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Hija predilecta

Durante la octava guerra religiosa de Francia o Guerra de los tres Enriques, en la cual lucharon arduamente los católicos de Francia, contra los hugonotes o calvinistas franceses, ocurre que  Enrique III, rey de Francia, manda a asesinar a Enrique Guisa y su familia.

Durante la octava guerra religiosa de Francia o Guerra de los tres Enriques, en la cual lucharon arduamente los católicos de Francia, contra los hugonotes o calvinistas franceses, ocurre que  Enrique III, rey de Francia, manda a asesinar a Enrique Guisa y su familia.
Este capitaneaba a la Liga Católica y si bien era católico el rey Enrique III, se oponía al creciente poder de la familia Guisa.       El apoyo que les brindaba Felipe II de España, molestaba sobremanera a Enrique III de Francia El año 1588 vio una serie de cambios violentos basados en asesinatos políticos de nobles, cardenales y otros miembros de la familia Guisa. Todos ellos planeados por Enrique III.
La eliminación de los Guisa dejó al vacío la opción católica al trono. ¡Pero luego ocurrió lo impredecible! Un monje dominico de nombre Jacques Clément,  asesinó a Enrique III, dejando vacío el trono, pues el rey no dejaba hijos.  Por ley  de herencias, debía quedar en el trono Enrique de Navarra, más este era hugonote. Dado que esto era totalmente inaceptable a la Liga Católica, Francia de nuevo estalló en violencia y guerra.         Para complicar las cosas, moría por  el mismo tiempo Catarina de Médicis, la reina madre. Enrique de Navarra tomó el nombre de Enrique IV de Borbón para ocupar el trono, más las puertas de París le permanecieron cerradas a igual que muchas otras ciudades francesas. Pero surgió un intento de solución. A Enrique IV, el nuevo rey, se le propondría conversión al catolicismo para ocupar el trono. Aquí la historia toma un nuevo rumbo, pues Enrique sorprendentemente accedió en 1593. Sus famosas palabras aún llenan los oídos de la historia y de la cultura del hombre y a través de los siglos nos llegan. “París bien vale una misa, contestó el rey Enrique”. De ahí su conversión. Poco después España retiraba también sus tropas.    Sorprendió profundamente el que la presidenta electa  fuese nombrada por un obispo de Cartago, como Hija Predilecta de María, en la Basílica misma. No sé si nuestra moderna Liga Católica ya le había pedido un arreglo al respecto de los matrimonios gay, los abortos y el Estado Confesional. Uno es tentado a pensar así pues, no se conoce de ningún milagro efectuado por ningún o ninguna Chinchilla en ningún tiempo en Costa Rica. En términos de santidad clásica, pues nunca han descollado. No son la madre Teresa. No han generado un Teilhard de Chardin tampoco o para ese caso un Juan Pablo II. En realidad han hecho más Maritza Acuña y/o el Dr. Moreno Cañas. Asombra pues eso de Hija Predilecta de María. Espero que no lo impongan en las escuelas o los templos, como hecho de la moral y de la fe. Sería un poco desconcertante, el que el  nene llegue de la escuela a la casa y que le pida a su mamá, que  le prenda una candela al retrato de la presidenta electa. Quizás el misterio de todo esto es que alguien consideró que “Costa Rica bien vale una misa”. Quizás se lograron abrir las puertas de París por fin.    Sin abandonar dichas observaciones, si vale la pena insistir en el hecho de que la tercera de parte de la fuerza obrera devenga salarios menores que el mínimo. Si queremos hablar de una espiritualidad que defienda al explotado, ahí tenemos amplio margen para hacerlo. Hasta ahora no conozco de ninguna gran cruzada que haya indicado lo inmoral que es el capitalismo tico para con el tico. Solamente Caritas in Veritate lo menciona y que lástima que en Costa Rica, los comentarios sobre la encíclica no pasaran del Eco Católico. Hubo unos cuantos en La Nación, todos contradictorios entre sí. Me imagino que con todas estas vicisitudes, no es de extrañar el que la mayor parte de los intelectuales se hayan ido convirtiendo en agnósticos. No quedó una opción católica para el intelectual o al menos así parece.    Por otra parte, da la impresión que el jolgorio de las elecciones está basado en una promulgación de una felicidad e igualdad aburguesada, que por solamente esos días se ha de propagandizar. Al tico y al costarricense de clase media, les encanta sentirse igual al burgués.   Es tan sencillo programarles eso. Incluso tiene el efecto de que las masas, que no hacen más que quejarse, se olviden de los cuatro años de “berreo” y voten por el mismo sistema que anteriormente denunciaban. La Nación del 11 de febrero sí indicó que cuanto más jóvenes son las personas o cuanto más educadas, más probabilidad había que votaran por Ottón Solís. Al respecto del  sexo, pues debemos recordar que Jack el Destripador y Adolfo Hitler eran ambos varones. En realidad la condición depende de la calidad de cada persona. No todo el mundo es Madame Curie o Juana de Arco.
El gran triunfador de las elecciones ha sido el modelo de mercado abierto no controlado. Este definido como democracia y libertad, eventualmente necesita convencer a todos de que están bien, aunque no les alcance el sueldo para comer o enviar a sus hijos a la escuela. A esos convencimientos forzados, les llamamos programas de propaganda de naturaleza  psicológica  y que promulgan un estado mental y anímico, de tipo “mundo feliz”. Particularmente en las cercanías de las elecciones.
 

  • Carlos Ml. Quirce Balma (Investigador/Catedrático UCR)
  • Opinión
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