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Plástico y vida humana

Plástico: dúctil, blando. Dic. de ciertos cuerpos como el plexiglás, el nilón, el celuloide, etc. El plástico rodea toda la vida humana desde hace algunas décadas. Es todo un acontecimiento, es toda una revolución.

Plástico: dúctil, blando. Dic. de ciertos cuerpos como el plexiglás, el nilón, el celuloide, etc. El plástico rodea toda la vida humana desde hace algunas décadas. Es todo un acontecimiento, es toda una revolución.
El plástico es dúctil, se transforma con gran facilidad en algo distinto de lo que es; el plástico adopta formas y contenidos. Es como un juguete transformer…
El plástico es blando, liviano, a veces muy muy liviano. Por lo tanto, nada grosero es con él, es libre de complejos, suave como el viento y grácil como el movimiento suave de los estambres de una flor. El plástico es transparente o tiene a veces una imagen de transparente sencillez, llegando a figurarse que seduce por su halo de suavidad y encantamiento. El plástico tiene cierto poder de seducción, de sex appeal.
El plástico es blando, y como blando que es tiene una cara de ternura y suavidad que pretende aligerar todas las cargas posibles. El plástico rechaza toda presión y fuerza, aunque pasa por resistente. El plástico se rompe con la presión. Por eso, el plástico no es un material comunitario y por eso, las uniones con plástico son imposibles. El plástico rechaza el esfuerzo real, porque todo esfuerzo es “estresante” y el “stress” es incompatible con la vida del plástico, con lo suave y encantador con que se promociona el plástico.
El plástico acompaña a la humanidad en las últimas décadas; así, ya entre la edad de cinco a once años, el plástico resulta imprescindible. En la adolescencia (que ahora se establece entre los 12 a 30 años), el plástico es todo un patrón de conducta… roto únicamente cuando aparece una indicación como esta: “trabajo solo entre los 18 y 25 años”; o esta otra indicación: ¡hey, arrugas!!!= cirugía estética=… si tiene dinero………. (= ¡Limpio! ¡Limpia!). Y  estas otras: “mire, ya no se le puede cortar más”, “ya no puede usar más botox”, “abuelo, abuela!!!”.
Disyuntiva social: el plástico vive, convive y sobrevive en nuestra sociedad. Su vida es realmente tan precaria e inestable como ficticia y descorazonadora. El plástico es un autoengaño generado irresponsablemente en los medios y aceptado ingenuamente en la vida particular. Es una irresponsabilidad permitir que ese fenómeno plástico siga intoxicando. No puede aceptarse que la Tierra y la vida humana duerman a expensas de un sueño tóxico.
 

  • Hernán Mora
  • Opinión
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