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Analistas: Pleito por río San Juan es innecesario

Algunos sectores son hipócritas al hablar de soberanía.

Algunos sectores son hipócritas al hablar de soberanía.
El conflicto por el río San Juan deberá ser dirimido por la Corte Internacional de Justicia, en La Haya, Holanda.

La incapacidad de los gobernantes de Nicaragua y Costa Rica para ponerse de acuerdo en torno al tránsito por el fronterizo río San Juan y la exacerbación que provocan los medios de comunicación en la ciudadanía de ambos países por esta disputa, es criticada por analistas consultados por este Semanario.
Los cúpulas políticas de estas naciones han utilizado en los últimos diez años el diferendo por el San Juan, para desviar la atención de los verdaderos problemas nacionales, aseguraron los politólogos de la Universidad de Costa Rica (UCR), Luis Guillermo Solís, y Alberto Cortés, así como el sociólogo de la Universidad Nacional, Miguel Sobrado.
Solís -catedrático de la Escuela de Ciencias Políticas y exdirector de política exterior de la Cancillería costarricense (1994-1998), hizo la salvedad de que el gobierno de Costa Rica ha actuado correctamente y ha sido el nicaragüense el que busca camuflar sus problemas.
 
 
Los expertos también pidieron mesura a los medios de comunicación costarricenses, para que sus informaciones no exalten los ánimos de las personas, sino que más bien contribuyan a bajarle el perfil al desacuerdo.
Cabe recordar, que en vista de que venció en setiembre pasado el plazo que habían acordado los mandatarios Enrique Bolaños y Abel Pacheco para ponerse de acuerdo acerca de la navegación en ese río, el gobierno de Costa Rica llevó la dilucidación del caso a la Corte Internacional de Justicia, en La Haya, Holanda.
El reclamo es para que en consonancia con el Tratado de Límites Cañas-Jerez, a Costa Rica se le permita la libre navegación por la margen derecha, de su fuerza policial portando sus armas de reglamento.
Dicha acción causó el repudio de Nicaragua, cuyo presidente amenazó con tomar represalias económicas y mandó a reforzar la vigilancia militar sobre esa vía acuática. En ese país se divulga la idea de que Costa Rica quiere adueñarse del control del río, al igual que lo hizo con una parte de la provincia de Guanacaste, que en 1824 se unieron por su propia voluntad al territorio costarricense.

MANIPULACIÓN

Para los tres entrevistados, no hay duda de que el gobierno del presidente nicaragüense Enrique Bolaños ha encontrado en el pleito por el río San Juan, una manera fácil de distraer la atención a los múltiples problemas que enfrenta su país.
«Ciertamente a Bolaños le cae como anillo al dedo magnificar un tema en el que apela al imaginario de toda la sociedad nicaragüense, como es el tema de la soberanía territorial», afirmó Alberto Cortés, director de la Maestría en Ciencias Políticas de la UCR.
Una posición similar externó el sociólogo de la Escuela de Planificación y Promoción Social de la UNA -Miguel Sobrado-, quien recordó que fue el expresidente de ese país -Arnoldo Alemán- el que inició la manipulación de este litigio fronterizo, para convertir los males internos en una supuesta agresión externa por parte de Costa Rica.
«Ahora ha sido aprovechado de nuevo para darle un sentido de amenaza, y transformar la frustración interna por un sentimiento de agresión de afuera», puntualizó.
Por su parte, a Solís tampoco le extraña la reacción del mandatario nicaragüense, y si bien le parece correcta la posición asumida por el costarricense, le preocupa -al igual que a Cortés y Sobrado- que «aquí el tema del río San Juan lo conviertan -eventualmente- en motivo de politiquería; no para distraer la atención de la gente, sino para estimular propuestas xenófobas por parte de algunos candidatos. Por el momento eso no ha ocurrido, cosa que me alegra muchísimo».
Tanto Sobrado como Solís y Cortés, ven en la prensa una misión destacada que cumplir, con información que no exacerbe los ánimos de las personas en las dos naciones y que más bien tiendan a encontrar una solución al conflicto.
«Deben evitar la convocatoria a reacciones patrioteras y bajarle más bien el tono al litigio. Me preocupa mucho el tono que siguen teniendo los periódicos en Nicaragua, en donde han publicado cualquier cantidad de barbaridades respecto a supuestas intenciones de Costa Rica sobre el río y que no reflejan ni la realidad, ni la intención del gobierno o de la sociedad costarricense», expresó Solís.
Entretanto, Cortés aseveró que «aquí hay un pleito de capitales y por eso el papel de los medios de comunicación es vital para no estimular o fortalecer posiciones que son minoritarias en ambos países. Creo que para las mayorías el tema del San Juan no es un tema prioritario, como sí lo es la subsistencia».
Los tres consideran que en términos generales las poblaciones de ambos países mantienen una relación cordial y por ello es muy difícil una ruptura de relaciones diplomáticas.
«Son dos países que se admiran, aunque también se encuentran distanciados por factores de naturaleza histórica. Sin embargo, si un factor prevalece es el del entendimiento, pues de lo contrario no se explicaría que tantos nicaragüenses vivan aquí», argumentó Solís.

