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Especialistas opinan que la balanza comercial del Acuerdo de Asociación con Europa se inclinará a favor de los europeos.
El Acuerdo de Asociación de los 27 países que forman la Unión Europea con Centroamérica se logró tras una intensa ronda de negociaciones. El cierre de estas fue anunciado en el marco de la cumbre eurolatinoamericana celebrada en mayo en Madrid.
Con bombos y platillos las partes anunciaron el cierre del pacto argumentando que este logro representa el primero de su tipo establecido por Europa con alguna región del mundo, por lo cual el Presidente de Panamá, Ricardo Martinelli -a la cabeza de la presidencia de turno del Sistema de Integración Centroamericana (SICA)- lo calificó de “histórico”.
Sin embargo, sectores de la sociedad civil centroamericana consideran que todavía quedan muchos puntos que resolver, sobre todo en el tema comercial y el tratamiento a ciertos productos sensibles como los lácteos, el banano, el azúcar y la carne, entre otros.
Durante un desayuno con la prensa el pasado 25 de agosto, Carlos Molina, Director del Comité Consultivo del SICA, hizo énfasis en la necesidad que tiene Centroamérica no sólo para ponerse de acuerdo sino para integrar un bloque común que les permita generar beneficios a todos los integrantes de la región.
“El acuerdo va, pero por ejemplo el banano y las normas de origen son temas que todavía no están resueltos”, manifestó.
El Acuerdo de Asociación UE-Centroamérica es un pacto compuesto por tres componentes que incluyen el abordaje político, la cooperación y un tratado de libre comercio.
Las negociaciones para lograr su aprobación iniciaron en el 2007 y debieron enfrentar algunos baches en el camino, como el pugilato generado con los productos sensibles y la crisis política en Honduras generada por el golpe de Estado que depuso al presidente Manuel Zelaya. Aunque el nuevo presidente Porfirio Lobo ya ha sido integrado a las negociaciones, todavía no es formalmente reconocido en algunas instancias formales.
Sobre el tema económico, Molina considera temas difíciles de enfrentar los estrictos controles fitosanitarios, las normas de origen, el acceso a los mercados y la propiedad intelectual.
Justamente durante su negociación preliminar, los europeos renunciaron a exportar a la región 4.500 toneladas anuales de leche en polvo, tras la negativa de los centroamericanos a aceptar esta cuota por considerar que perjudicaba a los pequeños productores lácteos. La cuota que Europa venderá será de 1.900 toneladas y unas 3 mil toneladas de queso, según datos de la Comisión Europea.
Por su parte, Centroamérica por primera vez podrá exportar hacia Europa carne vacuna, arroz y azúcar, aunque sometidos a cuotas. El banano representa un 12,4% de las importaciones totales que la UE realiza de la región y experimentará una reducción arancelaria de 175 euros por tonelada, hasta quedar en 75 euros/tonelada en 10 años.
Con el acuerdo, Centroamérica exportará 160 mil toneladas métricas de azúcar; sin embargo, todavía no está muy claro cómo será repartida entre los países productores esta cuota.
“Guatemala produce el azúcar de Honduras y El Salvador juntos”, y vamos a tener que ponernos de acuerdo, aunque no sea fácil”, anotó Nelson Vanegas, directivo titular del Comité Consultivo del SICA y representante de la Cámara de Transportistas de El Salvador.
“Se requiere un esfuerzo grande de integración, Europa actuó como un solo agente negociador pero Centroamérica sólo logró tener un vocero”, acotó Molina.
¿MERCADO DESIGUAL?
Según las declaraciones del presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, emitidas en mayo, la firma de este acuerdo permitirá el acceso de 40 millones de centroamericanos a un mercado de 500 millones de europeos y supondrá un incremento de 2.600 millones anuales en las exportaciones de nuestra región hacia la UE versus 2.400 millones en sentido contrario.
Sin embargo, ante la consulta sobre a favor de quién se inclinará esta balanza, Carlos Molina manifestó que será probablemente a favor de los europeos, ya que en su criterio, será muy difícil para Centroamérica ajustarse a los altos estándares de calidad y a las estrictas normas de calidad que van a imponer los europeos a los productos que ingresen a sus mercados.
“Hay un estudio de impacto que dice que va a haber un aumento del empleo, pero eso lo tendremos que ver en la aplicación misma del acuerdo”, apuntó Molina.
