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La herencia de don Pepe

Oscar Arias no tiene autoridad moral para hablar de la herencia de don Pepe.

Oscar Arias no tiene autoridad moral para hablar de la herencia de don Pepe.
A raíz del escándalo por las generosas donaciones de Alcatel y de las comisiones derivadas del préstamo finlandés, se ha desatado un moralismo hipócrita y entonces pareciera que cualquiera puede asumir posiciones heroicas en cuanto a ese tema se refiere. Hay que tener mucho cuidado con lo que está sucediendo en el país porque los  hechos podrían tener más de fondo y no reducirse solo al tema de la corrupción.
También hay que diferenciar y sopesar  que la corrupción no solamente  es «premiar» económicamente como fue el caso de Alcatel. Corrupción también es utilizar argumentos falaces para confundir ideológicamente a los pueblos e implantar  modelos excluyentes, promover las  privatizaciones o aprovechar posiciones políticas para influir y participar en negocios con el Estado.

El argumento falaz de los neoliberales a lo largo de estos años, desde la administración de Oscar Arias Sánchez hasta la de Abel Pacheco, ha tenido consecuencias más  dañinas para nuestro país que las decenas de millones de dólares entregados como premios y donaciones.

Por eso cuando en el periódico La Nación del día 27 de octubre de 2004, el expresidente Oscar Arias Sánchez, a raíz de la relación de Figueres Olsen con la empresa Alcatel, dice sentirse dolido y califica ese acto  de traición a los ideales del partido y a la herencia de don Pepe, y pide a las estructuras del partido la expulsión del expresidente José María Figueres, no queda más que el asombro ante esta posición oportunista de Arias Sánchez.

¿A cuáles ideales del partido se refiere, si precisamente fue en su gobierno cuando se empezó a destruir la principal herencia de don Pepe, que fue el ICE? Recordemos que fue en esa administración de Oscar Arias cuando se privatizó la telefonía celular, entregada a Millicom con el ilegal decreto N° 268, firmado por él a finales de 1987. Fue también en su gobierno cuando se trató de privatizar todo el sector de telecomunicaciones con el proyecto ECOTEL, promocionado desde la Presidencia de la República.

¿De cuál herencia habla  Arias cuando en la administración de José María Figueres Olsen, él junto con Eduardo Lizano se convirtieron en los principales ideólogos  de la privatización y venta de activos del Estado para pagar la deuda interna utilizando el falaz argumento de que era necesario «privatizar para abolir la ignorancia»? De nuevo aquí enfiló las baterías contra el ICE, específicamente contra el sector de telecomunicaciones para destruir la herencia de don Pepe.

En la administración del expresidente Miguel Angel Rodríguez los ideales del PLN y la herencia de don Pepe se fueron por el tragadero ideológico cuando ese partido apoyó y aprobó el «combo energético», proyecto privatizador impulsado por el gobierno y apoyado por Oscar Arias.

Una vez que las organizaciones sociales detuvieron esa maniobra privatizadora, para lo que sí sirvió la herencia de Don Pepe, el ICE, fue para que su hermano Rodrigo Arias, siendo asesor del presidente Abel Pacheco firmara un contrato, moral y políticamente inaceptable de venta de energía del Ingenio Taboga S.A. , -propiedad de los hermanos Arias-, con el  ICE.

Hoy, el PLN es un cascarón ideológico, pero la principal herencia de don Pepe, el ICE, permanece porque ha sido defendida de la obsesión privatizadora de algunos que como Oscar Arias Sánchez han persistido por años en su privatización.





Miembro de la Comisión Nacional de Enlace (CNE)

  • Ing. Ricardo Segura Ballar
  • Opinión
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