HIPOCRESÍA

Por otro lado, Cortés y Solís coincidieron en que sectores de ambos países muestran una gran hipocresía en relación con el pleito por el San Juan, ya que alegan defender sus soberanías territoriales cuando los demás derechos soberanos los ponen en venta.
«Da vergüenza ver las falsas posiciones nacionalistas cuando se refieren a la soberanía territorial, mientras que en ambos países estas élites están dispuestas a entregar la soberanía económica y política a la potencia del norte, mediante un tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos», recriminó Cortés.
Para este politólogo, el conflicto por este río es una muestra de la incapacidad de las élites políticas para resolver un problema que debió ser aclarado en el siglo XIX; es una vergüenza que ambos estén enfrentados por este tema», acotó.
Otro aspecto en que los tres analistas también concordaron, es en que el envío del caso a la Corte de La Haya es el camino correcto. «Sin que esto signifique que ambos gobiernos no deban poner más atención a los mecanismos de cooperación transfronteriza de los que disponen,  y que podrían convertirse -a mi juicio- en los verdaderos factores que resuelvan el diferendo y mejoren las condiciones de vida de la gente vecina del río», precisó Solís.
Esta opinión la reforzó Cortés, al decir que con este enfrentamiento «las más afectadas son las comunidades que tienen siglos de convivir contiguo a las fronteras, que tienen una dinámica transfronteriza cotidiana, y que además son las zonas con las poblaciones más pobres».
De igual manera, Sobrado apoyó este criterio, pues estima que por más de 300 años Costa Rica se ha aislado y «pensamos que podemos seguir así. Esto no es posible ni factible. No podemos vivir aislados en el Valle Central y decir que lo que pasé más allá no nos afecta, ya que el mundo está cambiando y dentro de este proceso de cambio la integración regional es inevitable».
De acuerdo con el sociólogo, Costa Rica debe buscar la integración con el resto del istmo y en el caso de Nicaragua, ayudarla a salir de la cleptocracia que la gobierna, para que logre un mejor desarrollo económico e institucional.
Es dentro de esta coyuntura que Sobrado asigna un papel decisivo a la prensa, como agente educativo y promotor de temas como la integración centroamericana: «¿qué vamos a hacer los ticos, vamos a seguir aislados, y cuál va a ser nuestro papel en el istmo?».
Solís advirtió que «convertir el río San Juan en la piedra de toque de las relaciones de ambos países -es decir, sanjuanizar las relaciones-, sería el peor error que ambos gobiernos podrían cometer».

  • Eduardo Ramírez 
  • País
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