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Si reflexionamos sobre la problemática de nuestra Nación, con seriedad, creemos que debemos seguir el camino de la lógica, el pensamiento crítico, la ética y la justicia; construido con la participación de todas y todos los costarricenses.
No es posible continuar con el pasado y presente devenir nacional: los cafetaleros, los ganaderos, los bananeros, los industriales, los comerciantes, los banqueros y el capital transnacional, tienen sus propias organizaciones, y, a nadie se le ocurre obstaculizarlos, ponerles impedimentos, o incluirlos en listas negras; todo lo contrario, el Estado los impulsa, e históricamente los subvenciona.
En la otra cara de la Nación, están las y los trabajadores manuales e intelectuales, los pequeños agricultores, industriales, comerciantes, en general la clase media. A los primeros, a través de la matráfula salarial, se les expropia gran parte de la riqueza por ellos producida, se les obstaculiza la formación de sindicatos y se les pone en listas negras por intentarlo; además, se les niega el derecho a la vivienda, a la tierra, a la cultura y a una vida digna de humanos.
A los otros grupos se les estruja cada vez más, por los altos precios de los insumos, la falta de financiación adecuada y de apoyo tecnológico, así como, por el elevado costo de los alimentos, la vivienda, la educación y el deterioro en los servicios públicos de salud.
En la práctica, cualquier movimiento sindical independiente de los patronos y del oficialismo, o partido político del pueblo, son ahogados por la acción de la empresa privada y el Estado a su servicio. Otra parte de esta cara, es el millón de pobres que subsisten en nuestro país.
En el plano político, económico y social, una minoría, la oligarquía, en alianza con el capital transnacional, tienen el dominio absoluto de la Nación, con el secuestro del Estado y sus instituciones; su cacareada democracia es falsa, ella tiene postrado a nuestro pueblo, constituye el gobierno de la oligarquía y su aliado extranjero, por ellos y para ellos.
La asimetría entre este poder y el pueblo, las grandes desigualdades políticas, económicas y sociales producidas se resolverán, si los diferentes sectores populares continúan uniéndose, como lo hicieron contra ALCOA, el combo del ICE, el TLC, Crucitas, el despojo del agua de Sardinal, la privatización de los muelles de Limón, el autoaumento de los salarios de los diputados, la explotación petrolera, el desmantelamiento de las clínicas de la CCSS, la contaminación de las ondas electromagnéticas de las torres de los teléfonos celulares, contra “la torcedura de brazos y la dictadura en democracia”, manifiesta en las acciones recientes contra el tráfico de influencias y el drástico cambio del directorio legislativo.
Como vemos, hace mucho tiempo, repetidamente, se da la unidad popular, en la acción, en relación con los problemas de nuestro país; pero, hasta ahora no se ha concretado la unidad orgánica; sin embargo ésta vendrá, si la organización política y sindical, dirigida por las y los trabajadores manuales e intelectuales, se fomenta y se extiende, con una clara orientación democrática, que combata la falsa democracia y nos lleve a los postulados de Abraham Lincoln, sobre ella.
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