Costa Rica necesitaría un crecimiento anual del 8% para sustentar necesidades públicas de servicios de salud.
La crisis económica de los últimos años, la explosión demográfica del último siglo y las tendencias de envejecimiento de la población costarricense, son algunos de los factores que afectan el mejoramiento de los servicios de seguridad social nacionales, según se concluyó en la mesa redonda El futuro de la seguridad social en Costa Rica: retos y estrategias, realizado el pasado 10 de noviembre en la Universidad de Costa Rica (UCR).
Luis Rosero-Bixby, director del Centro Centroamericano de Población (CCP) de la UCR, aseguró que al ritmo de crecimiento económico del país, una de las soluciones viables es frenar el creciente consumo de salud y eliminar el desperdicio de medicinas y servicios.
“Es muy difícil mantener un sistema de libre acceso como el que existe actualmente”, afirmó al tiempo que explicaba la necesidad de un sistema de “copago” por las medicinas que otorga la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). “En el momento que a uno no le cuestan nada las medicinas que da la Caja, no es problema seguir acumulando medicinas o botarlas a la basura”.
Para Rosero-Bixby, eventos demográficos como el progresivo aumento de la población y la tendencia de envejecimiento de la misma, inciden en una mayor demanda de servicios de salud y cobertura médica.
Guido Miranda Gutiérrez, expresidente ejecutivo de esta institución, señaló como una de las  problemáticas de la Caja las debilidades del sistema de pensiones, entre ellas las diferencias abismales entre los porcentajes recibidos por exfuncionarios estatales y el resto de los contribuidores.
PANORAMA PESIMISTA
Rodolfo Piza Rocafort, también expresidente ejecutivo de la CCSS, aseguró que un crecimiento económico anual del 8% sería capaz de sustentar la inversión de seguridad social que requiere el país, donde -según estadísticas del Ministerio de Comercio Exterior- el crecimiento del Producto Interno Bruto real fue de un -1.3% para el año pasado.
Bajo las condiciones económicas actuales, Piza consideró que no es viable esperar un escenario económico optimista y que el mayor problema de esta discordancia entre presupuesto y demanda de servicios, ha sido la contención inadecuada del gasto en salud, y señaló como ejemplo las órdenes de jubilación por incapacidad, que se han disparado en los últimos años sin ningún motivo aparente.
Piza comentó además, que las largas listas de espera por cirugías, tratamientos y trasplantes, las  largas filas en los centros de salud y la mala atención de los mismos, es un factor que incide en la migración de los usuarios a servicios de salud privados y que continúa menoscabando la eficiencia de los programas de seguridad social.
Dentro de la logística de la seguridad social, Rosero-Bixby citó la carencia de sistemas de monitoreo y evaluación, como una de las más grandes debilidades del sistema de salud, en el cual –desde su perspectiva – cada esfuerzo debería tener un seguimiento que mida logros y debilidades, con miras a fortalecerlo y buscar soluciones más eficaces.
Mientras tanto, para Mauricio Vargas Fuentes, viceministro de Salud, la Caja debe asumir el reto de “hacer una gestión más eficiente”, tendiente a fortalecerla. Asimismo, estima importante comenzar ver la manera de generar nuevos recursos para solventar las presiones financieras que sufre la institución.
El Viceministro cree viable fundir los servicios del Instituto Nacional de Seguros (INS) con la CCSS y así unificar las iniciativas estatales de seguridad social, y al mismo tiempo generar más recursos financieros. Vargas opinó que en materia de seguridad social, además de la falta de recursos y la atemporalidad de las soluciones propuestas, las discusiones se mantienen a un nivel de “grupos” de interés y no ha sido elevada a una temática de “país”, como en realidad debería hacerse.