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Contra las metáforas del oportunista

No es pasar la página. No como si fuera la Cosmopolitan, Perfil o La Nación. Porque esa errada “decisión” del 2007 me afecta hoy y me afectará mañana. A todos y todas. Nos han dicho que cambiemos el casete; pero esta porquería es todo menos musical. Nos han dicho resentidos y resentidas sociales. No sé a qué sociedad aspiran donde vale más tener que ser.

No es pasar la página. No como si fuera la Cosmopolitan, Perfil o La Nación. Porque esa errada “decisión” del 2007 me afecta hoy y me afectará mañana. A todos y todas. Nos han dicho que cambiemos el casete; pero esta porquería es todo menos musical. Nos han dicho resentidos y resentidas sociales. No sé a qué sociedad aspiran donde vale más tener que ser.
Nos han dicho vagabundos y vagabundas. Quizá nunca han visto nuestros desvelos tras la media noche para tratar de ejercer periodismo, economía, sociología, antropología, historia, política y tantas otras ramas del conocimiento, sin que nadie nos diera tiempo para estudiar para hacerlo.
Nos han dicho que lo superemos. Superarlo será el día que dejemos atrás la ignominia, la corrupción, el engaño, el abuso de poder, el despilfarro y el egoísmo; y eso solo se supera actuando. Trabajando por ello. No en el olvido. Nos han dicho necios. Yo lo llamo convicciones.
Aire, Tierra, Agua, Libertad, Alimento y Paz. Respeto por lo que vive; memoria a lo que descansa. Acordarse de qué es vivir y de que el cordón umbilical es de tejido vivo, no cable, ni de la marca de la manzana. Y se desprende una vez y sin tenerlo aún seguimos viviendo; conectamos más allá de lo físico a lo que llaman vida.
Salud para todos es tranquilidad para todos y eso es igual que menos violencia. Menos violencia deriva en más paz. Matemáticas sencillas de digna convivencia humana. Ver a los ojos a un niño pequeño me basta para entender todo lo que merece; aunque aún no sepa hablar, haya nacido en la casa de mi vecino o en lo más recóndito de la Cordillera Caribe.
Si yo tengo telefonía, salud pública, educación pública, agua limpia, aire fresco, frutas y verduras, un techo, oportunidad de trabajar… También él, ella, usted, aquellos… NOSOTROS, NOSOTRAS, lo merecemos. La capacidad adquisitiva no debería marcar diferencias en la aproximación a la Dignidad y los Derechos Humanos.
Cosa curiosa. Esta “guerra” que inicia fue avisada. A varios soldados parece que les tapó  la vista el casco. No entendieron entonces que un error estratégico podía jodernos a todos, pero quizá todavía estén a tiempo. Se dejaron engañar, pero siguen vivos. Ni guerras ni soldados, actuemos como hermanos. El hambre de unos significaría la pérdida de paz de los otros. Salga de su burbuja y consúmase en otras pupilas; se va a dar cuenta de que ahí está su reflejo.

  • Ana Beatriz Hernández Barquero (Estudiante de Biología)
  • Opinión
Violence
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