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De vergüenzas ajenas

Bien poco me interesa convencer a don Habib

Bien poco me interesa convencer a don Habib
de aquello que le avergüenza.
Algún avance logré,  porque de palabras sexistas se cuidó.
Seguramente no me leerá. Podéis entonces ir en paz.
Me interesa más dirigir
mi modesto escribir
al público en general y
a la izquierda que no reniega.
 
La dominación ideológica consiste en
imponer los títulos como señal de autoridad.
Acompañan a esa aureola la incuestionabilidad,
la credulidad y la admiración que las “águilas
de los caracoles esperan”.
 
Para que esa relación abusiva persista
hay que evitar que los grupos subordinados se acerquen
y protesten.
¡Horror! Si su osadía es tal de hacerlo,
de grupúsculos y otras bellezas hay que tratarles,
no abordar sus cuestionamientos.
Presentarles como lo malo es más fácil,
pedir su cabeza o al menos encerrarles,
para que no causen más vergüenza a quienes,
sean de izquierda o derecha, el poder beneficie.
A mí no me avergüenza quien con mi actuar difiere
más pena me causa el juglar del cual Rey o Reina ríe.

  • Juan Acuña Alvarado (Trabajador y estudiante universitario. Directivo SINDEU)
  • Opinión
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