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Lara Ríos: El humor estimula a los niños

Marilyn Echeverría adoptó el seudónimo de Lara Ríos desde su primer libro, «Algodón de Azúcar», publicado en 1976.

Marilyn Echeverría adoptó el seudónimo de Lara Ríos desde su primer libro, «Algodón de Azúcar», publicado en 1976.
Con libros como «Pantalones Cortos» y «Mo», Lara Ríos se ha convertido en una de las principales voces de la literatura infantil en Costa Rica. Su trabajo en este campo también incluye la fundación y presidencia del Instituto de Literatura Infantil y Juvenil (ILIJ), dedicado a la difusión del hábito de la lectura en la infancia.

El próximo 11 de noviembre, Ríos será homenajeada no sólo por su trayectoria, sino por la presentación de su nuevo libro, «Las Aventuras de Dora la Lora y Chico Perico», además de la versión francesa de «La música de Paul».

La escritora conversó con UNIVERSIDAD sobre la literatura y su carrera.


¿Qué características son necesarias en un texto literario dirigido a niños y niñas?

– Depende de la edad del infante. A veces los libros atraen mucho al público infantil por la portada y demás ilustraciones, así que es muy importante. Tiene que haber un poco de teatro a la hora de leer el cuento, una maestra que lo narre todo corrido no sirve. Hay que cambiar la voz para cada personaje, ya que el niño tiene la imaginación pobre, hay que estimular a través de títeres o muñecos, así la estimula y más adelante podrá crear. Un niño o niña que crece sin ese tipo de estímulos, que sólo ve televisión, está completamente entregado, no hay un trabajo imaginativo, como leer un cuento o escucharlo narrado.



Dice que los niños y niñas tienen la imaginación pobre, ¿no es más bien al contrario?

– El niño tiene que ser estimulado con imaginación. Quien ya lee tiene una imaginación muy rica y puede crear sus propias imágenes, pero al principio necesitan diferentes estímulos. A mis nietos les escondía confites y les hablaba de enanos: «Mirá, ahí va el enano». Un niño que no lee en un futuro va a ser muy pobre en creación.



¿Cómo lograr que la infancia adopte hábitos de lectura ante el predominio de la televisión?

-El hábito hay que crearlo, siempre recomiendo que antes de acostarse lean al menos una página de un libro, pero depende mucho de los padres, madres y maestros. He conocido docentes que no leen nada.



¿Hasta qué punto la literatura infantil tiene que ser políticamente correcta?

-La palabra cabécar para papá es «kaga», así que en mi libro Mo, que tiene que ver con los cabécares, maté al papá en la primera página. Me pareció que iba a una burla cada vez que dijeran la palabra, pues a los niños les fascinan ese tipo de palabrillas y les quita atención a la lectura, no porque no pueda estar ahí, sino porque molesta estéticamente.



¿El lenguaje determina el texto?

-No. «Kaga» no me determinó el texto, simplemente no me gustó para el libro. Usar una palabra no me hace un círculo para escribir.

La función de la literatura infantil puede ser formativa o lúdica. Están tratando de quitar la moraleja, que antes estaba siempre presente en las fábulas. Considero que se puede decir mae y carajo, pero sin abusar.



¿Cuáles considera sus principales influencias literarias?

-Corazón, de Edmundo de Amicis, Las Mil y Una Noches, el Quijote, todas las obras de Grimm, de Andersen. Me impresionó mucho El Patito Feo.



Desde el primer momento en que escribió, a sus nueve años, afloró la presión de ser nieta de Aquileo Echeverría, ¿obedece la adopción de su seudónimo a la intención de liberarse de esa presión?

-Muy posiblemente, tal vez de manera inconsciente yo quería hacerme sola. Pero principalmente porque mi nombre es fatal para los chiquillos, Marilyn Echeverría Zürcher. Estuve feliz de tener un seudónimo para no cargar el Echeverría que pesa.



¿Sintió ese peso a lo largo de su carrera?

– Sentí una gran responsabilidad de escribir bien. No sé si lo he logrado, pero he puesto todo mi empeño en escribir lo mejor que he podido para no dejar mal al abuelo. Ha sido un compromiso entre mi abuelo y yo. No lo conocí, pero he leído mucho su obra. Creo que heredé la parte humorística de su trabajo, no le llego ni al tobillo pero siento que por ahí salió mi vena literaria. Me disgusta escribir cosas trágicas, siempre trato de meter el humor.



¿Qué influencia tiene en el trabajo que ha desarrollado la figura de Joaquín Gutiérrez?

