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Por lo general, somos muy dados a defender los derechos de los otros, dejando los propios debajo de la alfombra. Recuerdo a países defensores de los derechos humanos de los otros, pero en su propio país con un sistema político de dominio total hacia sus habitantes.
En lo individual, así somos, a pesar de nuestra ética negativa en contra de nosotros mismos y del prójimo, somos por lo general muy hábiles para escondernos de nuestros propios males (nadie en la cárcel ha cometido delito alguno y las infidelidades son juegos ante los amigos y silencios ante la persona afectada); ni qué decir de los acosadores laborales, siempre son los otros “los locos e incómodos”.
Como diría Nietzsche somos muy hábiles para borrar la memoria. Que por qué somos así, no es motivo de este artículo; y más bien pediría ayuda a sociólogos, psicólogos y antropólogos y de todo aquel que quiera colaborar.
En las épocas clásicas griega y romana, se daban dos tipos de ciudadanos, los amos y los esclavos, que además Aristóteles reafirmó que se daban por naturaleza para sacarla del estadio. Unos y más que unas con derechos y otros sin ni siquiera tener el estatus de personas. Y así por los siglos de los siglos… amén. Sólo que a la división, se les puso otros nombres; y uno de ellos INTERINOS y a los otros ciudadanos en propiedad: algo así como tener o no tierras a su nombre.
Un interino sigue siendo un ciudadano de segunda categoría, y se dice que las UNIVERSIDADES arrastran cerca de un 60% de este tipo de ciudadanos que, entre otras cosas (ustedes me pueden ayudar con la lista): no tienen derecho a elegir ni ser elegidos, a becas, años sabáticos, la carrera profesional tiene sus límites; no siempre son sujetos de crédito en el comercio o la banca privada o nacionalizada; en toda conversación siempre serán inferiores a los que tienen propiedad.
Se ha dado el horror, que muchas y muchos de ellos, después de 30 o más años tienen que pensionarse sin haber obtenido la PROPIEDAD. Dígame estimados lectores y sindicatos universitarios, cuál es la diferencia con los amos y los esclavos.
Y dígame estimados lectores, por qué damos tremendas luchas por ALCOA, COMBO ICE, NO AL TLC, luchas ambientales importantes, temas de corrupción y cientos de otras importantes y hemos descuidado a nuestros hermanos por miles de todas las universidades públicas en su condición de INTERINOS.
Doloroso NO, saber que al final de tu jornada laboral, siendo igual o mejores profesionales, tienen que terminar siendo ciudadanos de segunda clase.
Termino: somos buenos para ocultar el dolor ajeno… con aquello de “salados”. A veces, se queda uno pensando si Aristóteles no tenía razón.
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