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La Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), la más importante organización sindical del país, se encuentra enfrascada en una dura lucha electoral. Este proceso debe fortalecerla en beneficio de los intereses de los trabajadores, dijeron los candidatos a la Secretaría General, Albino Vargas, quien busca la reelección por el grupo Trabajo, y Héctor Cerdas, de la tendencia Rescate.
A pesar de las diferencias ideológicas que separan a Vargas de Cerdas, ambos dijeron confiar en sendas entrevistas a UNIVERSIDAD en que no se producirá un “desangramiento” interno, no obstante las duras acusaciones que las dos partes se lanzan en los días previos a la elección
“Bienvenida la otra tendencia, La Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados es ahora un hervidero de democracia”, aseguró Vargas, a quien su rival acusa de haber enquistado el “caudillismo” como método de dirección de la organización, con 53 años de existencia.
“No formaremos otro sindicato, eso lo garantizamos” independientemente del resultado de la próxima Asamblea, prometió por su parte Cerdas, cuyo movimiento, según Vargas, defiende posiciones “extremistas” y “sectarias”.
A continuación, UNIVERSIDAD ofrece un extracto de las entrevistas sostenidas con los dos líderes de la ANEP.
Albino Vargas:
ANEP debe hacer sindicalismo sin dogmas de por medio
¿Cuál es la importancia de este proceso electoral en ANEP?
– Certifica que ANEP es una organización sindical que está completamente viva, que ya ha superado los 50 años de existencia y que va rumbo a sus otros cincuenta años, que ha sorteado muchas tempestades, vivido experiencias muy intensas, positivas y negativas, pero desde la cual se puede hacer mucho en pro de la justicia social y la lucha contra la desigualdad.
En este escenario electoral hay una especie de división, con la aparición de otra tendencia que pretende desalojarlo a usted del poder. ¿Cómo evalúa usted esta coyuntura?
– Yo he venido evaluando que luego del 7 de octubre del 2007 ya estamos en tiempos de los “TLCs”, gústenos o no y el sindicalismo costarricense tiene que entender que hay un nuevo contexto sociopolítico y una nueva realidad económica que lo obliga a replantear su discurso, su práctica, sus alianzas, estrategias, y tácticas para responder a este escenario. Una ANEP sectaria, dogmatizada, radicaloide, entregada a proyectos de partido, sobre todo extremistas, está destinada al fracaso.
La otra tendencia lo acusa de detentar el poder durante más de 20 años y señala que esto ha conducido a un esquema verticalista y de caudillismo.
¿Cuál es su respuesta?
– En estos 20 años nunca hubo ni veinte, ni diez, ni cinco ni dos aspirantes a la secretaría general. Nadie quería este puesto, comerse estas broncas, sobre todo en las épocas más duras del ajuste estructural luego de que cayó el muro de Berlín. El mismo candidato opositor tiene 15 años de ser asociado de la ANEP y hasta ahora se le ocurrió que podría ser postulante. A mí me han elegido en sucesivas asambleas.
La tendencia rescate reivindica el concepto de lucha de clases para orientar la acción sindical y la plataforma ideológica de la ANEP ante la coyuntura socioeconómica del país. ¿Qué piensa usted, cree que sigue vigente ese término y esa vía?
– Respeto mucho la definición ideológica de la otra tendencia. Pero la formación política que yo tengo me permite practicar un sindicalismo de corte clasista sin dogmas de por medio.
¿Usted considera que esa vía no es para la Costa Rica actual?
– Para mí la clave de emancipación histórica de nuestra sociedad hacia mejores estados de democracia está en nuestros patricios y patricias de antaño. Tenemos que releer los textos, estudiar el pensamiento de aquellos costarricenses hombres y mujeres de antaño, que los acercaba un gran punto de confluencia: la búsqueda del bien común.
¿La tendencia Rescate se queja de que la suya los quiere estigmatizar, de representar una izquierda ortodoxa?
– Por sus escritos los conoceréis y la forma en que se comportan políticamente dentro de la organización ha llevado a los que llamamos “anepismo de corazón” a que ya tenga su caracterización de lo que representan.
