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TSUNAMIS CIEGOS O TSUNAMIS DE “carbón”

Recuerdo allá en cuarto año, el gran interés que tuve en geología y cómo me decía el profesor que casi nada se sabía al respecto, ya que no existía una tecnología para facilitar ese conocimiento. Muy rápidamente ese desarrollo comenzó y me he interesado en la geología y sismología con gran interés y curiosidad.

Recuerdo allá en cuarto año, el gran interés que tuve en geología y cómo me decía el profesor que casi nada se sabía al respecto, ya que no existía una tecnología para facilitar ese conocimiento. Muy rápidamente ese desarrollo comenzó y me he interesado en la geología y sismología con gran interés y curiosidad.
A raíz del terremoto y maremoto en Japón que ha conmocionado al mundo, se dio aquí en Costa Rica un fenómeno curioso en las costas de Pacífico Sur. En marea  baja se descubre un paso angosto de arena, desde la costa hasta 1 Km. mar adentro, donde se abre en forma perfecta de cola de ballena; dicho fenómeno se ha convertido en una atracción turística internacional y nacional y por supuesto la llaman “ la cola de ballena”, y al camino ese le dan el nombre de “tómbolo”, que no sé de dónde viene; en cuestión de horas después del sismo, ese tómbolo desapareció quedando interrumpido el paso entre la playa y la cola de la ballena y de allí nacieron los tsunamis ciegos o utilizando mi nombre artístico, los tsunamis de “carbón”.
Le escribí al canal de TV que comunicó la noticia y les dije que ese fenómeno se debía a un efecto del gran desplazamiento de placas tectónicas que habían generado el terremoto al norte de Tokio. Ese desplazamiento actúa como un inmenso émbolo, desordenando las corrientes marinas en toda esa “gran olla” que constituye el gran Océano  Pacífico, que posee profundidades mayores que alturas hay sobre la tierra; a un mes del evento principal, se están corrigiendo las anomalías curiosas que se han dado tanto en las orillas como en la superficie total de esa gran olla; el “tómbolo” ya está volviendo a rellenarse y las corrientes van volviendo a la normalidad. Pienso en el por qué  se dieron coloraciones anómalas en diferentes puntos de ese famoso “anillo de Fuego”, las cuales creo que también son debidas a los mismos tsunamis ciegos, como efecto de la gran erosión o gran arrastre sobre el fondo marino.  
El nombre de tsunamis ciegos se debe a que en vez de aflorar a la superficie, se quedan dentro de aquella gran olla generando una verdadera agitación, que durará semanas para volver a la normalidad. Hasta allí lo de los tsunamis; tengo también otra hipótesis geológica que relatar: días antes del terremoto en Japón,  el volcán Kilauea en Hawai entró en erupción; este coloso no es un volcán; es lo que se llama un punto caliente o “hot spot”, que consiste en un chorro permanente de fuego o (lava) que viene desde el núcleo terrestre y no se mueve; lo que se va moviendo en dirección N.O. es la placa tectónica. Así, Hawai va desapareciendo por el oeste y reapareciendo desde el este. Mi hipótesis es que cuando el Kilauea entra en erupciones persistentes es indicio de un posible terremoto o sismo hacia el noroeste, campanazo preventivo para Japón, Alaska y toda esa área de las Aleutianas y la península rusa de Kamchatka; no sé si estaré en lo correcto, pero me suena lógico, porque esa placa es  grande y cuando camina hacia el N.O. el desastre es inminente.
     El otro punto en que discrepo de los geólogos es el de que un movimiento sísmico aquí nada tiene que ver con otro allá; yo creo que es un solo sistema que trabaja a presión y aun el desplazamiento de fallas internas, tiene que ver con la totalidad del sistema de placas del planeta.

  • Carlos Alberto Borbón Sartoresi “carbón”
  • Opinión
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