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World In My Eyes
(Depeche Mode)
a William y a los demás (EPÍGRAFE)
Mis huesos de animal
salen a pasear por la ciudad.
La luna es un viejo rompecabezas mal armado.
El barro tiene la misma vocación que la miel.
Lo que esperamos de setiembre
solo existe en el televisor.
Y todo se transforma en palabras,
en el amuleto del recién nacido
con temor a despertar
y saber que todo era mentira.
David Cruz
Costa Rica, 1982
Luna Mojigata
Fue un flashback espontáneo
Sos medio traviesa
Llegaste solemne
Exigiendo exaltos en todos los pechos
…inspirando a algunos
A una aventurilla de luna
De repente nació un secreto
Caricias de doble sentido
Besos manipuladores del pasado
Supo a recuerdo, supo a ayer
Yo me acuerdo muy bien de ayer
Y ayer también necesitó una luna llena
Soy como vos luna
A veces llena
Y a veces nueva
Y solo por que no me vea
No significa que no este ahí
Daniela Gutiérrez
Costa Rica, 1984
«Aquel hombre del cuervo
Amaneció sobre la acera»
Pablo A. Cuadra
Amanezco hecho ceniza con los parques gravitantes
Espejos que se devoran con puñados de esqueletos
La espalda abierta con tu nombre y
el pecho reventado
Recojo las suelas y me levanto a poner la última costura en tu camisa de fuerza
Espero a la mañana para armar en rompecabezas los árboles que cargo en mi cuervo.
Rondando he dejado mis plumas en las aceras, estampidas de plásticos y cartones.
Quedo debiendo la noche
«pálido como un príncipe y sucio»
Los policías sellan nuevamente mis costillas
Abren a patadas mis bolsillos y me defiendo con una hoja:
¡Me he perdido en mi ciudad embrutecida
Roncando como murciélago de alcohol en la mente!
¡Guaro pa la mente!
¡Gas para el ombligo!
¡Un fósforo, es urgente!
Los rastrojos de mis manudas mañas se esparcen en cada macanazo
Vencido cedo la guarnición de mis ojos.
Bernardo Corrales
Costa Rica, 1980
Sabor a democracia
Las aceras rotas por los pasos
el hambre carcomiendo las esquinas
los ventanales gritando sus ofertas
y los perros rebuscando en la basura.
Los carros ensuciando el viento
los niños vendiendo chicles y periódicos
la lluvia formando charcos
y los predicadores con sus promesas de vida eterna.
Los mendigos las putas y los borrachos
los grafittis las mejengas callejeras
el sol azotando las espaldas
y las radiopatrullas.
Las campañas electorales
las viejas de patio con sus chismes
la contaminación el mal olor y las moscas
las cucarachas las ratas y la boñiga de los caballos.
Los puchos de mil los chorizos
los robos cotidianos las huelgas
los tomadores de presión las minifaldas
y las sodas del mercado.
La remodelación de la catedral
el sabor a democracia
la prostitución infantil
y el rechazo hacia los nicas.
Las mentiras de los noticieros
el sida las radioemisoras con su mierda cotidiana
los poetas solitarios
y los puñados de gente.
Las tardes atestadas de frío
las parejas y las bancas del parque
las farmacias las zapaterías
los chinamos las tiendas
la compraventas y los huecos en la calle
son motivos que asombran
a los soplapichas
que viven en su mundo
y creen conocerlo todo.
Byron Espinoza
Costa Rica, 1979
Arriba el Telón
No venda mundos encapsulados
en cajetillas de cigarrillos, cataratas, ríos
y fogatas estrelladas en el lienzo.
No ofrezca el conforte de la vida eterna tras
el humo nauseabundo de los autos,
o el aromatizante sentido de amanecer cada día.
No contamine, las inocentes damas,
con telas suaves y aspiradoras microscópicas,
limpie de los cuadros pavimentados esas ofertas de vida.
No riegue más esa maceta,
que no crezca esa carnívora hierba,
suelte la correa, abusador ladrón navideño,
sustituyendo con plásticos del pesebre:
la paja, el asno; y todo su encanto.
Tiñe de verde, los surcos de bienvenida,
con lechugas y ensalada engusanada
tiñe de verde; sus aceras
para robar esperanzas en artesanías de maquila.
Ustedes licuan en jugo mañanero
ojos cerrados, colores oscuros y
cabellos rizados en un pelirrojo Vikingo,
en la tormenta de arena andan,
en el hambre de los peones panzones del este;
están en el camino más sombrío,
ofreciendo fresco negro del amor y peso reducido,
Me los paso por el culo;
las sendas abiertas hieren más
como para gastar en hamburguesas;
prefiero tomar el tren, montar una yegua
a una nave férrica; pues esos otros también…
los que gritan al borde del mercado
lanzafuegos y bailarinas moribundas,
billeteras cocidas al vapor en teatros conglomerados
y trazos enredados al tizón de aficionados,
para ellos comprar papayas es arte;
no luchar con huevos y tomates
no jalan la carreta, son igual
comprando calientes mantas sobre la arena.
Es mejor, es mas frío el cretino; es mejor el campesino…
y para otros el cinismo no tiene razón
aun en los cuentos de finales acertados tras tubos al vacío,
aun en virtuales días al campo la vergüenza no tiene pellejo,
para dormir emparedado de carteles
como aquellos adornos fuera de los nuevos templos,
limpiando la acera, con su bolsillo a espaldas
anunciando la nueva era.
¡Abajo el telón!
David Maroto
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