Asimismo, manifestó que las conclusiones del encuentro del Consejo Consultivo del SICA, la semana anterior en San José, acordaron la creación de una comisión especializada para estudiar las diferentes posiciones al interior de la región respecto a los diversos temas que todavía no logran consenso.
“Somos 31 organizaciones muy diversas y se pueden vislumbrar más o menos tres posiciones: la de los sindicatos que están contra el acuerdo al argumentar que no existen mecanismos de verificación en el cumplimiento por parte de los europeos; otra opinión que ven una oportunidad en el diálogo político y la cooperación pero no en el plano comercial, y otra que se enfoca en las oportunidades”, puntualizó Molina.
“En lo político es un pacto débil”
Representantes del Comité Consultivo del SICA afirman que en el componente político este Acuerdo de Asociación es débil.“No estamos satisfechos del proceso de participación de la sociedad civil, hay sectores que nunca tuvieron acceso”, manifestó Molina.En este sentido, Albino Vargas, Secretario General de la Asociación Nacional de Empleados Públicos (ANEP) afirma que el sector sindical costarricense se “siente decepcionado de este acuerdo y doblemente engañado” puesto que “no hubo participación ni consulta a la sociedad civil”.Según Molina, la posición de muchos sectores opuestos radica en la falta de mecanismos de verificación y de un proceso de monitoreo.“Si no hay instrumentos de verificación se crea debilidad y un gran sentido de insatisfacción”, afirmó.Por otra parte, también agregó que el SICA sigue afectado por la situación política de Honduras.Nelson Vanegas también apunta a otros puntos por resolver como el no reconocimiento de Porfirio Lobo por parte del gobierno de Nicaragua y las relaciones de Nicaragua y Costa Rica por el Río San Juan.
Acuerdo atizará mercado de las telecomunicaciones
No es algo que esté todavía claro, pero el tema de los servicios sí que tendrá un protagonismo especial con la aplicación del acuerdo.Carlos Molina manifiesta que el tema de los servicios que incluye telecomunicaciones y seguros se ha manejado muy sigilosamente.Sin embargo, en abril, la vicepresidenta del gobierno español, María Teresa Fernández, había expresado que empresas españolas en estas dos áreas están interesadas en instalarse en Costa Rica.En este sentido, Fabio Chaves, presidente de ASDEICE, considera que con la aprobación del CAFTA con Estados Unidos ya de por sí este mercado quedó abierto a la libre competencia.“La firma del TLC con Estados Unidos obliga a la apertura y es lógico esperar que esta se extienda a otras regiones como la europea”, afirmó Chaves.“Nosotros seguimos defendiendo el modelo solidario que ha mostrado ser exitoso y equitativo, las transnacionales son iguales en todos los mercados”, agregó.Chaves manifiesta que la apertura generará en Costa Rica un incremento significativo de las tarifas básicas en telefonía, tanto como ya lo son en el resto de Centroamérica.“Vemos que en otros países la opción para gente de escasos recursos es el sistema prepago, porque la gente simplemente no puede pagar las tarifas fijas”, acotó.Por su parte, Albino Vargas considera que este acuerdo es un TLC más que entra en la lógica de la guerra de los mercados y economías pequeñas como las nuestras que serán rehenes de los intereses de las grandes transnacionales y de la propia supervivencia del sistema capitalista europeo”, afirmó.“La Unión Europea necesita de nuestros recursos, del agua, de las telecomunicaciones, de la electricidad”, afirmó Vargas.Por otro lado, Chaves manifestó reservas con relación al tema de la energía eléctrica, el cual aunque todavía no se ha abierto totalmente en Costa Rica sigue siendo un tema delicado.Según Chaves, en Costa Rica utilizamos un modelo en un 93 por ciento de energía renovable, es decir, la hídrica, eólica, geotérmica y otras, y tan sólo un 7 por ciento de energía producida a partir de combustibles fósiles, o térmica.“Sin embargo, una apertura podría revertir este modelo si consideramos que, para efectos de recuperar la inversión, una planta de energía térmica se instala entre los 4 y 6 meses en contra de los 10 años del modelo de energía renovable, con el consecuente aumento de las tarifas”, apuntó.“En resumen, el modelo solidario nos ha permitido ofrecer energía limpia, y buena cobertura a tarifas accesibles, pero la apertura nos hará menos competitivos”, concluyó.
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