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Derecho de respuesta
Primero que nada, ubiquémonos:
El suscrito es un hombre que con esfuerzo propio, y una vida entera de lucha y trabajo, logró consolidar una posición de vida exitosa. Tengo mi propia empresa, gozo de una buena situación económica, que me permite dotar a mi familia de una vida plena y poder ver la existencia sin amarguras ni complejos.
Entré a la vida política, no por necesidad, sino por espíritu de servicio y compromiso social. Tengo 32 años de servir a la obra evangelística y nunca he usufructuado de ella.
No puedo aceptar por tanto ninguna de las agraviantes frases, que, gratuitamente, endosa a los diputados cristianos, y por tanto a mí, el señor Asdrúbal Marín Murillo.
Pero sí quiero explicar al lector de ese Semanario tan prestigioso, el contexto en que se da el tema tratado por el columnista Marín Murillo.
Desde el inicio de nuestra gestión, dejamos claramente establecido cuál iba a ser nuestro comportamiento en el desarrollo de la gestión parlamentaria. Votaríamos aquellos proyectos que se ubicarán dentro de esa línea de pensamiento, vinieran de donde vinieran, ya fuera del Gobierno (poder ejecutivo o fracción PLN) o de la oposición. Así lo hemos hecho. Si revisan los resultados de aprobación de proyectos, hemos votado en ambos sentidos, siempre, con el único norte, de apego a nuestra conciencia, y en la línea y posición supra indicada.
En el caso concreto de los hechos del Primero de mayo 2011, que culmina con la elección de un nuevo Directorio, en manos de la “ Alianza por Costa Rica”, lo que sucedió, en apego a la verdad, único camino que sigo en mi vida , es lo siguiente: Desde el inicio de la formación de la Alianza por Costa Rica, les dejé muy claro a mis compañeros Diputados, que yo le había dado mi palabra al diputado Villanueva Monge, para que continuara como Presidente de la Asamblea Legislativa. Y yo, soy un hombre de palabra. Y así se lo hice saber a los compañeros de la oposición, pero desde un inicio, en forma transparente. Asimismo comprometí con ellos mi voto para todos los demás compañeros de la “Alianza por Costa Rica”, y ASÍ LO HICE. Voté y le consta a cada uno de ellos.
Ya después de los acontecimientos, de todos conocidos, se dio la votación que en definitiva arrojó la elección del nuevo Directorio. En ese momento, para la Presidencia, voté por mí mismo, por una razón personalísima. Me pareció que sería de mal gusto, oportunista y poco serio, unirme en el voto para el diputado Mendoza García, cuando en el proceso, estaba claro que esa no había sido mi posición.
Al cabo del tiempo, debo reconocer en el diputado Mendoza que tiene capacidades y talento, suficientes para cumplir fielmente el mandato y las responsabilidades que conlleva esa difícil posición, y eso está muy bien, por Costa Rica, pues de la gestión legislativa va a depender si mejoramos o nos estancamos.
Soy un bendecido y como tal, tengo que bendecir al señor Marín Murillo… porque de una misma boca no puede salir bendición y maldición.
Por último, deseo expresar mi asombro, porque nunca creí llegar a ver a un profesor universitario de la UCR expresar tal cantidad de exabruptos venenosos y ofensivos. Ostento 3 grados académicos de la UCR y 2 de Universidades privadas. Tuve profesores de la calidad de Constantino Láscaris, Teodoro Olarte, Isaac Felipe Azofeifa, Guillermo Malavassi, Numa Sánchez, Numa Estrada, Rolando Berti, Guillermo Vargas, entre otros, y de todo ellos aprendí mil cosas, pero todas ellas siempre positivas, constructivas. Me causa grima, tristeza y un gran sinsabor, creer que el señor Marín Murillo representa una nueva generación de la Alma Máter, cargada de frustración, enojo y amargura.
Concluyo externando que he aprendido más sabiduría e inteligencia estudiando la palabra de Dios, que en 15 años de estudios universitarios que tengo. No soy perfecto; pero sí perfectible y estoy peleando la buena batalla.
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