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¿A quiénes sirven las guerras?

El pobre planeta ha sufrido ya otra vez una guerra, y aunque se supone que está a punto de terminar en Libia, los daños, la destrucción, los heridos y muertos, las pesadillas, los refugiados – los que vuelven y los que no, las dudas sobre el futuro con un gobierno desconocido, todos son parte de esa realidad.

El pobre planeta ha sufrido ya otra vez una guerra, y aunque se supone que está a punto de terminar en Libia, los daños, la destrucción, los heridos y muertos, las pesadillas, los refugiados – los que vuelven y los que no, las dudas sobre el futuro con un gobierno desconocido, todos son parte de esa realidad.
Y también, hay daños al medio ambiente que afectan todo el globo como la destrucción de los terrenos de producción y la contaminación del agua y del aire. La guerra duró apenas siete meses, pero el regreso a la normalidad durará años. Muchas personas, incluso líderes del mundo, justifican los bombardeos, los misiles, las balas que mataron a civiles incluidos niños, y las emisiones de carbono de tantos aviones y vehículos que contribuyen al calentamiento global y hacen inútiles los esfuerzos para salvar el planeta.
El conflicto en Libia es solamente un conflicto más que la Tierra se ve obligada a aguantar.  La guerra en Afganistán continúa después de diez años sin una resolución pacífica y con el terror  de ataques y bombas todos los días y sin una visión para un futuro.
En Irak, la guerra continúa años después la captura y muerte de Sadam Hussein y el descubrimiento de que las armas de destrucción no existen, y todavía nadie goza de seguridad al caminar en la calle sin bombas y sin violencia.
Pakistán no está en guerra con nadie pero está atrapado entre Al Qaeda y los bombardeos por los Estados Unidos. La población sufre de los ataques de ambos lados con  muertos, lamentos, y la destrucción de los hogares, escuelas y mercados.
Vemos también que en Colombia, Nicaragua y los otros países que las guerras no terminan cuando callan las armas. La explosión demográfica de las poblaciones adentro y afuera del país, la recolección de los desechos peligrosos como minas y granadas escondidas que siguen causando heridas y muertes años después, y la contaminación de ríos y lagos por los desechos. La recuperación afecta las finanzas de los países con gastos para restaurar servicios públicos dañados por los beligerantes.
En Kosovo la tierra queda contaminada por el uranio empobrecido, un material altamente peligroso que puede producir cáncer, leucemia, otras graves enfermedades y defectos en fetos de madres y padres expuestos a las balas y carros blindados hechos de este material. La guerra terminó  hace veinte años, pero la limpieza, dura y peligrosa, continúa.
Solamente en preparaciones para una guerra los gobiernos gastan enormes recursos para comprar armas y materiales para mantener, entrenar y mover un ejército, lo cual también afecta la economía, el medio ambiente, y por supuesto, la calidad de  vida de todas las personas. Pero, los conflictos bélicos, los actos más violentos contra la humanidad  no paran. ¿Por qué?
Hay razones económicas y razones de control. El petróleo enfrenta una creciente demanda y los países quieren garantizar que hay suficiente ‘oro negro’ para sus necesidades y caprichos. La demanda de otras materias primas como metales y recursos naturales impulsan los conflictos igual que los  controles de los mercados para comprar, vender, y construir. Los países poderosos quieren controlar todo.
La industria de armas, con ganancias obscenas, impulsan los conflictos, vendiendo todo tipo de armas a cualquiera que tiene el dinero. Otro punto olvidado es la ausencia de las mujeres en las decisiones para entrar en una guerra. Ellas, en su mayoría, son las protectoras de las familias y la cultura, pero no tienen la palabra en la política de los países, ni las entidades internacionales encargadas de relaciones entre países.
Por eso, es crítico que los países y los pueblos digan NO a los conflictos armados y a los  preparativos para conflictos, y es crítico que las organizaciones internacionales como la ONU, impongan controles sobre las ventas y compras de armas y accesorios para combate, y no permita que un grupo pequeño de países, o de hombres, tomen decisiones para iniciar una guerra en lugar de usar todos los métodos posibles para resolver diferencias sin la violencia.
*Olivia Ramos es el nombre colectivo para socias de la Liga Internacional de Mujeres Pro Paz y Libertad, Sección Costa Rica.  [email protected], (San Jose) [email protected].com (Heredia)

  • Olivia Ramos (Liga Internacional de Mujeres Pro Paz y Libertad, Sección Costa Rica)
  • Opinión
Violence
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