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Adelantándose más de 35 años a que los aportes de las neurociencias hicieran evidente la necesidad de una educación inicial lúdica y apropiada, doña Nora R. de Chacón co-fundó la Educación Preescolar en la Universidad de Costa Rica, basándose en una profunda convicción de las extraordinarias capacidades de aprendizaje de la niñez.
De su claridad meridiana sobre el aprendizaje de la lecto-escritura como un proceso humano que inicia con la vida y no acaba nunca, hace más de 30 años aprendí con ella cómo ayudar a preescolares que aún no están letrados, a leer el mundo y a graficar sus pensamientos. Aprendí también cómo de manera lúdica y placentera irles enamorando de la capacidad de (más que solamente decodificar) comprender las ideas que están escritas y (más que solamente trazar líneas en un renglón) expresar de forma escrita los sentimientos, los pensamientos y los saberes.
Sabía que doña Nora estaba plantando en nosotras, sus alumnas, una semilla para que a nuestra vez pudiéramos nutrir con una educación de calidad, la formación de nuevas generaciones que supieran ser personas de bien; así como comprender, mejorar el mundo en el que vivirían. Inspirada en ella, sabía que para lograrlo, mi misión era, de forma prioritaria, ayudarles a alcanzar un nivel de lecto-escritura independiente, que se va refinando por siempre.
Las realidades cambiantes en el mundo me han llevado de ser docente en aulas preescolares y universitarias; en contextos formales y no formales; a nivel nacional e internacional. Y en cada curso, en cada taller, en cada clase y con todos los grupos de estudiantes, pero más aún, en cada paso en la vida, se me hace evidente la importancia de formar lectores independientes. Sólo quien cultiva permanentemente con la lectura, su pensamiento, sus sentimientos y sus conocimientos puede siempre ser una mejor persona, más consciente y más respetuosa de la diversidad humana, biológica y cultural.
Doña Nora, ahora Profesora Emérita de la Universidad de Costa Rica, sigue recorriendo el país y capacitando docentes. Las maestras que ella formó, hoy en las aulas preescolares y escolares continúan su ejemplo. Y ella dejó en nuestras manos universitarias la visión, el compromiso y la responsabilidad de la formación de docentes.
Pero aquí, no hemos sabido recoger la antorcha que nos legó la Maestra. El III Informe del Estado de la Educación publicado en abril pasado, da cuenta de cómo los problemas de fracaso académico se han trasladado de la educación secundaria al primer grado de la escuela primaria y la noticia (recientemente publicada en la prensa nacional) que no estamos enseñando a nuestros niños, niñas y jóvenes a leer, son situaciones que me aterrorizan por lo que significan en sí mismas y por las consecuencias que traerán en el mediano y el largo plazo.
Podemos excusarnos en que ya los y las docentes no se forman mayoritariamente aquí, sino en las instituciones privadas de educación superior. Pero eso no nos exime de la responsabilidad que tenemos de luchar incansablemente por la educación pública del país. Si no es formando la mayoría de los y las docentes que irán a las aulas, sí iluminado el camino para la educación nacional; velando por el mantenimiento de la calidad; alertando de manera oportuna sobre posibles inconsistencias; proponiendo innovaciones y actualizaciones.
Doña Nora, estamos en deuda con usted. Pero sobre todo, con la niñez costarricense. Desde aquí y de forma personal, le renuevo mi admiración y mi respeto, me comprometo a seguir su ejemplo y a continuar luchando por la educación pública de Costa Rica. Y sobre todo, a formar lectores independientes.
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