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*Los grupos de derecha se sustentan en redes conformadas por empresarios y las ONG.
¿Qué pensaría usted si le decimos que el polémico Memorando Casas-Sánchez no era una estrategia original, solo producto del «ingenio» de dos jóvenes políticos costarricenses para vencer en el pasado referendo sobre el Tratado de Libre Comercio, sino un simple «machote» ampliamente utilizado por las derechas estadounidenses desde los años 70? Pues eso es lo que sostiene el profesor Julián Castro, politólogo mexicano de la Universidad de Alberta (Canadá), quien desde hace más de un año trabaja en una investigación sobre el comportamiento de los movimientos políticos de derecha en América de Norte. Castro, quien visitó recientemente el país, conversó con UNIVERSIDAD acerca de los detalles de su investigación sobre las estrategias y redes que usan «las derechas», y el desenvolvimiento de la campaña electoral en los Estados Unidos.
«HACEN CAMPAÑA SUCIA»
Julián Castro inició su investigación motivado por el hecho de que los actuales gobiernos de Canadá, Estados Unidos y México son claros representantes del sector de la derecha, por lo cual este analista consideró importante escudriñar sus estrategias para acceder al poder. Para Castro, a pesar de que el discurso neoliberal se ha desgastado mucho desde los años 80, aún existen amplios sectores de votantes en América del Norte que le han dado su apoyo electoral a los representantes de esta tendencia; inclusive en México, donde las elecciones del 2006 fueron bastante estrechas y polémicas. «Una de las respuestas al porqué de esta realidad es que las derechas no juegan limpio, utilizan una serie de estrategias para manipular la conciencia de la gente y convencerlos de que no votar por ellos es la catástrofe, es el acabose, es la crisis total para las instituciones del país; y de alguna manera son efectivos», explicó el analista. Esta «estrategia del miedo» fue concebida desde los años 70 en los Estados Unidos por el Partido Republicano, y sobre todo por Lee Atwater; para quien su país en ese momento estaba «secuestrado» por grupos de interés y por un paternalismo estatal excesivo. «Entonces lo que querían era recuperar el poder mediante la reeducación, para crear una nueva mentalidad en la gente que justamente rechazara los valores de los grupos que respaldaban al Partido Demócrata; y la manera de hacer esto fue mediante las campañas fundamentadas en los principios de la mercadotecnia, usada para vender productos», aseguró Castro.
El politólogo Julián Castro aseguró que el Memorando Casas- Sánchez no es más
que una típica estrategia del miedo usada por la derecha en Estados Unidos.
(Foto: Katya Alvarado)
Fue entonces cuando los republicanos empezaron a vender la idea de que un Estado tiene que ser pequeño, porque al ser paternalista toma el papel de la ciudadanía y de la sociedad civil. Además, el Estado desperdicia el dinero de la gente, y solo atiende a grupos de interés, en lugar de pensar en la prosperidad futura del país. «Todo esto vino a acelerarse con la elección de Reagan en 1980, que es resultado de esta estrategia, y entonces estas ideas se volvieron mucho más poderosas, y todos sabemos que ahí empezó el auge del neoliberalismo respaldado desde el Reino Unido por Margaret Thatcher», acotó Castro. El académico aseguró que a partir de ese momento «la estrategia del miedo» se convirtió en la forma «estándar» de hacer campaña política en Estados Unidos; y se dio el apogeo de las empresas de consultoría política.
Explicó que estas empresas, que antes se dedicaban al mercadeo de productos comerciales, ahora son contratadas desde la precampaña para buscar respaldo de figuras importantes, reclutar voluntarios para la campaña, recaudar fondos y sobre todo; explorar a fondo el pasado del contrincante para aprovechar cualquier información o suceso comprometedor. «Este es un sector muy especializado de la consultoría política en Estados Unidos que se dedica a ir a buscar los trapitos sucios de los oponentes, y a tener bancos de datos muy detallados sobre el pasado de los oponentes para sacarlos en el momento oportuno. La filosofía de Atwater es que las campañas electorales son como una guerra en la que todo se vale; donde es muy útil calumniar al oponente, aunque sea con verdades a medias, utilizando y exagerando aspectos de su pasado de la peor manera», explicó Castro. De acuerdo con el politólogo, estas estrategias se concibieron inicialmente para el «mercado interno» estadounidense, pero ya han sido ampliamente difundidas en América Latina y otras partes del mundo.
