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Algunas reflexiones

Recapitulando mi artículo anterior publicado en este semanario (Algunas  reflexiones III), considero que la disminución del papel del Estado es una cuestión de principios. Digo también, que se podría tener una moneda mundial más fuerte que el dólar, pero todos los países deben participar en la toma de decisiones monetarias. También recalco que es necesario legalizar la droga, bajo ciertas condiciones.

Recapitulando mi artículo anterior publicado en este semanario (Algunas  reflexiones III), considero que la disminución del papel del Estado es una cuestión de principios. Digo también, que se podría tener una moneda mundial más fuerte que el dólar, pero todos los países deben participar en la toma de decisiones monetarias. También recalco que es necesario legalizar la droga, bajo ciertas condiciones.
No estoy de acuerdo con la privatización de los servicios. Toda venta de ellos, en la práctica, ha sido tal que los que compran nunca, en ningún país, han pagado al Estado la infraestructura sobre la que se montan, y claramente nunca han partido de cero. Algún tipo de infraestructura tiene aun el país más pobre, y esa infraestructura es pagada por todo el pueblo vía impuestos. En la práctica, se demuestra fehacientemente que la infraestructura sobre la que se basan esas empresas privadas jamás (en ningún país), ha sido pagada por los nuevos dueños de los servicios.
Ortega con sus acciones creó un efecto negativo contraproducente entre la población nicaragüense que por pura necesidad vino a Costa Rica a trabajar. Algunos de los simpatizantes del FSLN, así como algunos habitantes de Nicaragua, están muy mal informados, pues en distintas entrevistas con la televisión costarricense (desde Managua), han llegado a decir que los costarricenses invadieron territorio nicaragüense. A lo anterior se añade el que algunos militares del FSLN llaman a los nicaragüenses que se vienen a trabajar aquí “traidores”. En estos momentos, agradezco más que nunca el que en Costa Rica se diriman  los conflictos por la vía del diálogo y la negociación y no a través de  las armas, como corresponde a un país neutral sin ejército. Por otro lado, si fuéramos un país guerrerista, el ejército que podríamos pagar sería de segunda o tercera categoría, pues eso es lo que nos permitirían los recursos, como país en vías de desarrollo que somos.
Creo también que Ortega invadió CR hasta ahora, no porque antes le faltara la intención, sino porque siempre estuvo gobernada por hombres. Arias tampoco fue santo de su devoción, aparentemente transaba un poco más a Chinchilla, incluso vino a la ceremonia de traspaso. Sin embargo ahora, por puro machismo, habrá pensado: “A esta tal por cual, me la bailo”, e inmediatamente nos invadió. 
Estoy  segura, como lo estaba en 1995, basada en las conclusiones de un estudio que realizó la Escuela de Economía de la UCR en esa época, de que no se debían de incrementar los impuestos. El resultado de esta investigación decía que era necesario mejorar su estructura de recaudación, de ese modo el país evitaría problemas fiscales. Esa recomendación no se siguió, y de ahí los problemas que tenemos hoy en día.
La concentración de poder en una sola persona no es afín a la democracia.  Me pongo a pensar en diferentes casos por ejemplo, puede ser que el presidente de turno, en un ataque repentino de megalomanía, haga “mesa gallega con el poder”.  Lo mejor es que haya distintos partidos políticos, que negocien no en lo ideológico fundamental, estructural, (razón por la cual existen distintos partidos políticos, con diferentes ideologías), sino en la administración del poder que es coyuntural, y no por eso menos importante. Todo lo contrario. La realidad demuestra que hay que saber co-gobernar.  Nuestra realidad demuestra que justamente los últimos gobiernos en este país, no se recuerdan por las obras que han realizado. El pueblo tampoco se cansa de preguntarse por qué.
Creo que esta segunda década del siglo XXI es la década de los re. Hay que “redefinir”, “redimensionar”, “revalorar”, “reinterpretar” cada cosa. Hay que volver a resignificar, prácticamente todo. Las cosas han cambiado, por lo menos para mi persona. La gran mayoría tienen otro significado. Para tener un ejemplo, basta con ver y oír los dichos de los jóvenes de ahora.

  • Gilda Segreda Sagot (Profesora Pensionada, U.C.R.)
  • Opinión
Democracy
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