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Como si el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos semejara un vehículo que se queda en neutro («enclochado»), el mandatario Abel Pacheco parece que esperará a ver cuál sector del país empuja más fuerte, antes de tomar la decisión de enviarlo a discusión en la Asamblea Legislativa.
Con su anuncio -la semana pasada- de que no sabía si enviaría este año el proyecto del TLC a discusión del plenario legislativo, el presidente Pacheco generó con su indecisión una polémica entre diversos sectores y dejó en evidencia que su equipo de gobierno no tiene una posición unificada sobre cuándo es la mejor fecha.
Lo anterior, por cuanto el gobernante dio a entender el 6 de julio que no estaba seguro de que mandaría este año el TLC a la Asamblea Legislativa y ante los cuestionamientos del sector empresarial, el miércoles 7, expresó con su acostumbrado juego de palabras que lo enviaría «a la brevedad posible».
Sin embargo, su ministro de Comercio Exterior -Alberto Trejos- ese mismo día y mientras lo acompañaba en la actividad de una empresa de bebidas, anunció que el envío del proyecto a los legisladores sería en agosto. Un día después Pacheco negó tal fecha y la mala interpretación la atribuyó a un diario nacional.
Pacheco y Trejos se reunieron esa misma tarde en la Casa Presidencial y al terminar la cita dejaron ver que las contradicciones a lo interno del gabinete no pasarían a más, aunque el mandatario advirtió que antes de mandar el TLC a los diputados, deberá ser aprobado el proyecto de reforma fiscal.
La reacción presidencial acerca del TLC se dio tras una reunión con dos senadores estadounidenses republicanos, quienes aseguraron que difícilmente su país lo aprobaría durante el presente año, en razón del proceso de elecciones nacionales que culminan en noviembre.
UNIVERSIDAD consultó a varios analistas para que se refirieran a los aspectos políticos y económicos que influyeron para que el presidente Pacheco mostrara la semana pasada una conducta veleidosa -bastante común en él-, esta vez en torno al TLC.
PUGNA DE SECTORES
Para el secretario general de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP) -Albino Vargas-, lo ocurrido tiene explicación en la fuerte pugna que hay entre los sectores empresariales y del gobierno, para forzar el trámite del TLC sin tomar en cuenta la coyuntura electoral de Estados Unidos.
En su opinión, estos grupos (UCCAEP, Óscar Arias, La Nación) desean que dicho acuerdo se discuta cuanto antes acá, para tener «la cancha limpia» y así evitar que se quede su discusión para el próximo año, cuando arrancará la lucha electoral en Costa Rica y se complicaría su análisis en la Asamblea Legislativa.
Para el sociólogo José Luis Vega Carballo, el presidente Pacheco «es un prisionero de su gabinete económico y de los círculos empresariales, que le imponen la visión y los procedimientos que debe seguir, en contraposición de los intereses de los demás sectores que componen la sociedad costarricense y eso es lo que va a producir una reacción contra el tratado mayor a la del combo del ICE».
Esta valoración es compartida por el dirigente de la ANEP, quien estima que la coalición de resistencia contra el TLC aumenta y una parte del equipo social del gobierno le ha recomendado a Pacheco esperar a que se defina el panorama político en Estados Unidos. Además, «hay una solidez argumental contra el TLC que tiene más calidad que el recetario del COMEX», puntualizó.
Mientras tanto, Juan Francisco Montealegre -miembro de la recién creada Cámara de Empresarios pro Costa Rica y del grupo Tercera República- aseveró que gran parte de la oposición al TLC es culpa de las cámara tradicionales, las cuales lo presentaron como «la pomada canaria» y para la población esto significa una «agarrada de chancho».
Asimismo -añadió- cometieron el error de calificar de enemigo a todas aquellas personas o grupos que criticaran el proyecto.
De acuerdo con Montealegre, Pacheco dejará que empresarios y sindicatos se enfrenten por el TLC, y mientras él los observa pelear -como buen aficionado al boxeo que es-, tampoco enviaría este año el tratado a discusión de la Asamblea Legislativa.
POSIBLE CONFRONTACIÓN
Por su parte, Marco Vinicio Ruiz – representante por el sector privado en el Consejo Nacional Empresarial de Negociaciones Comerciales entre Centroamérica y Estados Unidos (CONCAUSA)- comentó que la decisión del mandatario tomó a los empresarios por sorpresa, sobre todo cuando los acusa de no ayudarle.
Según Ruiz, entiende que la aprobación de las reformas fiscales urgen; pero, el abandono por parte de los empresarios que reclama el Presidente, se debe a que él ve en la prensa muchas críticas contra el TLC y pocas opiniones en favor, y por eso quiere que participen más en la lucha.
Añadió que llegó el momento para que la Asamblea Legislativa estudie el TLC, sin importar el desenlace político en Estados Unidos.
Ruiz cuestionó que grupos como la ANEPP y el Frente Interno de Trabajadores (FIT) del Instituto Costarricense de Electricidad, buscan paralizar y generar un clima de confrontación. «No creemos que el país deba enfrentar una polarización», manifestó.
«Yo no quiero verme como Venezuela: con pancartas, porque hay algunos empresarios que están con sus trabajadores en las calles. Creo que estamos muy lejos de eso, pero nuestros trabajadores solidaristas ya hicieron un congreso y se pronunciaron en favor del TLC. Si en algún momento esa es la solución, habrá que aplicarla; espero no llegar a eso», advirtió.
En este sentido, el director de la Maestría en Planificación Económica de la Universidad Nacional -Henry Mora- expresó que aunque hay sectores dentro del mismo gobierno que tratan de evitar una confrontación social, hay otros «duros» como el COMEX y la Unión de Cámaras, que dicen que el TLC irá contra viento y marea.
Mora reprochó que en muchos casos para evitar resistencias contra el TLC, algunos piensan que la forma más barata de conseguir su objetivo es mediante la compra de conciencias, a través de distintos ofrecimientos y del «festín de recursos» que harían con los fondos de un préstamo que daría el Banco Interamericano de Desarrollo para promover la competitividad.
«La estrategia de los ministros de comercio exterior de Centroamérica -con respecto al TLC- es clara: independientemente de que el tratado sea aprobado por Estados Unidos, Centroamérica debe aprobarlo primero», con la esperanza de que después los congresistas estadounidenses no los dejarán desamparados y lo aprobarán, precisó el economista.
Pese a las objeciones que pueda hacerle el Presidente al Tratado, difícilmente desatenderá las presiones de los grupos empresariales del país, destacó Mora.
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