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Que queda después de los intentos de hacer vida en familia o pareja. He observado, que a veces quedan muchos aspectos negativos, quedan personas heridas, incrédulas con rencores y odios que en el mejor de los casos no transmiten a los hijos, se queda en el caparazón de la persona y en cuanto a compromiso, sacrificio, trabajo, negación y otra carga de situaciones limitantes, la mujer se queda con la cuota mas alta. Este escenario, además de aspectos culturales y sociales, le impide a la mujer hacer un currículum profesional o cualquier actividad curricular que no sea el trabajo de casa o un trabajo en cualquier institución donde le cuesta mucho hacer carrera.
Como bien se dice, lastimosamente, la mujer debe hacer cinco veces lo que hace un hombre para que la sociedad le reconozca la mitad y esto, considerando, la amplia gama de intentos que se han hecho, en el siglo pasado y en el presente, por eliminar las diferencias de oportunidades hombre-mujer: leyes, marchas, foros, huelgas, libros, ensayos…
A veces siento que estamos tan lejos de esa igualdad prometida, tan lejos, como en épocas inquisidoras, solamente que los procedimientos del siglo XXI son sutiles, pero igual dantescos, lejos porque a veces siento, que los procedimientos realizados nunca van a superar a la cultura. En la madeja del interactuar de pareja, existe el trabajo, es una actividad del quehacer social, cultural y de familia, al pasar de los años, es muy lamentable que la época de la vida que puede ser la más productiva: por la madurez y la experiencia, los 50 y más, sea confinada con obstáculos, a veces, porque se da más importancia a los desaciertos que a los aciertos o por índoles sociales de acceso. En estas edades, muchos hombres y mujeres, se quedaron con un título a medio camino y les cuesta mucho reintentarlo. Coincide con estas edades estereotipos despectivos que pesan socialmente sobre, el concepto y la imagen hacia una persona madura, una empresa o institución no tiene intención de contratar a una persona adulta, porque no es “rentable”, está próximo a la pensión, aunque falten en promedio 15 años, además, como decía un buen amigo hay programas para niños, jóvenes y tercera edad pero para la edad madura, ¿Qué hay? Posiblemente, para los mismos actores, las personas maduras, los más interesados al fin y al cabo, lo que hay son muchos interrogantes de cómo alcanzar los proyectos de vida. De pronto el o ella se ven sin familia, sin trabajo, sin casa y sin estudio en un abrir y cerrar de ojos y el asombro y la impotencia de poder resolver entra en la escena. Volviendo a los hijos, son las víctimas mas vulnerables de esos fracasos de pareja, en casos aislados, los padres asumen un compromiso de producir el menor daño posible y de ser responsables económicamente. Cabe preguntarse también que pasa con los adultos: a veces sin trabajo, pensionados, se “adaptan” a vivir con otros miembros de la familia, padres, hermanos, otro familiar, amigos o por último en soledad. ¿Qué fue de sus planes y proyectos de vida? También debe enfrentarse la cuota histórica de los aciertos y desaciertos. La purga entre movimiento feminista y la cultura machista está muy presente en estos amores y desamores. Los unos siguen sin ceder, continúa la agresión, la falta de apoyo económico, amenazas y mucho mas, las mujeres aunque son el principal foco de violencia no se eximen totalmente de situaciones de agresión y pueden darse casos en donde el hombre cumple pero la mujer exige y exige, en forma compulsiva, patológica o simplemente influenciada, principalmente ella, por esta sociedad globalizada que la enmarca en un contexto: de imagen sexual, de marcas, modelaje y más. Creo que es parte de esta sociedad globalizada en la que se nos quiere meter y muy pocos nos resistimos concientemente a entrar en ella. Los hombres “castigan” o amenazan a una mujer porque pide cosas simples y de una obligatoriedad real: apoyo, colaboración, oportunidades, que le ayuden a dar el salto hacia oportunidades reales. Lastimosamente he llegado a pensar que las personas no ceden, prefieren enterrarse en la sociedad que creer, prefieren cerrar puertas y ventanas, pasar el cerrojo y olvidar que son seres sociales que necesitamos la compañía y esa cultura del cerrojo parece afectar mas a los hombres, posiblemente por aspectos culturales y de estructura psicológica. El cortejo parece ahora en exceso precavido, como dice Ana Iztarú en su poema “Amor”: “Precaución: como cualquier/milagro de rocío:/es frágil./ Mantenerse lejos del alcance/de los que usan corazón de bolsillo/y dejan guardados los besos/bajo llave” Las parejas ahora hacen vida en función de bienes mutuos, ya no es de mutuo amor, creo que es parte de una influencia de medios de comunicación y mercado. Los hombres se han vuelto insensibles, no quieren expresar los sentimientos. Quién ha dicho que recibir flores es malo o es feo?.o que preparar la cena y la mesa no es labor para los compañeros? Yo creo que nos lo dicta esta sociedad y ambos perdemos: hombres y mujeres, seres sociales que nos unimos por placer y amor, nos estamos negando a convivir con alguien porque la ausencia de fe en las personas es cada vez más difícil y frágil o como dijo Saramago: “ no hay bondad” …Aún con todo lo que he visto seguiré creyendo que el amor existe, que es bello amar y dejarse amar, para los que han dejado de creer o están en ese proceso, debe existir el amor, como un esfuerzo, al menos, para hacerle honor a la especie mas racional e inteligente: el ser humano, que es primero un ser social y nunca es tarde para la bondad o para reintentarlo. “Empezando por el respeto humano y siguiendo con un sentimiento de bondad”. Saramago.
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