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Huelga de anestesiólogos: una manifestación más de la crisis de la CCSS

Actualmente,  los médicos están siendo el objeto de un debate que envuelve cuatro actores fundamentales: los dirigentes de la CCSS (el Gobierno), los trabajadores del sector salud (no sólo los médicos) y los asegurados. Al culpabilizar a los anestesiólogos se oculta la problemática histórica y estructural que se ha desarrollado desde hace decenios. ¿Es la solución amenazar, perseguir y despedir a todos aquellos que han decidido reclamar por una mejoría en sus condiciones de trabajo? ¿Es acaso una casualidad que sea precisamente en este momento que ellos decidieron ir a huelga? Totalmente lógico: en tiempos de crisis, se agudizan los problemas que en otro momento estaban controlados.

Actualmente,  los médicos están siendo el objeto de un debate que envuelve cuatro actores fundamentales: los dirigentes de la CCSS (el Gobierno), los trabajadores del sector salud (no sólo los médicos) y los asegurados. Al culpabilizar a los anestesiólogos se oculta la problemática histórica y estructural que se ha desarrollado desde hace decenios. ¿Es la solución amenazar, perseguir y despedir a todos aquellos que han decidido reclamar por una mejoría en sus condiciones de trabajo? ¿Es acaso una casualidad que sea precisamente en este momento que ellos decidieron ir a huelga? Totalmente lógico: en tiempos de crisis, se agudizan los problemas que en otro momento estaban controlados.
Además, como actores que somos, todos tenemos nuestra cuota de responsabilidad en esta crisis: el que no pagó sus impuestos, el que los evadió, el que ocultó la información de su salario, el profesional liberal que no dio factura, la persona que aceptó que no le dieran factura, el trabajador (a) de la CCSS que robó medicamentos, el paciente que aumenta las filas del EBAIS para ser incapacitado sin estar realmente enfermo, el patrono que no asegura a sus empleados o tiene una deuda millonaria.
Los trabajadores de cualquier institución tienen el derecho de exigir mejores condiciones de trabajo; en el caso del sector salud este requerimiento es de importancia mayor, pues estamos tratando con la salud de las personas. Una sala de operaciones en mal estado puede facilitar la transmisión de una infección intrahospitalaria; la falta de reactivos, recursos y materiales pueden hacer que una persona muera en espera de un diagnóstico; es decir, por malas condiciones de trabajo (cansancio crónico, falta de vacaciones profilácticas, malestar psíquico) gente puede morir. Las generalizaciones no llevan a nada y si bien es cierto existen trabajadores de la CCSS que abusan de ciertos privilegios, lo que corresponde es fortalecer los controles puestos en marcha por la dirigencia y mando medios de la institución.
En ese sentido, no se justifican las medidas coercitivas que ha tomado la dirigencia de la CCSS, pues están totalmente desarticuladas del debate central. Cuando se está bajo ataque no es posible negociar. ¿Cómo esperan continuar con el diálogo bajo amenazas constantes de despidos? Es lamentable que por la huelga el estado de un paciente se haya agravado; es terrible y reprochable. ¿Pero estamos culpabilizando al actor correcto? Para el sector salud se deben  modificar las formas de protesta, pues no es justo que los usuarios se vean perjudicados, pues eso profundiza el problema. Se debe  encontrar una forma de hacer evidente el descontento, pero priorizar y continuar con cirugías programadas calificadas de urgentes.
Culpabilizar a un sector específico en esta telaraña, sólo nubla el espíritu y aleja a la razón de encontrar soluciones adecuadas y pertinentes. Todos hablamos continuamente de la gran bendición que ha sido la CCSS en nuestras vidas, independientemente de nuestra clase social, nivel educativo, actividad económica; todos nos hemos tomado al menos una acetaminofén de la CCSS.
Toda decisión acarrea sus consecuencias y hay que enfrentarlas. Escogimos un sistema de seguridad social obligatorio, universal y solidario, que permitió un avance asombroso: pero hay que mantenerlo en las condiciones óptimas para que cumpla con los objetivos para los cuales fue creado. La salud no tiene un precio, pero tiene un costo, y en este caso, el costo es alto y lo debemos de pagar todos los miembros de la sociedad. Por ende, mejorar las condiciones de trabajo y bienestar de los trabajadores del sector salud es de interés público. Así,  tanto ellos como nosotros, debemos exigir a la dirigencia de la CCSS una atención de calidad, que nos cure y no nos enferme.
¿A cuántos nos han operado y curado esos médicos que hoy son tratados de terroristas? ¿Cuánto ha dado la Caja por nosotros? ¿Nosotros qué hemos hecho para defenderla?

  • Cristina Barboza Solís (Odontóloga)
  • Opinión
StrikeTerrorism
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