La ANEP ha sido el sindicato que más ha desarrollado pensamiento propio en todos estos años.
¿Usted considera que hay intromisión de alguna fuerza política externa a la ANEP en estos momentos?
– Sí. A raíz de la coyuntura electoral la ANEP está sufriendo una infiltración de elementos extremistas de izquierda, fracasados en otros ámbitos. Me duele que compañeros y compañeras con los cuales hemos compartido muchos años de lucha se presten a ese juego.
Rescate recuerda que usted llegó a la secretaria de la ANEP promovido por lo que era el Partido Vanguardia Popular, en ese momento. Lo podrían ver como una especie de persona que renegó. ¿Qué dice?
– Tuve una formación política diversa a lo largo de mi carrera. Me fui de todos los partidos políticos en 1986 y afortunadamente todos estos años me han hecho entender que efectivamente la construcción de la nueva sociedad o su reconstrucción para mayor equidad y movilidad social que tuvimos como costarricenses ocupa de muchas visiones. Si me quieren llamar ‘renegado’ por eso, que me llamen.
La tendencia Rescate cree que el hecho de que haya dos papeletas en esta elección no implicará una división de ANEP ni su debilitamiento, independientemente del resultado y que más bien resultará fortalecida. ¿Cuál es el criterio suyo?
– Estoy muy contento de que haya otra tendencia, porque la ANEP ahora es un hervidero de democracia. Pero estamos en contra del anonimato, la calumnia, la injuria y la intromisión en la vida privada de las personas como forma de hacer política.
¿Rescate dice que ustedes prácticamente abandonaron los congresos ideológicos y la formación de cuadros nuevos de dirigencia y de base y que Albino Vargas defiende a su propio partido?
– No sabía que yo tenía partido. Ellos tienen problemas de autoridad moral para hablar de democracia y transparencia. Son salidos de un grupo de poder que tenía a Albino Vargas en la secretaría general. Que no vengan a desgarrarse las vestiduras con democracia.
Rescate lo responsabiliza a usted del fracaso del proyecto turístico del Tití, de haber descuidado la vigilancia y control y de los problemas financieros que afectaron la iniciativa. ¿Qué tiene que decir Albino Vargas ante estos señalamientos?
– A mí me extraña que intenten culpabilizar a un solo individuo cuando tienen candidatos que están en la actual junta directiva y junto conmigo hicimos esfuerzos para tratar de salvar el proyecto y ponerlo a caminar en un nuevo escenario. Estamos esperando el resultado de una auditoría externa que permita relanzarlo. No hubo actitud reñida con la legalidad en el manejo de fondos. Afectó la crisis financiera internacional.
Héctor Cerdas:
Hay que eliminar el caudillismo y democratizar ANEP
¿Qué significa para la ANEP y el sindicalismo costarricense esta elección?
– Es un paso muy importante, histórico en la ANEP y en el movimiento sindical costarricense que tiene una tradición muy parecida, un salto en favor del proceso de democratización de los sindicatos y en el objetivo de lograr una mejor y mayor participación de los afiliados en las organizaciones sindicales en la toma de decisiones. La ANEP tiene 27 años de no pasar por este proceso y 20 años que hay una sola tendencia y una sola figura al mando de la organización.
¿Cuáles son las principales propuestas de ustedes y en qué se diferencian de su contraparte?
– La primera es la de la regionalización del sindicato. Se trata de desconcentrar la estructura de la organización, pasar de tener una estructura formal y administrativa concentrada en San José a desarrollarla planificadamente en diferentes regiones del país. Obliga además a descentralizar ANEP por medio de la redistribución del poder hacia estructuras regionales, sectoriales y de base.
¿Por qué Rescate, rescatarla de qué?
– Nosotros queremos rescatar a la organización que es poco democrática, con un poder muy concentrado, una organización que no ha formado cuadros de sustitución de las dirigencias, no está preparando nueva gente para que asuma puestos de dirección porque no tiene un programa de formación y capacitación de sus afiliados y dirigentes. Además es una organización donde los recursos que tiene están manejados de una forma centralizada, y esto hace que sea poco democrática.