– Muy grande. Cuando él leyó el borrador de «Algodón de Azúcar», el primer libro que escribí, me motivó a enviarlo a la Editorial Costa Rica a participar en el Certamen Carmen Lira. Para mí don Joaquín era como otro abuelo, porque fue realmente quien me empujó a escribir. También vio el texto de «Pantalones Cortos».



Usted ha practicado la talla en madera y la pintura, ¿han influenciado estas actividades su trabajo literario?

-Cuando pinto no puedo escribir y cuando escribo no puedo pintar. Tal vez la pintura me ha dado una sensibilidad para describir ambientes y colores en los textos literarios, pero me gusta mucho escribir con diálogos, es más rico.



¿A qué atribuye el éxito y gran difusión que ha tenido «Pantalones Cortos»?

-Primero que todo, es una obra que retrata a la familia. Yo tengo un hijo que es hiperactivo con déficit atencional. Comencé a recibir mensajes negativos de cosas que hacía en el colegio, como robarse las guayabas. Cuando ya tuve muchos de esos mensajes acumulados, realicé una selección y decidí hacer un libro. Así, el libro es muy creíble, porque es vivencial. Además tiene humor, a los chiquillos les fascina eso y a mí también me encanta escribir así. Sacarle una sonrisa a un niño es una delicia. Se identifican con el libro porque tiene humor y porque algunos también han sido así de inquietos, así que se reconocen en los personajes.



¿Cómo se podría escribir un libro para niños que explique las circunstancias actuales del país, como los casos de corrupción?

-A los niños y niñas hay que enseñarles valores a como haya lugar, puede que la situación del país sirva para ello, si uno lo presenta de una manera apropiada. Niños, niñas y jóvenes están horrorizados con esta cantidad de robos y con la situación del país, pierden la fe en la política; hay que reforzar los valores, ellos son las bases de nuestro país y tienen que tomar ejemplo de todo esto para no hacerlo, que en un futuro tengan presente en su mente y conciencia que la persona debe ser íntegra y honrada, que mental y espiritualmente la persona tiene que estar con Dios.



«Pantalones Cortos», «Pantalones Largos» y «Mo» son textos que requirieron investigación para ser producidos, ¿qué tan importante es para la literatura infantil esa base fáctica?

-Yo no podría haber escrito «Mo» desde Los Yoses, tenía que ir directamente a averiguar sobre la vida de los cabécares, quería hablar con un chamán para conocer su magia. En todo lo que escribo me tengo que basar en algo real. El próximo libro, Dora la Lora y Chico Perico, trata de discapacidades y se basa en niños de la vida real, siempre con humor.



Luego de «La música de Paul» usted declaró el fin de su carrera de escritora, ¿a qué obedece su regreso?

– Mi enfermedad, el síndrome de Tourette, me impide hablar fuerte e ir a las escuelas, me retraje y pensé que la imaginación se me iba. Además que no podía volver a escribir, porque es una condición neurológica.

Antes me surgían los duendes y las hadas, ahora estoy escribiendo literatura diferente, poesía, mi autobiografía y Dora la Lora y Chico Perico, que es más realista.



¿Cómo nació la idea y cómo trabajó este último libro?

-En una librería en Miami me pidieron que escribiera un libro que se ocupara de algunas discapacidades, para que niños y niñas en esa condición se pudieran identificar. Empecé con un no vidente que me contó su historia, luego un niño que también tiene síndrome de Tourette, unos nietos que son hiperactivos y con déficit atencional. También hay un caso de parálisis cerebral.

Mi carrera ha hecho un círculo, empecé escribiendo poesía y la he retomado; con «Pantalones Cortos» traté una discapacidad y vuelvo sobre ello con este próximo libro.

Su obra
Entre los libros escritos por Lara Ríos, destacan Algodón de Azúcar, poemario con que ganó el Premio Carmen Lyra en 1975; Pantalones Cortos (1982); Verano de Colores (1990); Mo (1992), con el que ingresó a la lista de honor de la Organización Internacional de Libros para Personas Jóvenes; Pantalones Largos (1993); El Círculo del fuego blanco (2000) y La Música de Paul (2002), entre otros.

La presentación del nuevo libro de Lara Ríos es organizada por la revista digital Clubdelibros.com y tendrá lugar el 11 de noviembre a las 7 p.m. en el Instituto de México.

  • Alonso Chaves 
  • Cultura
Carmen LyraJoaquín GutiérrezMilitantes del PCCR
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