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La información es hoy en día un elemento de gran valor, con ella se pueden tomar decisiones de todo tipo y que pertenecen a todos los ámbitos del quehacer del ser humano.
No en vano se escucha decir que vivimos en la era de la información, la cual gracias a las nuevas tecnologías se hace masiva, pero que también junto a dicho crecimiento requiere de personas capaces de poder discriminar la calidad, la pertinencia y la veracidad de dicha información.
El profesional llamado a cumplir la labor planteada es el profesional que proviene de la bibliotecología. Este profesional es formado siguiendo criterios científicos, es formado tomando conocimientos de muchas área del saber.
Entonces se tiene a una persona transdisciplinaria que posee conocimientos de recolección, clasificación, almacenamiento, diseminación y tratamiento de la información, que además es capaz de usar, administrar y crear tecnologías que le permiten estar en la vanguardia de todos los cambios que surgen cada día. Además se le capacita con conocimientos de administración, estadística, relaciones humanas, atención al usuario y habilidades docentes para la alfabetización y promoción de lectura.
Como se observa entonces el profesional de la bibliotecología es completo, capaz de realizar labores complejas y de alto contenido científico, además de estar en capacidad de investigar y desarrollar nuevo conocimiento.
Ante el panorama anterior, causa aprensión e incomodidad el escuchar a muchos profesionales del área, ya graduados quejarse de que en sus unidades de información en las que laboran no siempre son reconocidos como tal, también causa preocupación la imagen que se tiene del profesional visto desde afuera. Muchas veces se nos pregunta si es necesario estudiar para acomodar libros. Lamentable concepción de la cual ha sido difícil librarse, y es que esta imagen afecta y mucho. Pero basta con ver llegar a un usuario a una biblioteca a solicitar el servicio de referencia para que el profesional que atiende pueda desplegar toda su habilidad y conocimiento en favor de la persona consultante, es en ese momento en que el concepto inicia un cambio.
Hoy en día en Costa Rica aun queda mucho por hacer, no puede ser posible que aun en escuelas, colegios y universidades del país existan personas que no son profesionales a cargo de bibliotecas y unidades de información. Durante muchos años se han escuchado relatos de compañeros y compañeras que llegan a solicitar un puesto y tienen como jefe en una unidad de información a una persona que no es bibliotecario o bibliotecaria.
Esta actitud tiene que cambiar hacia los profesionales de esta disciplina, pero no solo debe cambiar de afuera hacia dentro, también tiene que cambiar en las escuelas universitarias que imparten la carrera con sus diferentes énfasis, tiene que cambiar en los alumnos que se deben de organizar para dignificar sus derechos como tales y como futuros profesionales. De igual forma desde las autoridades estatales es necesario un cambio de actitud, es hora de que el profesional de la bibliotecología tenga el reconocimiento que sus estudios le confieren, ya que el mismo está muy lejos de ser una persona que realiza una labor mecánica y artesanal. También es importante la acción que puedan ejercer el Colegio de Profesionales y la misma Asamblea Legislativa en la busca del desarrollo de mecanismos que garanticen que los profesionales de bibliotecología tengan su lugar asegurado al frente de las bibliotecas de este país, que sean dichos profesionales y no personas completamente ajenas y sin capacitación quienes ocupen los puestos que le corresponden a los bibliotecarios y bibliotecarias.
Durante muchos años dichos puestos han sido ocupados por personas que no conocen el trasfondo de la profesión y a pesar de las buenas intenciones no brindan el servicio en la forma que se debe, no realizan proceso adecuados y desconocen todo el avance que la tecnología hoy brinda.
Sumado a lo anterior, se provoca un daño importante a los profesionales, a los estudiantes de la carrera, ya que se brinda una imagen de una persona que ejecuta una labor sencilla y que para la cual se podría inferir de forma errónea que no es necesario una inversión de 4 años de estudios universitarios.
Otras disciplinas ya cuentan con leyes que protegen a sus graduados, en donde se exige que sea un profesional debidamente acreditado el que ejerza la jefatura y el manejo de las actividades relacionadas al área.
El graduado de bibliotecología es fruto de estudio, de sacrificio, de esfuerzo académico, se forma investigando, se fortalece en prácticas de campo tanto en atención como en la aplicación de sus conocimientos para el tratamiento de la información.
El profesional de bibliotecología tiene todas las herramientas para brindar información oportuna, de calidad, que permita la mejor toma de decisiones, por lo tanto se requiere que el mismo tenga el espacio para poder desarrollar todas sus habilidades dentro de un marco que las reconozca tanto en el medio profesional como social.
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