¿Cómo sitúan ustedes las dos corrientes dentro de un modelo ideológico de cara a los problemas del país?
– Nosotros hemos venido haciendo asambleas y construido un programa de lucha ante el modelo del país que se ha venido imponiendo, de exclusión social, concentrador de la riqueza, que privilegia un sistema económico para la exportación y de acumulación de la riqueza en el sector financiero y de los exportadores, neoliberal. Somos una tendencia que lucha por combatirlo y somos una tendencia antiimperialista.
¿Representan ustedes, frente a la otra tendencia, una corriente de izquierda dura, con raíz de lo que era el Partido Vanguardia, como señala Trabajo?
– Nosotros somos un revoltijo, y tiene que ser así.
¿Se dice que hay influencia también trotskista?
Es una buena pregunta y es bueno aclararlo. Como sindicato no podemos limitarle a nadie la participación ni le preguntamos a la gente de qué partido o tendencia es seguidora. En mi caso no soy militante de ningún partido pero tampoco les pregunto a los demás si lo son o no. Sí podemos decir contundentemente que por lo menos el núcleo grueso de la tendencia de Albino el único partido que defiende es el suyo. Estereotipan a la gente de la otra tendencia.
¿En las condiciones actuales del país, cuál cree usted que debe ser el método de lucha más correcto para enfrentarlas?
– Albino apuesta mucho por la negociación entre bambalinas, con poca participación de los afiliados en la toma de decisiones cuando se va a negociar.
Nosotros tenemos la impresión de que hay que privilegiar la organización de los trabajadores y la movilización para la lucha. Echarse un discurso y no movilizar a la gente marca una diferencia importante.
La propuesta nuestra es la realización de un congreso ideológico cada tres años, como lo establece el estatuto. Ese es el espacio de debate donde todas las corrientes de pensamiento puedan discutir con libertad la orientación ideológica política de la organización.
¿Entonces ustedes creen que la ANEP no tiene ahora una línea ideológica clara?
– Creemos que la da el Secretario General y el grupo que está con él y es poco democrático.
¿Ustedes manejan un concepto de mayor confrontación, bajo el concepto de lucha de clases, como dice la tendencia Trabajo?
– No podríamos negar que tenemos una definición ideológica más radical, más confrontativa. Rescatamos la lucha de clases, sin ningún miedo lo decimos en el programa. Nos parece que este tema debe debatirse en un congreso ideológico.
¿Es un término medular dentro de la corriente de ustedes?
– Decimos que el modelo que se viene imponiendo es un ejemplo de lucha de clases, en contra de amplios sectores de la sociedad.
Hay sectores de izquierda que dicen que la lucha de clases quedó en el pasado, que hay otras formas. ¿Cómo inscribirla dentro del modelo actual?
– Para nosotros no es desde ningún punto de vista cosa del pasado. Está muy vigente, lo vemos en España y Grecia. Hay una lucha de clases que se palpa todos los días pero tampoco la convertimos en un fetiche y en el único método a seguir.
¿Esta división no debilita a ANEP y al movimiento sindical?
– Creo que no. No vamos a dividir el sindicato, estamos dando una lucha democrática, somos un grupo que apostamos al debate. ANEP va a salir fortalecida de esta lucha.
¿Por qué no hubo esta discusión antes?
– Durante mucho tiempo la tendencia Lucha representó a la izquierda, de Vanguardia Popular. Albino vino por el partido Comunista, llegó así como representante. Con libertad gobernó pero después surgieron diferencias de opinión sobre todo porque Albino se fue alejando de esa izquierda militante. Lo que obliga al debate es el famoso proyecto del Tití, allí se da un quiebre.
¿Pero inicialmente hay algunos miembros de la junta directiva actual, como Edgar Morales, que ahora están con ustedes y también apoyaron el proyecto. ¿Cómo explica esa contradicción?
– En la asamblea del 20 de enero, en la que se exigió el informe del Tití y no querían darlo, Edgar acepta su responsabilidad y renuncia a la reelección de su cargo. Es algo que no hace Albino. En el manejo del proyecto hubo falta de idoneidad, de supervisión, se le entregó la dirección a terceros y fue muy ilusorio.
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