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Entrevista con Juan Villoro «La ciudad de MÚxico es un vÚrtigo horizontal»

Nueva York. El escritor Juan Villoro es un hombre delgadâsimo, alto, de barba completa y manos de niöo. Habla con voz de locutor de jazz y provoca la risa sin sonreir, la duda sin preguntar, la emoci÷n sin desgaöitar. Su humor es de los finos, porque es una combinaci÷n de cosquillas con ironâas. «Instalar tuberâas en la ciudad de MÚxico es una forma secundaria de la arqueologâa, porque al abrir un hoyo puede aparecer el escal÷n de una pir½mide», dice laberânticamente.

Nueva York. El escritor Juan Villoro es un hombre delgadâsimo, alto, de barba completa y manos de niöo. Habla con voz de locutor de jazz y provoca la risa sin sonreir, la duda sin preguntar, la emoci÷n sin desgaöitar. Su humor es de los finos, porque es una combinaci÷n de cosquillas con ironâas. «Instalar tuberâas en la ciudad de MÚxico es una forma secundaria de la arqueologâa, porque al abrir un hoyo puede aparecer el escal÷n de una pir½mide», dice laberânticamente.
Es soci÷logo pero tambiÚn es periodista y traductor de alem½n. Fue director de La Jornada Semanal y actualmente vive en Barcelona. Ha su haber tiene libros para niöos, dos novelas y una variada geografâa de artâculos periodâsticos. Confiesa que est½ escribiendo «El vÚrtigo horizontal», un ensayo narrativo con memorias y entrevistas sobre una de sus mayores obsesiones… la ciudad de MÚxico, esa gran urbe horizontal que se diferencia de las junglas verticales de cemento, aquellas que crecen hacia lo alto, erizadas de rascacielos. La posmoderna Tenochtitl½n, a juicio de Villoro, es m½s bien un laberinto horizontal, que crece hacia lo largo y hacia lo ancho devorando sus propias fronteras, como una orilla constante, en lo que pareciera un ocÚano inabarcable donde uno se podrâa perder para siempre. «Somos demasiados pero no sabemos cu½ntos somos», bromea. Este escritor revela que est½ a punto de concluir su tercer novela, de la que se reserva los detalles. Hace pocos dâas ofreci÷ una conferencia en la Universidad de Nueva York (NYU) donde su humildad hizo alarde. DespuÚs de deleitar a un pequeöo auditorio, contest÷ estas y otras preguntas con el picante condimento de su ingenio latinoamericano. A continuaci÷n algunas de sus ideas: -ËCu*l serâa el peor Apocalipsis que podrâa tener MÚxico…? -El apocalipsis ya pas÷, los mexicanos no tenemos apocalipsis a la vista. Lo fant½stico es que no sabemos cu½l fue. Quedamos muy mal parados, pero sobrevivimos. Como decimos en el argot de la ciudad de MÚxico «estuvo duro, pero la libramos…». -ËQuiÚn serâa el equivalente mexicano de George W. Bush? -Por fortuna, nadie. -ËCu½l serâa la mejor met½fora para describir a la ciudad de MÚxico? -El ocÚano inabarcable, el vertigo horizontal. -ËQuÚ dimensi÷n tiene la ciudad de MÚxico? -Es una megal÷polis, es una asamblea de ciudades, es una suerte de metr÷poli n÷mada que ha ido migrando al interior de sâ misma. Es una ciudad desparramada sin una orilla definida. -ËC÷mo definirâa allâ al espacio y al tiempo?… -La ciudad de MÚxico tiene tiempos cruzados y ha encontrado ciertos espacios para mezclar esos tiempos. La ciudad incluye en su interior lo que Foucault llama heterotopias, es decir, espacios que no se sustraen del espacio circundante, pero que son distintos. Uno de ellos es el sistema de transporte colectivo, el metro. El metro es una ciudad distinta, cada dâa transporta cinco millones de viajeros. -ËPodrâa darnos una pizca de su libro inÚdito sobre MÚxico? -Estoy trabajando desde hace algunos aöos en un posible libro, cuyo tâtulo de trabajo es «El vÚrtigo horizontal», que trata de abarcar a la ciudad de MÚxico, analizada desde el punto de vista de un narrador, pero involucrando reflexiones que no necesariamente provienen de la ficci÷n, sino de la antropologâa de la cultura, del urbanismo y de la sociologâa. Es un ensayo narrativo. -ËEs MÚxico una ciudad donde la brþjula no tiene sentido? -Salvo algunas coordenadas bastante reconocibles, como la Basâlica de Guadalupe, el estadio Azteca o el Museo de Antropologâa, hay muchâsimas colonias y barrios que son inextricables. Los taxistas suelen decirle al pasajero como primera frase de conversaci÷n «usted me dice por d÷nde». Ellos presuponen que no tienen por quÚ saber a d÷nde van, porque nadie puede memorizar las coordenadas de una ciudad como la nuestra… hay 179 calles que se llaman Zapata. -ËCu½l es el mexicanismo con el que m½s se identifica? -La expresi÷n «çni modo!». Este mexicanismo quiere decir que nos podemos congraciar bastante bien con la fatalidad. -ËA quiÚn considera el mejor soci÷logo de la historia? -Por su teorâa, el que m½s me gusta es Max Webber. Pero posiblemente en la pr½ctica, el que m½s ha tenido injerencia es Maquiavelo. -ËCu½ndo supo que su vida era la literatura? -Cuando leâ una novela del escritor mexicano JosÚ Agustân que se llama «De perfil», que trata de un adolescente en las vacaciones entre la secundaria y la preparatoria. Y yo precisamente estaba en las vacaciones entre la secundaria y la preparatoria, y me pareci÷ un libro espejo, yo me reflejaba, me sentâ atrapado. -ËQuÚ le regalarâa al escritor Julio Cort½zar en su centenario? -Una trompeta para que tocara jazz. -ËPagarâa por entrar a un museo en memoria del conquistador espaöol Hern½n CortÚs? -Sâ, por supuesto que sâ. Yo creo que es un absurdo pensar que los mexicanos solo somos aztecas. Los mexicanos somos la fusi÷n complicadâsima de muchas culturas y una de ellas es la cultura espaöola. -ËPor quiÚn brindarâa en el malec÷n de La Habana? -Por las mulatas y por los grandes peloteros del beisbol cubano. -ËC÷mo contrarrestar la tendencia periodâstica de los programas de chismes? -Teniendo m½s amigos. Porque si tienes m½s amigos, tienes tus propios chismes. -ËCu½l es la mejor hora para escribir? -Para mâ, la maöana, como empleado de banco… de ocho de la maöana a dos de la tarde. -ËEl mayor placer terrenal? -El amor, aunque no sea correspondido. -ËQuiÚn es el politico que m½s lo ha asombrado? -Por su capacidad de ridâculo, Ronald Reagan. -ËCu½les son los valores que dominan en la humanidad? -Vivimos los valores pragm½ticos triunfalistas, la meritocracia, el «exitismo», es decir, todo lo que nos incita a competir unos contra otros. Pero la lecci÷n para sobrevivir y resistir a todo esto es entender que lo que normalmente se toma como victoria es una derrota y viceversa.

  • Núfer Muñoz
  • Los Libros
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