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Como hecho de una realidad moderna tenemos que las demandas sobre el hombre generalmente llevan a carecer del tiempo suficiente para lograr profundizar una temática intelectual o artística. Los sueldos de la mayoría no son muy altos y las horas de trabajo demandan quizás más que antes.
En un tiempo, Costa Rica definió el conocimiento como su avatar más alto. Se honraba al sabio, científico, maestro y licenciado como hombre avanzado y bondadoso.
Este culto se extendía hacia los médicos, abogados y farmacéuticos con especial regalía. Esa Costa Rica, se sentía orgullosa de tener más maestros de escuela que soldados de guerra. Por ende, dado la valorización de esas altas insignias, los profesionales compraban enciclopedias enteras y devoraban libros con las más modernas teorías. Incluso la clase media era así.
El ambiente era culto y docto y un título universitario colocaba a la persona en un pedestal para el resto de su vida. Claro estábamos imitando a aquella Francia, Inglaterra, España y Alemania del siglo 19 y principios del veinte. La Europa del “kultur kampf” (batalla entre culturas). Con el advenimiento del nazismo, vino un cambio en dirección opuesta. Al intelectual se le acusaba de decadencia, de perversión y alianza sionista con el pensamiento de razas y seres que conspiraban contra la verdadera civilización europea. El antiintelectualismo comenzó a imponerse de moda y con ello la mediocridad humana.
Las ideas comenzaron a ser fomentadas con ausencia de estudio o preparación y por solamente la decisión de una voluntad de poder. Esto es típico de los movimientos alemanes del “Sturm und Drang” (tormenta y neblina) donde ofuscar la razón y el intelecto es volver a una Europa precristiana, carente de influencias judías. Una parte de América Latina se volcó a favor de ello y otra reaccionó en su contra. De ahí que surgieran los primeros grupos de militares tipo cartel y carentes de casta social. De nuevo, el cambio en los intelectuales, fue el de ocurrir en forma más crítica y aguerrida y en muchos casos adherirse a grupos de izquierda. La previa clase militar compuesta en parte por la vieja aristocracia Latino Americana, fue cediendo a elementos facistoides y lumpen que hoy en día aun se notan entre los militares de Centroamérica. Actualmente dadas las presiones de producir la unidad del trabajo por unidad de tiempo, en fábricas, hospitales, algunas universidades, etc. la mente ha sido obligada a reducir el conocimiento, a un hecho pragmático y no especulativo Se debe cumplir con tantas unidades de trabajo por mes para devengar un sueldo que está sujeto a un patrono, a la vez que se debe vivir en un medio en que los costos de vida no están sujetos a nadie. No hay pues responsables a quien reclamarle. La ausencia de dicho factor produce un alto índice de impredictibilidad e inseguridad psicológica en el ciudadano. Es también lo que Seligman ha llamado una privación de esperanza y una privación de control (helplessness & hopelessness). Además debemos comentar como dichas pérdidas en control y valoración de la vida, disminuyen la autoestima y aumentan la insignificancia del yo, ante un mundo aplastante e indiferente. Se incurre indefensión aprendida. Se le promete una sociedad libre y de igualdad, cuando a su vez cunden desigualdades en educación, nutrición/alimentación, vivienda y costos de vida. Se propagandiza la igualdad y se esconde la desigualdad. De esa manera se terminan produciendo estados de duda sobre si mismo, que se guardan secretamente en la intimidad de cada persona. En este punto coincido con el pensamiento de Zygmund Bauman. Las ideas mismas carecen eventualmente de suficiente significado para establecer un diálogo tanto interno de la mente consigo misma, como externo a nivel interpersonal con prójimo del “eterno tu”. La información ha aumentado, pero su validez y su significado valorativo han disminuido. Las categorías mismas de las ideas, aparecen como contaminadas por una ausencia de sinceridad. Muy distinto de esa sociedad que describimos de finales de siglo XIX y principios del veinte. La ausencia de calidad accesible compite con los aumentos en las poblaciones mundiales que necesitan al menos lo mínimo. El día mundial de la nutrición Benedicto XVI, dijo que no había pecado más grave que especular con la comida del pobre y del miserable.
La idea de que una democracia pueda referirse y traducirse a las necesidades del desesperado y no a las mentiras de comercios abiertos y libres, está aun en algún futuro. Como indicaba anteriormente, las categorías de las ideas mismas parece que están contaminadas con ausencias de significado. Se vuelve una y otra vez a lo mismo. No se están creando nuevos paradigmas o modelos. Las ideas aparecen atrapadas por esas ausencias que denotan.
Lo anterior es muy grave. Conlleva una crisis epistemológica de grandes proporciones. Consecuentemente, las nuevas filosofías, parecen reiterar a las viejas, u ocurrir como un excéntrico opuesto a ellas, sin añadir lo nuevo indispensable, para romper el círculo vicioso gravitacional del pensamiento y llevarnos a las estrellas. La fragmentación del pensamiento que se presenta atomizado y no en continuidad (linealidad), conlleva el que no se pueda crear teoría antes o después de crear datos. Gracias a Dios aún tenemos a Stephen Hawkins, el genio teórico en astro física. Se necesita alguien parecido en Ciencias Sociales y otro en Ciencias de la Salud en el nivel mundial.
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