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Humberto Vargas, a la izquierda; al centro Ricardo Toledo y a su lado Álvaro Montero Mejía, en un debate que produjo reacciones en el público.
Con pancartas donde se leía «¿Arias donde estás?», «¿Tiene miedo?» y constantes abucheos, un grupo de estudiantes de la Universidad de Costa Rica animó el segundo debate realizado por esta casa de estudios con los candidatos a la presidencia.
Los convocados el martes 11 fueron Óscar Arias de Liberación Nacional, Álvaro Montero Mejía, del Partido Rescate Nacional, Ricardo Toledo Carranza, del Partido Unidad Social Cristiana y Humberto Vargas Carbonell, de Izquierda Unida. Arias Sánchez fue criticado y abucheado por su ausencia.
Ante la imposibilidad de increpar a Arias personalmente, las expresiones de desaprobación se las llevó el candidato Toledo, quien entre nerviosas sonrisas y muchos vasos de agua, trató de no mostrarse afectado por los calificativos que recibió de parte de la audiencia.
CLARAS DIFERENCIAS
Un aspecto muy evidente en este debate fueron las diferencias ideológicas de los partidos Izquierda Unida y Rescate Nacional, con la Unidad Social Cristiana, ya que los primeros proclaman un modelo socialista y que la culpa de los males de nuestra sociedad se encuentran en el «capitalismo voraz» que impera.
Según lo expuesto por Vargas Carbonell en sus respuestas, el país no puede crecer sobre la base de la «explotación extranjera», y menos cuando hay casi 12.000 campesinos a punto de perder sus tierras, mientras la poca inversión en infraestructura se realiza en función de las empresas foráneas. «Es culpa del capitalismo salvaje en el que vivimos y que ya no es viable», expresó.
Más moderado, pero no menos crítico, fue Álvaro Montero Mejía, para quien hace falta recuperar el crecimiento económico sobre la base de la inversión estatal, detener los beneficios para las empresas extrajeras pues no dejan mayor beneficio al país y detener la inflación como consecuencia de las minidevaluaciones.
Por su lado, Ricardo Toledo indicó que el crecimiento económico del país es aceptable respecto de América Latina, la producción ha crecido y hay reservas suficientes en el Banco Central; por lo que el problema radica en las pérdidas de este último; defendió el Plan Fiscal como forma de distribuir la riqueza. Además propuso la inversión de los fondos de pensiones en infraestructura, ya que el Estado no está en capacidad de hacerlo.
¿Y MI COMPU?
En el bloque de temas sociales, los académicos los interrogaron sobre el fortalecimiento del sistema de salud, estrategias para bajar la desigualdad social y el uso de la tecnología; este último tema fue aprovechado por los estudiantes, quienes entre gritos y carteles de «¿Dónde está mi compu?» reclamaron a Toledo las computadoras prometidas para estudiantes de bachillerato en un eventual gobierno suyo.
Para el oficialista, quienes lo han criticado por su plan no tienen idea de lo importante que es cerrar la «brecha digital» y recordó que Costa Rica fue el primer país que dio Internet gratuito en las oficinas de correos, bajo su administración.
Para Humberto Vargas, la investigación científica y la transmisión de conocimiento de las universidades no debe estar en función de las transnacionales. «Debemos tener relaciones con todo el mundo, pero con un fundamento de desarrollo auténticamente nacional».
Álvaro Montero advirtió que «los avances de la ciencia tienen dueño» y que no hay auténticos esfuerzos para contrarrestar enfermedades que afectan a países pobres, como el sida y la malaria, por lo que no se puede permitir que las universidades se conviertan en subsidiarias de las transnacionales en la generación de conocimiento y se ponga atención a las necesidades nacionales.
ESTUDIANTES VS. TOLEDO
El momento de mayor tensión en el debate llegó con la pregunta sobre el sistema de salud, sobre la cual Humberto Vargas respondió que se debe terminar la corrupción en el pago de las cuotas, revisar el modelo de los EBAIS y eliminar las relaciones de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) con los servicios de salud privados.
El segundo en responder fue Álvaro Montero, quien señaló la deuda del Estado con la CCSS por más de ¢300.000 millones, así como los fondos de enfermedad y maternidad que se invierten en bonos del gobierno y no en servicios.
Toledo expresó que le producía tristeza que no se valorara el sistema de salud, del que destacó que existe un 100% de cobertura; se debe mejorar el servicio y llevar las especialidades médicas a zonas alejadas.
«Otro problema serio es la inmigración. Nuestro sistema de salud está gastando con gente que no paga las cuotas ¢11.000 millones al año, que podrían invertirse en salud; los inmigrantes vienen aquí y nosotros deberíamos de cobrarle a los gobiernos que mandan a esta gente para acá».
Fue en este momento cuando un grupo de estudiantes estalló en gritos contra el candidato, calificándolo de «xenófobo», «racista» y «nazi», lo cual provocó la inmediata reprimenda del moderador del debate, Rafael González Ballar, quien pidió respeto para que la audiencia pudiese escuchar sin interrupciones a que el candidato terminara su respuesta; los gritos aumentaron hasta que finalmente Toledo pudo terminar su participación.
El ambiente contrario al socialcristiano fue aprovechado por los otros contendientes para ganar aclamaciones a su favor; el aspirante de Izquierda Unida señaló que la única solución para acabar la desigualdad era implantar una sociedad socialista, mientras que Montero detuvo el debate para abogar por los jóvenes que desde afuera reclamaban el ingreso al auditorio.
ARIAS Y ALGUNAS COINCIDENCIAS
A pesar de sus diferencias ideológicas, los tres candidatos coincidieron en la necesidad de mejores condiciones para el agro, el combate a la corrupción, la negativa a permitir el cultivo de transgénicos y cambios políticos como los gobiernos de provincias, propuesto por Vargas, la desconcentración del Estado, proclamada por Montero, y un régimen parlamentario con mayor participación municipal, expresada por Toledo.
En el último bloque de preguntas planteadas por los expositores, Vargas preguntó a los otros participantes sobre si consideraban que Óscar Arias tenía las credenciales morales para volver al gobierno, al tiempo que le reprochó su ausencia en el debate, la forma en que se aprobó la reelección presidencial y recibir en su campaña de 1986, dineros que supuestamente provenían del narcotráfico.
Toledo señaló que Arias debía haber asistido al debate, pero que no era él sino el pueblo costarricense, quien en las urnas decidiría si Arias tiene o no las credenciales para ser presidente.
Montero arremetió contra el liberacionista cuando dijo que su ausencia se debía a que consideraba que éste se daba en «territorio hostil». Puntualizó que Arias representa a un sector «muy pequeño y codicioso de grandes empresarios que no tienen interés en que el país se mantenga».
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