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De forma y fondo, no existe ninguna relación conyugal ni carnal entre Costa Rica y Nicaragua. A algunas personas les encanta soñar y crear metáforas lindas, pero a final de cuentas, se estrellan con las realidades y pasan a ser necesidades fantasiosas de un principio de placer frente al de la realidad objetiva; de tal manera que un análisis clínico enfría cualquier cópula imaginada. La independencia de los pueblos no es relativa, es una construcción propia de su identidad como síntesis de anhelos y contextos históricos, que desembocaron en voluntad de insurrección y separación de partes. Y si así no fuera, entonces celebremos un solo día mundial de la independencia, ¿de quién nos independizaríamos?
En términos del materialismo histórico, cada pueblo se forja su devenir en un presente continuo, a lo que se agrega una fuente y vivencia espiritual que emana de su célula social, de sus familias, de sus valores y principios fundamentales. Costa Rica abolió el ejército en 1949, aun cuando dejó abierta la posibilidad de revivirlo para la defensa de su soberanía en el capítulo 12 de su Constitución Política. En otras palabras, no es que decretamos un estado de indefensión perpetua, como bien les gustaría a muchas aves de rapiña aventureras.
Nicaragua incorporó a su Constitución Política de 1987, la Ley de Organización Militar del Ejército Popular Sandinista, en Managua, el 27 de diciembre de 1989. Sancionada por Daniel Ortega, Presidente de ese país. Una estructura compleja, sólida y cargada de armamento militar como la de cualquier institución castrense contemporánea.
El hecho de que haya relaciones de pareja entre costarricenses y nicaragüenses no quiere decir que haya una nueva patria. Hay muchas relaciones de pareja de costarricenses con personas nacidas y venidas de otras etnias, culturas y latitudes. Costa Rica y Nicaragua no se pertenecen el uno al otro como tórtolos enamorados. El retiro del ejército invasor de Nicaragua de Isla Calero de Costa Rica fue producto de la presión ejercida por la diplomacia costarricense en el nivel internacional, y como resultado inmediato de las dos derrotas políticas consecutivas de Nicaragua en la OEA., que así lo señalaba, además de que Costa Rica había presentado de inmediato el caso en la Corte Internacional de Justicia, donde quedó sellado el punto de acatamiento obligatorio, hasta la resolución final del debido proceso. El que afirme lo contrario está corto de entendederas o no leyó el pronunciamiento emitido por los jueces de esa instancia de Naciones Unidas, a la cual todavía puede acudir en alzada nuestro país.
La historia de la frontera norte de Costa Rica y sur de Nicaragua fue definida en el Tratado de Límites Cañas-Jerez en 1858, no sin antes haber amenazado Nicaragua a Costa Rica con invadirla y tomar posesión del territorio hoy conocido como Guanacaste. La resolución de la Corte Internacional del año 2009, así lo ratifica, lo mismo que el Laudo Cleveland posterior, donde los nicas pretendían, bajo amenaza de hacerle la guerra a Costa Rica, desconocer lo firmado en 1858. La naturaleza militar y agresiva de los nicas no ha parado. Continuó en el siglo XX y sigue igual en los albores del XXI.
El hecho público y notorio de que Costa Rica haya sido negligente y omisa en no cuidar de la integridad territorial de su casa, su vigilancia y control estricto de fronteras y migrantes ilegales –muchas veces también indocumentados- es lamentable y trágico, pero es un asunto de competencia exclusiva de nuestro pueblo, gobierno y autoridades. Por eso les tenemos que exigir una policía de fronteras profesional, a la altura de los tiempos y de las amenazas de una realidad que nació a partir del día en que decretamos nuestra independencia patria el 29 de octubre de 1821. Costa Rica y los costarricenses tenemos una bandera orgullosamente nacional y tricolor, tenemos un himno y una cultura cívica y podemos exhibirla y gritarla a todos los vientos y naciones; el que se crea con alma nica, puede hacer maletas. Costa Rica se ama o se deja.
La única sangre de hermanos es la de padre y madre. Claro que somos hijos de Dios y hermanos en su esencia, pero ÉL está en las alturas y nosotros en otra estación de realidad muy concreta y cotidiana. Costa Rica es dueña de su soberanía y el Gobierno de turno puede enviar policías a la frontera norte cuando le dé la gana y por las razones que considere pertinentes en su estrategia de nuestro resguardo, en este caso, impedir que el invasor nica siga cometiendo ultrajes a nuestro territorio, naturaleza y gente.
Una vez que el dictador Ortega en el año 2009 conoció el fallo de La Haya, donde ratificaba los tratados de límites Cañas-Jerez de 1858 y el Laudo Cleveland de 1888, se ha dejado decir que quiere incursionar en el Río Colorado de Costa Rica.
Es hora de acabar con el mito que resumió el expresidente Ricardo Jiménez, de que Costa Rica todos los años tenía la época seca, la mojada y los nicas. La naturaleza es sabia, los costarricenses somos una unidad nacional y un solo país.
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