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Pasión y honor se conjugan en la obra de Puccini «Madame Butterfly».
La tragedia de «Madame Butterfly» será interpretada por dos elencos, uno nacional y otro extranjero, a partir del 29 de julio en el Teatro Nacional, en lo que constituye una ambiciosa producción de la Compañía Lírica Nacional.
Considerada como una de las obras más célebres de Giacomo Puccini, la obra cautiva por la pasión, el amor, el engaño, la traición y la muerte que en ella se dan cita a lo largo de los dos actos en que se desarrolla.
La dirección musical de «Madame Butterfly», que tiene un costo de ¢60 millones, estará a cargo del director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional, el japonés Chosei Komatsu.
La pieza será representada en el marco del festival japonés 2005, que festejará los 70 años de relaciones diplomáticas entre Costa Rica y Japón.
La representación de la ópera estará a cargo de dos elencos, uno nacional y otro internacional. El primero interpretará tres de las nueve funciones.
El internacional estará encabezado por la soprano nipona Mami Koshigoe, quien interpretará el papel de Cio-cio-san o Butterfly, mientras que la mezo-soprano, también japonesa, será Kazuko Nagal, y ella hará el personaje de Suzuki, la sirvienta de la geisha.
El tenor Scott Piper interpretará a Benjamín Franklin Pinkerton, el teniente de la fuerza naval estadounidense que enamora y luego traiciona a Madame Butterfly.
El barítono costarricense Guido Lebrón, quien actuó el año pasado en Rigoletto, hará el papel del cónsul Sharpless.
El grupo nacional que interpretará la obra lo conforman, entre otros, la soprano Anayanci Quirós (como Cio-cio-san), la mezo-soprano Raquel Ramírez (Suzuki), el tenor Ernesto Rodríguez (Pinkerton) y el barítono José Arturo Chacón (Sharpless).
El estreno de la obra de Puccini, que fue presentada por primera vez en el teatro Scala de Milán el 17 de febrero de 1905, y que inicialmente constituyó un fracaso para el maestro, será el 29 de julio a las siete de la noche en el Teatro Nacional.
El 31 de julio la función será a las 5 p.m.; del 3 al 5 de agosto, las presentaciones serán a las 7 p.m., mientras que del 7 al 12 de ese mismo mes, volverán al horario de las 7 p.m.
El director escénico será el estadounidense Matthew Lats, quien ha trabajado con la Ópera de Chicago, de Washington y la Ópera de Nueva York.
El diseñador de escenografía será Gary Eckhart y el diseño de luces y la supervisión técnica estarán a cargo de Stephen Rees. Ambos han trabajado de forma conjunta para la universidad estatal de Nueva York por un período de 20 años.
Como la puesta en escena de Butterfly resulta tan onerosa en relación con el presupuesto de la Compañía Lírica Nacional, la institución organizó una cena de gala el 23 de junio, con el fin de recaudar fondos para lograr la financiación del espectáculo.
El precio de las entradas para observar la obra oscilará entre ¢2.000 y ¢20.000.
PASIÓN, AMOR, HONOR…
La pieza compuesta por Puccini le fue inspirada por la obra de teatro del mismo nombre que presentara en Inglaterra David Belasco. Tras observarla, en 1900, el compositor regresó a Italia y le pidió a Giuseppe Giacosa y a Luigi Illica que trabajaran en el libreto.
Contratiempos personales de Puccini le impidieron tener la obra pronto, pero a pesar de las dificultades la estrenó el 17 de febrero de 1904; sin embargo, en esa primera presentación no causó el impacto que esperaba, por lo que luego le hizo algunos ajustes que le permitieron ganarse el aplauso unánime de la crítica y el público.
Madame Butterfly está ambientada en la ciudad japonesa de Nagasaki y se desarrolla a comienzos del siglo XX.
La joven geisha Cio-cio-san es enamorada por el teniente estadounidense Pinkerton, quien se casa con ella a sabiendas de que su futuro no está precisamente en Japón y aunque la amante renuncia a su propia religión para adoptar la de su seductor, él siempre mantiene la idea de recobrar el estilo de vida americano, al lado de una mujer de su país.
Luego de partir y dejar a Butterfly con un hijo (Trouble), ella espera el ansiado retorno de su amor, no obstante, todo empieza a oscurecerse en la vida de la joven geisha, que hasta el final se percata de la inocente mirada con que juzgó a Pinkerton.
Traicionada por su marido, que contrajo matrimonio en su tierra natal con Kate, y con el peso de la culpa de haber abandonado la religión de su padre, un samurai, Madame Butterfly escoge reinvindicar su honor con su propia sangre.
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