Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
La IV Cumbre de las Américas se transformó en el escenario de una lucha política que refleja el largo camino recorrido desde diciembre del 1994
¿Quién ganó en Mar del Plata, sede de la IV Cumbre de las Américas, celebrada en esa ciudad argentina la semana pasada?
Parece inútil buscar una respuesta. Pero, quien lo intente, las encontrará para todos los gustos.
Más que escenario de triunfos, la cumbre se transformó en un espejo roto en el que se refleja la cara de América Latina: partida, fragmentada.
Pero no en la forma en que lo dijo el presidente de México, Vicente Fox: 29 a favor del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y cinco en contra. Si esa fuera la proporción, el problema estaría zanjado.
¿Es el ALCA lo que divide la región? No, no es el ALCA. La división es otra, mucho más profunda y difícil de expresar en números. Es el intento de imponer y profundizar un modelo imposible, estiman los analistas. Se trata de una América dividida en torno a un proyecto muerto, fracasado.
La división comienza en México y atraviesa todo el continente, agotado por 25 años de una política cuyos resultados están a la vista. Se pueden resumir en un solo dato, esgrimido por el nuevo Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, en su discurso en la sesión inaugural de la cumbre: siete de cada 10 nuevos empleos creados en la región son informales. Faltó agregar el hecho de que es cada vez mas evidente para la mayoría de los latinoamericanos que ese es el resultado de las políticas neoliberales aplicadas desde los años 80, responsables de la creciente disparidad social en la región. Insulza lo advirtió también, al señalar que la acumulación del ingreso en un grupo de personas «se vuelve cada vez más insostenible».
Quizás solo otro gran tema se equipara a este en el escenario económico y social de la región: la extraordinaria exacción de recursos desde este sur pobre hacia el norte rico, mediante la carga de una deuda externa pagada ya varias veces pero que, no por eso, deja de crecer.
Lo que la cumbre dejó en evidencia es que esa idea ha permeado ya sectores tan vastos de la región que ningún modelo que pretenda profundizar o consolidar esas medidas podrá ser adoptado sin enorme resistencia.
KIRCHNER Y FOX
El presidente argentino, Néstor Kirchner, ha encabezado la lucha en el tema de la deuda externa y ha denunciado el papel de los organismos financieros internacionales, en particular el Fondo Monetario Internacional (FMI), como responsables de esa crisis.
Lo volvió a hacer en Mar del Plata, refiriéndose a las políticas de apoyo al gobierno del entonces presidente Carlos Menem para financiar crecientes e insostenibles déficits fiscales a quien se había transformado en uno de los principales promotores de las privatizaciones en América Latina. Hoy, el FMI niega apoyo para la recuperación económica argentina, que lleva ya tres años creciendo a un promedio de 9% anual.
Pero Kirchner llamó también a Estados Unidos a asumir sus responsabilidades en la promoción de estas políticas, que han provocado miseria para las grandes mayorías e inestabilidad institucional en muchos países de la región.
Por eso, el presidente argentino se sumó a la voz de quienes prefirieron rechazar las propuestas de reiniciar las negociaciones del ALCA.
«No nos servirá cualquier integración», dijo Kirchner, recogiendo ese sentimiento que se extiende por la región, mucho mas allá de las cuentas hechas por el presidente mexicano.
Fox no aplaudió el discurso de Kirchner y canceló una reunión con su colega argentino. Después, trató de bajar el tono al diferendo. Pero fueron sus propios compatriotas quienes destacaron su papel.
Fox se ha convertido en un «peón de brega de Estados Unidos» para impulsar el ALCA, dijo Cuauhtémoc Cárdenas, excandidato presidencial del Partido de la Revolución Democrática. De concretarse este intento, añadió, «no sólo se generaría mayor dependencia hacia el vecino país del norte, sino que se condenaría a los mexicanos a mantenerse en el subdesarrollo». Mas duro fue el senador del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Manuel Bartlett. Con su actitud de esquirol de la causa latinoamericana y defensor de los intereses de Estados Unidos, el presidente Fox acabó con décadas de prestigio y seriedad de la política exterior mexicana, señaló, al recordar también que «se le olvida que está por dejar la presidencia y que no puede ofrecer la creación de una refinería en Centroamérica cuando en México faltan por lo menos cinco».
