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Un libro reinterpreta el rosario y lo mezcla con la historia familiar de su autora.
Raquel Villarreal parte de su historia familiar y la convierte en una obra plástico-literaria.
«En todas las familias hay muchas historias. Aún la misma historia puede ser contada en muchísimas versiones si se le pregunta al tío, a la hermana, al primo y a la abuela. Cada quien tiene su visión», reflexionó la artista Raquel Villarreal.
Hace dos años tomó la decisión de contar su versión de la historia, y el próximo 22 de noviembre presentará el resultado.
Se trata de, de una obra plástico-literaria en la que el aspecto gráfico, el texto y el dibujo se complementan, conviven y se unen bajo el título de «Por los sigNOS de los siglos, Amén».
Villarreal, cuya trayectoria ha sido sobre todo en las artes plásticas, comenzó esta obra para recopilar la historia oral de su familia y porque descubrió que disfrutaba la escritura.
«Comencé a escribir todo eso que se hereda, que no solo está en las historias sino también en el modo de ver el mundo y en los encuentros y desencuentros. Esos amores y odios no son del todo nuestros, pero aprendimos a tomarlos como tales», agregó la autora.
A partir de eso se embarcó en el estudio de su historia familiar, que le pareció de mucha ayuda, pero no de mucho interés para los lectores.
Fue cuestión de tiempo para que se decidiera a utilizar como inspiración al rosario, actividad que, según ella, deseaba rescatar desde hace tiempo.
«A mi generación la atravesó mucho el rezo del rosario. Era una actividad diaria que se hacía en familia. En mi casa era rezar el rosario y luego una taza de agua dulce antes de irse a la cama todas las noches. Además, mientras se rezaba pasaban muchas cosas que siempre me parecieron graciosas», recordó Villarreal.
LA FAMILIA Y EL RIOROSA
La autora confiesa que el título de su libro no siempre fue el mismo. Al principio se dedicó a jugar con la palabra rosario, que al darle vuelta forma RioRosa.
De hecho, la primera parte del libro se llama «El toSan RioRosa» y delata a la autora anunciando más páginas marcadas por este tipo de juegos de palabras.
Y es que una vez que Villarreal se decidió por tomar el rosario como inspiración, y recordando que al estudiar la genealogía familiar había notado que el primer descendiente llevaba por nombre Jesús, comenzar fue sencillo.
El primer MisteRio de Gozo cuenta como fue procreado Jesús, el hijo de Casilda Montoya, su tatarabuela, que fue madre soltera.
La historia fluye a partir de ahí: el punto de vista de Villarreal se deja ver entre plegarias, misterios y letanías, porque la autora se cuidó de conservar la estructura del rosario rigurosamente.
«Pensé: si va a ser así, va a incluir todas las oraciones que tiene el rosario. Eso sí, las asumí como la mujer que soy, desde mi visión femenina. No es que solo haya historias sobre mujeres, lo que pasa es que el rosario siempre ha sido una ofrenda a la Virgen y es por eso que el libro está contado desde el mi punto de vista y de las mujeres de mi familia», manifestó la escritora.
Uno de los ejemplos más representativos es la plegaria que comienza «Madre nuestra que estás en la tierra, santifica a cada cual según sea su diferencia y construyamos un mundo de gozosa libertad».
Villarreal dijo haber buscado remplazar, en estos versos, a la figura masculina que siempre se ve como controladora y de autoridad, por la figura de la madre.
«Pero no una madre sometida, que constituye un segundo frente en el hogar; más bien una con espacio de autoridad y de poder y no dependiente de un padre», agregó.
Ya hacia el final del libro, cuando se llega a las letanías, se alcanza también la historia más reciente de la familia de la autora y aunque cuenta que ha tenido reacciones recelosas, la mayoría han sido positivas en su seno familiar.
RESEMANTIZANDO
El nombre que se le dio al final al libro tiene un poco de lo mencionado anteriormente: historia familiar y perspectiva femenina combinada con el juego de palabras y la reinterpretación de esos rituales que tanto marcaron a la autora.
«Por los sigNOS de los siglos, Amén» nació de la fascinación que siente la autora por la expresión que se utiliza al final de los rezos, esa frase que al citar los siglos de los siglos ubica a la plegaria en un espacio atemporal.
Pero al intervenirla, al decir «los sigNOS de los siglos», la autora trae a colación lo que es colectivo, «nuestros» signos, lo que une.
Al abrirlo el libro se convierte en un gran collage en el que el texto es a veces dibujo y a veces palabras, en el que comentarios, explicaciones, canciones y dichos actúan como injertos y en el que el arte reina sobre todo.
Por esa misma razón, su autora hizo hincapié en que «parte de elementos de la realidad, pero es arte y el arte no es la realidad. Es una propuesta que una hace».
La historia, en este caso, nace entonces de hechos a los que Villarreal buscó explicación para dotarlos de sentido e interés.
En relación con los dibujos la artista explicó que fueron realizados de manera paralela a lo escrito y que están hechos a lápiz, utilizando técnicas variadas.
Esta obra fue publicada por la Editorial de la Universidad Nacional (EUNA). La presentación se llevará a cabo en el Salón Dorado del Museo de Arte Costarricense, a las 6 p.m. del martes 22.
Contará con la participación de los comentaristas Carlos Francisco Monge de la EUNA, y las escritoras Tatiana Lobo y Mavel Morvillo.
Hasta entonces nada más decir, como en el libro, «Amén es Amén y estuvo. Punto final. Acabamos».
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