¿DE CUAL CONSULTORA SERÁ?
Castro conoció del Memorando Casas-Sánchez utilizado en la pasada campaña del referendo sobre el TLC en el que se planteaba este mismo tipo de estrategia de atemorizar a la población sobre las consecuencias de no aprobar el tratado y resaltar cualquier «conexión» comprometedora por parte de los dirigentes del «No». Para el politólogo, sería muy interesante realizar un análisis a este documento, pues las pocas variantes en la estrategia concebida por Atwater, son fácilmente atribuibles a determinadas empresas de consultoría política. En su opinión, otro de los fuertes de la estrategia de las derechas está en sus «redes de apoyo», conformadas sobre todo por empresarios, pero además por Organizaciones No Gubernamentales (ONG), medios de comunicación, algunas iglesias e inclusive llagan a establecer grupos de supuestos «analistas» para brindar una supuesta visión «neutra» de las campañas a través de los medios. «Estas redes, que tienen muchos más recursos que sus oponentes, están dando apoyo financiero, y transmiten un mensaje que van en el mismo sentido que las campañas de los partidos de derecha», afirmó Castro. A su juicio, el bombardeo de mensajes es tan fuerte desde los partidos, patronos y medios de comunicación, que la gente llega a cuestionarse la veracidad del mismo; y no pocas veces ceden ante el temor. «Lo otro es la disparidad de recursos, si bien es cierto que en todos los países hay empresas, sobre todo medianas y pequeñas, que comulgan con las ideas de la izquierda; la gran mayoría, sobre todo el conglomerado transnacional, están alineados con la derecha porque les conviene», apuntó Castro.
CAMBIO MODERADO
Sobre la campaña electoral en los Estados Unidos, Castro aseguró que no se deben exagerar las esperanzas de cambio que representa el candidato demócrata, Barak Obama, pues el margen de diferencia entre los republicanos y los demócratas en Estados Unidos ha sido históricamente muy estrecho. «Los dos partidos principales se pelean por el centro para aumentar sus posibilidades electorales, pero son dos versiones de liberalismo; no existe en Estados Unidos un partido socialdemócrata o comunista fuerte, no existe ni siquiera un partido conservador al estilo clásico británico, porque la política se juega desde un paradigma liberal», manifestó el académico. En su criterio, en el ámbito en que se pueden esperar mayores diferencias es en la política exterior estadounidense, pues la crítica a los errores de la administración de George Bush en esta materia, sobre todo por la invasión a Irak- ha sido el fuerte de Obama. Castro lamentó el hecho de que Hillary Clinton haya sucumbido a la tentación de dirigir la estrategia del miedo hacia Obama; con actos como mostrar una foto del hoy candidato vestido de musulmán durante una visita a Indonesia; pues solo logró dividir seriamente al Partido Demócrata de cara a la elección nacional. Según Castro, Clinton habría utilizado esas «redes» que conforma la derecha para afectar a Obama en las elecciones primarias de Ohio en marzo pasado, por lo cual echó mano del gobierno de derecha canadiense. «El jefe gabinete del Primer Ministro Canadiense, que se llama Ian Brodie, dijo en una entrevista: «¿Saben qué? yo no creo que Obama sea tan sincero en sus críticas contra el TLC, porque pueden ser solo declaraciones políticas para ganar el voto en Ohio. Estado que ha sido muy golpeado por la recesión y por ser industrial, ha habido mucho desempleo», relató Castro. El especialista relató que entonces Brodie habría solicitado a la prensa que le preguntaran al asesor económico de Obama sobre su posición ante los acuerdos comerciales, porque en una reunión privada con el cónsul canadiense en Chicago, él había afirmado que el entonces precandidato estadounidense tenía que hacer estas críticas a los tratados comerciales para ganar las primarias. «Esta intervención del gobierno canadiense que es como inusitada e ilegal, le costó Ohio a Obama y le dio oxígeno artificial a Hillary para seguir su campaña», indicó Castro. Para el politólogo, este fue uno de los tantos ejemplos de que la estrategia de las derechas en campaña siguen vigentes; y que echan mano de cualquier recurso con tal de mantenerse en el poder.
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