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Temores líquidos, propuestas sólidas

¿Cuántos dedos ves aquí Winston?

¿Cuántos dedos ves aquí Winston?
Cuatro
¿Y si el Partido te dijera que son cinco?
G. Orwell
Después de un comienzo titubeante, la Vicerrectoría de Docencia le ha propuesto a las Escuelas con Carreras Compartidas con la Escuela de Formación Docente, la posibilidad de redefinir el modo de esa relación que se ha llamado «carreras compartidas». Ha propuesto cuatro «escenarios» con el mandato explícito de que las comisiones compartidas los transformen en modos de relación y se los propongan a las Asambleas de Escuela.
Si bien ninguno de los cuatro «escenarios» propuestos por la Vicerrectoría de Docencia rompe el principio de departamentalización, a nadie le ha pasado desapercibido que esos modos de relación entre las escuelas no implican solo un modo de gestión de un currículum sino que abren la posibilidad de introducir cambios profundos que le permitan a la Universidad de Costa Rica seguir ejerciendo el liderazgo en materia pedagógica. Y eso es lo que muchos esperábamos de la Vicerrectoría: una administración dinámica con un formato claro. Que haga preguntas y que las respuestas sean vinculantes.
Es mucho lo que debe cambiar. La actual formación de formadores no se construyó ex nihilo. Remite a ciertas formas colectivas de lo político que huelen a paternalismo y repetición; a devoción planificada, a ideología encriptada, a conservadurismo.
Toda política educativa (o toda política sin más) es sobre el presente. Y las políticas de cambio emergen cuando el pasado dejó de ser fructífero y su vieja vitalidad se ha metamorfoseado en un hueso resistente y ya sin sustancia.
No se trata de ser Rimbaud redefiniendo los colores, ni de ver cinco dedos donde hay cuatro, pero tampoco debemos permitir que el bonsai  nos impida ver el bosque. Tampoco de ocultar la escasa voluntad de cambio apelando a que las modificaciones propuestas «no son integrales». En los significantes vacíos, que por querer significarlo todo no significan nada, lo que sigue es la confusión de los campos de desempeño.
De lo que se trata es de apoyar una propuesta que se viene desarrollando y que pretende hacerse cargo de las nuevas expectativas. Lo digo de otro modo: la propuesta de la Vicerrectoría de Docencia es inteligente porque gestiona agendas muy dispares sin desorganizarse. Es una nueva manera de generar sentido de pertenencia aceptando los nuevos desafíos vinculados a cuestiones estrictamente pedagógicas e institucionales sin descuidar los recursos y la infraestructura.
Sabemos que la esperanza por el cambio puede verse frustrada. Si no cambia nada no será que una unidad académica le «ganó» a otras. Todas habremos perdido.

  • Roberto Fragomeno (Director Escuela de Filosofía)
  • Opinión
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