CUMBRE DE LOS PUEBLOS
A la voz de Kirchner se sumaron, en las calles de Buenos Aires y Mar del Plata, manifestaciones multitudinarias en las que, con otro tono, reclamaban el fin de las políticas neoliberales y un rechazo definitivo al ALCA.
«No sólo debemos ser enterradores del ALCA, sino enterradores (…) del modelo capitalista neoliberal que desde Washington arremete contra nuestros pueblos desde hace tiempo», dijo el presidente venezolano, Hugo Chávez, en el acto celebrado en el estado de Mar del Plata.
En su «Tribuna Antiimperialista», la Cumbre de los Pueblos denunció la creciente presencia militar norteamericana en el área e hizo hincapié el no pago de la deuda externa. «Son los pueblos los acreedores -señala la declaración final de ese encuentro-, porque la deuda ya se pagó varias veces».
La presencia de Diego Maradona en esa manifestación hizo que el presidente Fox perdiera los estribos, lamentándose de que alguien que usaba tan bien los pies para jugar al fútbol, se hubiera metido a la política. Quizás alcanzó Fox a oír la respuesta de quienes se lamentaban de que había gobernantes usando los pies en la política, en vez de jugar al fútbol.
DIVERGENCIAS
La cumbre no pudo cerrar con la firma de un documento por parte de los presidentes. Solo gracias a su prolongación se llegó finalmente a un texto de consenso que, en su párrafo 19, recoge las dos posiciones en torno al ALCA.
Los «29», de Fox, reiteraron su «compromiso con el logro de un acuerdo ALCA equilibrado y comprensivo», mientras que «otros miembros» defendieron la posición de que «todavía no están dadas las condiciones necesarias para lograr un acuerdo de libre comercio equilibrado y equitativo».
El debate es particularmente relevante para Costa Rica, donde la discusión del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (CAFTA) obliga al país a reflexiones similares.
El expresidente argentino, Raúl Alfonsín, se refirió, en un artículo publicado en el influyente diario «Clarín», de Buenos Aires, a los efectos del ALCA. «Hay que tener muy presente lo que en el año 2001 declaraba el entonces secretario de Estado de Estados Unidos: «Nuestro objetivo es garantizar para las empresas norteamericanas el control de un territorio que se extiende desde el Ártico hasta la Antártida y el libre acceso, sin ninguna clase de obstáculos, de nuestros productos, servicios, tecnologías y capitales por todo el hemisferio.»
Alfonsín recordó una entrevista realizada al politólogo e historiador brasileño Luiz Moniz Bandeira, donde afirmaba que el objetivo de los Estados Unidos con el ALCA es extender sus mercados para paliar su extraordinario déficit y colocar sus productos y se refirió también a «la hipoteca del endeudamiento externo en el marco de una ideología neoliberal que significó una transferencia interna y externa de riquezas y dejó como secuela sociedades más desiguales e injustas».
Por si hiciera falta, Héctor de la Cueva, de la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio (RMALC) recordó que »los mexicanos sabemos lo que es eso. Después de más de diez años de TLC, tenemos un desastre social, que ha llevado a grandes sectores del pueblo a vivir en condiciones infrahumanas».
En ese marco, es hoy imposible cualquier acuerdo sobre el ALCA, sin que eso genere enormes tensiones en América Latina y un incremento de la resistencia a ese modelo. El único consenso posible fue entonces en torno a los temas a los que convocaba la cumbre: pobreza, empleo decente y gobernabildad democrática.
Kirchner habló sobre la creación de empleo como instrumento para reducir la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática, pero la dificultad del tema queda en evidencia cuando recordamos que América Latina creció un 5,5% el año pasado, todo un record, pero eso no permitió reducir la pobreza que afecta a 220 de sus 512 millones de habitantes.
Este documento no posee notas.