Abrir Noticia Guardar

Rogelio López: La indagación corporal

Bailar es una de las expresiones emocionales más antiguas del ser humano. Bailar de acuerdo con una cadencia interna o externa. Mover el cuerpo acorde con un ritmo marcado por procesos que se barajan más allá de los confines del tiempo.

Bailar es una de las expresiones emocionales más antiguas del ser humano. Bailar de acuerdo con una cadencia interna o externa. Mover el cuerpo acorde con un ritmo marcado por procesos que se barajan más allá de los confines del tiempo.
En la escena, la administración de la energía en el espacio se concentra en el cuerpo danzante en el cual se conjugan la luz, sonidos y silencios, la mirada cautiva de los espectadores y algo más, un viaje por sensaciones que no se traducen en palabras, quizás ni en imágenes o recuerdos.
Para varias generaciones de público costarricense, el conocimiento y la apreciación de la danza contemporánea están asociados con Danza Universitaria y, por tanto, con Rogelio López.
 
Hoy, galardonado con el Premio Nacional de Cultura Magón, la más alta distinción que se otorga en el país en el área cultural, aquel muchacho puntarenense que llevaba la música por dentro y un horizonte abierto en la mirada, ve coronada su larga trayectoria.
En él se reconoce, necesariamente, una extensa labor como bailarín y coreógrafo, pero Rogelio López es primordialmente un maestro.
Durante 28 años al frente de Danza Universitaria, López formó a gran cantidad de bailarinas, bailarines y coreógrafos.
Desde sus inicios como bailarín en los años 70 con maestras como Cristina Gigirey o Mireya Barboza, Rogelio López mostró un interés por la fusión de expresiones vernáculas con métodos más rigurosos de la danza moderna. El resultado fue el estilo original con el que ha escrito ese extenso poemario escénico que ha presentado en salas de Costa Rica, Europa y Latinoamérica.
Para López la danza es algo más, que no se puede limitar a palabras, aun cuando éstas sean polisémicas.
Sus clases inician con una especie de autoescucha, pero no es exactamente introspección sino más bien liberación del cuerpo, dejarlo hablar, gritar, guardar silencio, fluir.
Es exigente con los bailarines pero mientras marca la coreografía los provoca para que de ellos surja el movimiento, no el personaje sino la emoción del personaje.
Como coreógrafo y desde esa visión integral de su creación, Rogelio López se orienta por la danza-teatro con propuestas que se han preocupado por temas de la relación del ser humano con su entorno.  
Es claro que para él, como creador y como maestro, la danza es sinónimo de pasión.
Al final de la década de 1970, como verdaderas fieras desenfrenadas, las bailarinas y bailarines de Danza Universitaria salían a escena con un ímpetu irrefrenable. Con López al frente la nueva compañía imponía su sello, su estilo y lenguaje.
Ese lenguaje era el de la fusión. La danza no era simplemente un juego estético sino que se integra con el resto de la sociedad. El intenso espectro coreográfico que Rogelio López ha desarrollado a lo largo de casi tres décadas impacta de manera innegable la danza contemporánea en Costa Rica. Algunos de sus discípulos son ahora creadores y maestros. Pero, como siempre lo ha hecho, vuelve a buscar el espíritu juvenil, esa energía que le gusta modelar al llevarla a escena.

  • Manuel Bermúdez 
  • Forja
Notas

Este documento no posee notas.