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Crisis amenaza a las artes plásticas

En medio de la convulsión que genera la crisis económica mundial, la producción plástica nacional está amenazado por la baja adquisición de obras artísticas, ya que las personas tienden a reducir los gastos en entretenimiento, donde tradicionalmente se ubica a la cultura.

En medio de la convulsión que genera la crisis económica mundial, la producción plástica nacional está amenazado por la baja adquisición de obras artísticas, ya que las personas tienden a reducir los gastos en entretenimiento, donde tradicionalmente se ubica a la cultura.
Según artistas plásticos, es por eso que se modifican los hábitos de consumo, cambian las formas de producción y comercio del arte mientras surgen nuevas formas de agruparse para sobrevivir en el medio.
El escultor y profesor de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Costa Rica, Mario Parra, señala que todo depende de la óptica desde la que se analicen los efectos de la crisis, ya que el nivel económico, político y de desarrollo de un artista influye directamente en cómo se afecta su trabajo en el marco de la recesión.
En este marco, para algunos sectores adinerados las piezas de arte pueden convertirse en capital refugio pues son una inversión segura, que no se devalúa como sí lo hace la moneda o las propiedades, explicó.
Parra ubica de manera opuesta a los artistas de “mar abierto, los artesanos, los que viven el arte desde lo cotidiano”, quienes se ven afectados  en medio de la crisis y recurren a formas alternas de comercio, como el trueque, para garantizar la sobrevivencia. “El artista no puede parar de producir, recurre a esta economía y así se defiende”, dijo.
Por su parte, Virginia Pérez-Ratton directora de la galería TeorÉtica, detalló que han aumentado las complicaciones para conseguir fondos y que para los proyectos sin fines de lucro especialmente, es más complicado financiarse. 
La galerista dijo también que “si hay que cortar algo en un hogar, se empieza por el entretenimiento, y eso incluye todo lo cultural y artístico”.
Así, mencionó bajas en las “adquisiciones de riesgo” – obra de artistas jóvenes o emergentes – y la preferencia por “valores seguros que se sabe no van a perder valor en el tiempo”.
Pérez aseguró que en el país el mercado está quieto porque hay inseguridad, lo cual complica esta situación pues “hay mucha obra sobrevalorada, lo cual con crisis o sin crisis, desestimula el mercado”.
La artista plástica Mariela Richmond mencionó también la debilidad de las ventas en galerías, pues considera que solamente los artistas que tienen prestigio fuera del país logran destacar y por tanto, vender.
Afirmó que en este marco, el sector cultural responde a la necesidad de sobrevivencia agrupándose de diversas maneras, de modo que se crean comunidades de trabajo para minimizar los costos de producción, potenciar la diversidad y los aportes, enriqueciendo así el trabajo.
Virginia Pérez-Ratton coincidió en que “no hay que achacar todo a la crisis, sino seguir adelante y ver cómo se puede trabajar con un espíritu más asociativo, compartir más las cosas”.
Mariela Richmond señaló además, que “ha habido una disminución en los patrocinios y financiamiento para proyectos, no sé si por la crisis, pero sí por la sobrevivencia”.
Sobre el apoyo del Estado, Richmond dijo que si bien es cierto no hay un apoyo absoluto, tampoco se han cerrado iniciativas como las becas taller del CENAC o ProArtes.
En este sentido, Mario Parra indicó que el Estado no ayuda, sino que por el contrario los “señores del capital quieren hacer mesa gallega” y sacar provecho de las circunstancias, ya que la ley de oferta y demanda convierte al arte en objeto de mercado.
Así, Parra señaló que “en estas condiciones la parte idílica y mágica del arte es puro cuento, excepto que uno sea millonario o tenga mucho dinero, y pueda darse el lujo de ser excéntrico”.

  • Daniela Muñoz Solano 
  • Cultura
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