajes principales de la obra Rinoceronte de Eugene Ionesco, que se entrena el 15 de abril en el Teatro Nacional, dirigida por Lorenzo Quinteros.
La semana pasada arrancaron los ensayos de la obra, que luego de cuatro presentaciones en el TN tendrá una temporada de 26 funciones en el Teatro de La Aduana confirmó el director del TN, Samuel Rovinsky.
Eugene Ionesco (1912-1994) es considerado el máximo exponente del teatro del absurdo. Este autor se destaca porque rompió con todas las convenciones con su «antiteatro»  y con una obra que pone a prueba la construcción del yo y de la sociedad.
Con esta pieza el espectador tendrá que cuestionarse eso que llaman «el cumplimiento del deber como ser humano»

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