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La crisis y el tumor de la CCSS

La alianza PLUSC inició la bancarrota de la CCSS desde la década de 1970, cuando prometieron recursos a la institución a cambio de que la entidad aseguradora aceptara el traslado de cuantiosos gastos. Hicieron lo último e incumplieron, obviamente, lo primero. Veamos, con hechos, qué ocasionó este injerencismo politiquero en las finanzas de la Caja en 2010.

La alianza PLUSC inició la bancarrota de la CCSS desde la década de 1970, cuando prometieron recursos a la institución a cambio de que la entidad aseguradora aceptara el traslado de cuantiosos gastos. Hicieron lo último e incumplieron, obviamente, lo primero. Veamos, con hechos, qué ocasionó este injerencismo politiquero en las finanzas de la Caja en 2010.
Seguro de salud por cuenta del Estado: Con la ley 5349 trasladaron a la Caja la obligación de asistir médicamente a la población en situación de pobreza. Indica esta ley  que de producirse algún déficit, el Estado -la sociedad- lo asumirá. En el año 2010 la Caja invirtió en ellos ¢147.000 millones, pero las células cancerígenas solo le permitieron cobrar ¢54.000 millones, para recibir ¢2000 millones, un faltante de ¢145.000 millones.
Seguro de salud de los pensionados: La Ley 5905 creó la obligación a la Caja de dar atención médica a los pensionados, con la promesa de que el Estado asumiría el déficit. El costo en el 2010 de este seguro fue de ¢232.000 millones, la CCSS recaudó ¢106.000 millones y este enorme cáncer creado a la CCSS “leguyeramente” escondió el déficit de ¢126.000 millones.
Seguro de salud de los trabajadores independientes y por convenio: Las pluscianas establecieron una cuota para este seguro de 11,25% sobre el ingreso que sus miembros declaren.  Pero estos asegurados usualmente declaran la mitad de sus ingresos, con lo cual la pluscicuota se reduce a un 5,63%.  Cerca de la mitad de ésta es por cuenta del Estado, por lo que tiende a reducirse aún más. En el año 2010 la Caja solo recaudó ¢50.000 millones, gastó ¢162.000 millones y perdió ¢112.000 millones. No es necesario ser instruido para darse cuenta que este modelo no funciona, pero es parte de la estrategia para privatizar los servicios de salud.
Población no asegurada: Así le llaman a la población que recibe prestaciones médicas gratuitas teniendo recursos para pagar; estas personas no pagan porque no les cobran o porque el modelo de cobro que les aplican no funciona; al PLUSC no le interesa cobrar sobre el consumo, ni obligar a estas personas a pagar, como parte de la maniobra para quebrar completamente a la Caja y pasarle el negocio a la empresa privada.  En el año 2010 la Caja gastó ¢190.000 millones en esta población y recuperó ¢15.000 millones, perdiendo ¢175.000 millones.
Seguro de salud de los trabajadores asalariados: para este seguro las pluscianas acordaron un aporte del 15% sobre el salario, lo que en el año 2010 produjo a la Caja ingresos de ¢884.000 millones, suficientes para cancelar sus propios gastos de ¢494.000 millones y producir un excedente de ¢390.000 millones, el cual lo utilizaron para sufragar el déficit de ¢558.000 millones de los otros regímenes de salud que se indicaron anteriormente, faltando aún ¢168.000 millones, que se liquidaron con deuda estatal, intereses y reservas.
Como si esto fuera poco, con ley 7374 de 1993 -para cumplir órdenes del Banco Mundial- iniciaron el traslado a la CCSS de los programas de salud preventiva, con la promesa de que cubrirían los nuevos gastos. Transcurridos 18 años  las pluscianas ignoran el costo; el PLUSC obviamente incumplió la promesa, no pagaron un centavo de la deuda financiera, política y moral asumida. La deuda la tenemos en especie: la calidad de los servicios de salud se deteriora cada día más, lo cual es óptimo en la estrategia del PLUSC y el Banco Mundial para desnaturalizar a la Caja.
Moraleja: para resolver la crisis de la Caja primero hay que extraerle de raíz el tumor.
 

  • Rodrigo Arias López (Actuario Matemático)
  • Opinión
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