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¿Cuál es la relación entre buenas bibliotecas y excelencia académica? Por supuesto todo el mundo sabe que es una relación directa, estrecha e inseparable.
Las buenas universidades tienen bibliotecas de primera. De hecho, la calidad y magnitud de las bibliotecas ha sido uno de los criterios usados tradicionalmente para reconocer la excelencia de las universidades y acreditar carreras y disciplinas. Tan importante son los laboratorios y equipos de tecnología de punta como mantener actualizadas nuestras bibliotecas, creciendo en número de libros, computadoras y en espacio. Por eso, mientras las autoridades universitarias anuncian con mucho bombo los megaproyectos y constantemente sacan afiches propagandísticos. Yo me pregunto: ¿Qué lugar ocupan las bibliotecas centrales de la UCR como la emblemática biblioteca Carlos Monge Alfaro y la biblioteca Luis Demetrio Tinoco en esos megaproyectos? ¿Ha escuchado alguien hablar en esos famosos megaproyectos sobre nuevos edificios, modernos y gigantescos para nuestras bibliotecas centrales?
A diario enfrentamos la triste situación de infraestructura y falta de espacio de nuestras bibliotecas. Hace un par de semanas, por ejemplo, se quedó sin electricidad la Biblioteca Carlos Monge Alfaro y los usuarios se fueron sin consultar los libros porque no había focos y las luces de emergencia eran muy malas, en fin, que no hubo una solución en todo el día, pero, al día siguiente, fue lo mismo. Dos días en que los y las bibliotecarias con gran paciencia, llenaron boletas a la antigua para que se pudieran devolver libros porque no existe una planta que pueda suministrar de energía a nuestras bibliotecas centrales en caso de emergencia pero tampoco focos ni nada que pueda agilizar la actividad de consulta e investigación que es medular en una Universidad. Tampoco existe espacio suficiente ni adecuado para mantener los libros que tiene la biblioteca como, por ejemplo, los libros de colección pasiva que se encuentran amontonados en la última fila de los estantes de la Carlos Monge. Eso sin contar con la inmensa cantidad de libros que todavía la biblioteca debería adquirir. Todos los investigadores que han tenido que consultar alguna vez un libro de colección pasiva del primer piso o que han tenido que esperar varios días para que lo traigan de la ciudad de la investigación (porque ya no hay espacio para tenerlos ahí) saben de lo que estoy hablando.
Además, es muy curioso y significativo, a la vez, que dos de los edificios más emblemáticos de la Universidad como son la Biblioteca Carlos Monge Alfaro y el edificio de Estudios Generales no se hayan mencionado para nada en los famosos megaproyectos que tanto enorgullecen a las autoridades. Significativo porque esos dos edificios son símbolos de un modelo de Universidad Pública que se supone está y seguirá vigente.
Y quiero aclarar que no es que no agradezca el girasol gigante a un costado del edificio de Estudios Generales, pero como profesora de esa Escuela sé que los estudiantes y los profesores agradecerían más unas aulas espaciosas y equipadas con tecnología, sin techos ni ventanas rotas, donde los estudiantes no tuvieran que recibir clases hacinados.
También, estoy convencida de que agradeceríamos mucho tener bibliotecas centrales espaciosas, bien equipadas y cada día más actualizadas. Especialmente porque ya tenemos excelentes bibliotecarios (as) que hacen una labor esencial para la Academia. Es cierto que se han actualizado y ampliado las bases de datos pero eso no es suficiente en relación con la precariedad de la infraestructura y los recursos asignados.
Tal vez, quienes planean los megaproyectos deberían visitar la biblioteca Monge Alfaro uno de esos días en que se va la luz o cuando llueve a cántaros para observar la mística con que trabajan los bibliotecarios y comprobar la cantidad de recursos, libros y espacios que hacen falta aún en nuestras bibliotecas.
Parece que se ha planteado mejorar las bibliotecas especializadas de cada Facultad y construir otras de especialidad PERO si se refuerzan las bibliotecas especializadas dejando de lado las Bibliotecas Centrales y si se modernizan los edificios de las Facultades dejando de lado los Estudios Generales se estaría atentando contra el sentido de unidad de la Universidad, sería fragmentarla, sería una actitud de contrarreforma a la de 1957. ¿Cuál es en realidad el modelo de Universidad que plantean esos megaproyectos?
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