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La necesidad de los grandes cambios

Nuestro planeta está enfermo y requiere ayuda urgente.  Está enfermo por la crisis ambiental,  las guerras, la pobreza y la injusticia. Está enfermo porque hemos hecho del dinero nuestro Dios y pretendemos valorarlo  todo económicamente, enfermo porque nos hemos insensibilizado en nuestra relación con nuestros semejantes y  con la naturaleza.

Nuestro planeta está enfermo y requiere ayuda urgente.  Está enfermo por la crisis ambiental,  las guerras, la pobreza y la injusticia. Está enfermo porque hemos hecho del dinero nuestro Dios y pretendemos valorarlo  todo económicamente, enfermo porque nos hemos insensibilizado en nuestra relación con nuestros semejantes y  con la naturaleza.
Esa ayuda que requiere el planeta son los grandes cambios.  Usualmente nos da temor hablar de grandes cambios, y a los que lo hacemos nos llaman radicales y extremistas. Pero como dice la frase:   «a grandes  males grandes remedios», y  solamente a través de esos cambios radicales  lograremos revertir la tendencia destructiva que lleva el  planeta.
Muchas de las acciones actuales para mitigar o reducir los efectos ambientales o mejorar el nivel de vida en el mundo no son más que paliativos  insuficientes. Hacen  falta cambios profundos, en la estructura socio-política mundial y en la naturaleza y conciencia de los seres humanos.
Algunos  en forma  derrotista dicen que ya es poco  lo que podemos hacer. Esto es cierto si se piensa en  la continuidad de ese modelo  economicista y  de libre  competencia, y es poco lo que podríamos hacer porque ya seríamos presa de esos esquemas mentales tan destructivos.  Pero si pensamos en otro modelo de sociedad, la situación puede empezar a revertirse desde ahora con miras al  futuro.
Pero eso significa atreverse,  enfrentarse al sistema y proponer otros esquemas. Significa, como  dice la canción de R.Blades,  no ser :  «gente que perdió por comodidad, su  razón de ser y su  libertad».  Significa ser radical,  y  eso no es fácil ya que la mayoría no quiere nadar contra corriente.
Ese nuevo modelo de desarrollo deberá concretar  cambios radicales en la distribución de la riqueza  y los niveles de cooperación internacional,  respeto máximo al  entorno natural y cultural, modelos de solidaridad en  vez de modelos competitivos, abolición de los ejércitos,  tecnologías limpias,  desarrollo mental y   espiritual.  La gran pregunta  es:  ¿como lograr  ese estado maravilloso e   ideal?
La respuesta  podría estar en  el crecimiento  personal.  Dicen que los  cambios a nivel global  empiezan por cambios en los individuos. Debemos  primero  cambiar nosotros mismos,  buscar la paz y la armonía interior, lo esencial, simplificar nuestras vidas  y a partir de esa transformación  personal, se irá produciendo, por ejemplo o por proyección energética, ese gran cambio a nivel planetario.
Como parte de esa transformación individual,  deberíamos modificar  la percepción y  relación que tenemos con los seres  que nos rodean, tanto humanos como  no-humanos, y empezar a sentir y vibrar en forma diferente, a ser uno con la naturaleza,  a respetar su encanto y  su magia. Sería una revolución  hacia  sentimientos y percepciones muy elevadas de nosotros y de nuestro entorno.
Bienvenidos  los soñadores e idealistas, los que se atreven,  los que no son rebaño,  los que soportan el desprecio por su ideas y en su soledad encuentran fortaleza, pero sobre todo los que  entienden  como dijo Gandhi,  que independiente del resultado,  un esfuerzo total  ya es una  victoria completa.
No deberíamos temer tanto a proponer  los grandes cambios,  aunque no veamos resultados inmediatos, ya llegará su tiempo, dicen que no hay nada más poderoso  que una idea cuando le ha llegado su tiempo.  Atrevámonos a plantear y luchar por esos grandes cambios, soñemos y trabajemos por cumplir esos sueños.  La humanidad y el planeta depende de ello.

  • Rolando Portilla Pastor
  • Opinión
Extremist
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