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Como un momento propicio para a analizar logros y proponerse nuevas tareas, valoró Fiorella Resenterra, directora del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), el hecho simbólico de que la institución este mes de febrero cumplió 18 años de fundación.
“El trabajo en un museo nunca termina; hemos adquirido madurez y el MADC no solo se ha posicionado nacionalmente e internacionalmente, sino que ha crecido el acervo de su colección y se ha acumulado la experiencia de la cantidad de exposiciones, guiones y actividades complementarias”, expresó.
La “mayoría de edad” llegó al MADC en un momento en el que además de la muestra permanente y una exhibición sobre afiches del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), se inauguró una nueva muestra fotográfica titulada “Vanguardia Popular” (ver recuadro).
Resenterra destacó que en los últimos tres o cuatro años el financiamiento del Museo ha provenido en un 100% del Estado, lo cual -según dijo- es “único en la región. En este sentido, Costa Rica es privilegiada a nivel mundial; la Fundación es un gran apoyo, pero no lo sostiene”, añadió.
Sobre los recortes presupuestarios que el sector cultural ha sufrido en los últimos tiempos, la funcionaria reconoció que no dejan de afectar el trabajo de la institución, pero cree que “en las crisis hay que saber ver las oportunidades y analizar las metas, pues al final estimulan la creatividad”.
RENOVACIÓN
Resenterra destacó como “hermosísimo” el inmueble patrimonial que desde su fundación ocupa el MADC como parte del Centro Nacional de Cultura (CENAC), el complejo arquitectónico que en el pasado ocupó la Fábrica Nacional de Licores y que el expresidente Óscar Arias quiso acaparar para establecer su casa presidencial.
El museo se compone de cuatro salas de exposiciones y la Pila de la Melaza, un espacio externo utilizado para diversas actividades multidisciplinarias, como coreografías, performance o conciertos. Además, cuenta con una videoteca y centro de documentación, cuyos materiales incluyen catálogos y libros de arte y diseño contemporáneo.
La colección permanente incluye trabajos de artistas de Belice, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Honduras, Panamá y otros países latinoamericanos.
Por otra parte, la institución ha publicado los catálogos de algunas de sus exhibiciones más notorias, como “O’culto”, de Carlos Poveda; “R.I.P. Retratos Inconclusos Policiales”, de José Alberto Hernández; “Umbral de fuego”, de Rafael Ottón Solís; o “Mudar la piel”, de Karla Solano.
La directora detalló que esta nueva etapa de madurez de la institución implica que la colección será conformada con criterios distintos, “para darle personalidad”. Al mismo tiempo se definirán nuevas políticas de trabajo, pues el museo “debe funcionar como un foro en la ciudad, no solo como contenedor de exposiciones”.
Según explicó, ello quiere decir que el MADC se debe abrir a públicos más diversos, para lo cual es necesario fortalecer el área de educación, que actualmente involucra a la videoteca y al centro de documentación, así como la organización de visitas guiadas y talleres.
“Los museos de arte contemporáneo se enfrentan a la noción generalizada de que lo que exhiben no se entiende, pero hemos logrado derrumbar barreras con iniciativas como el ‘Art City Tour’, por ejemplo, que ha sido fundamental para atraer a un público totalmente diferente de familias, personas que salen del trabajo o turistas”, expresó.
Al respecto, agregó que “la gente se debe apoderar de la ciudad y el MADC debe ser parte de ello”. Sobre esa noción de que el arte contemporáneo es de difícil comprensión, apuntó que “la actitud de ‘no entiendo’ es el mejor inicio a la hora de que la gente se enfrenta al arte”.
Destacó que es preciso para el MADC “aportar herramientas” para que las personas puedan “conectarse” con el arte contemporáneo y por eso destacó como “lo más eficaz” la experiencia propia de las personas, ya que esas herramientas yacen en “el conocimiento que todo el mundo tiene de su contexto social”.
A la vanguardia está el pueblo
“Vanguardia popular: Reclutamiento visual voluntario” es el título de una muestra fotográfica elaborada por la escritora María Montero y el fotógrafo José Díaz, que se estrenó el pasado 23 de febrero en el MADC, de manera coincidente con la celebración del aniversario de la institución.
Se trata de una selección de 24 retratos de personas que por diversas razones frecuentan los mercados Central y Borbón, en San José.
Las imágenes ocultan parte del rostro de las personas fotografiadas -en particular sus ojos-, lo cual obliga al espectador a fijar su atención en detalles de la vestimenta, gestos y accesorios.
Durante una conferencia de prensa, Montero manifestó que las fotografías singularizan a “la masa de gente sin rostro de San José” y que como proyecto queda abierto a iniciativas como por ejemplo, llevarlo a cabo en otros países de Centroamérica.
Añadió que conceptualmente se trata de fotografía documental, por lo que ambos se empeñaron en trabajar con las condiciones que encontraron en la calle; por eso, trataron de no interferir en la gestualidad de las personas a la hora de ser retratadas.
Mientras tanto, Díaz detalló a UNIVERSIDAD que en este caso, la clave para retratar lo popular fue precisamente la espontaneidad; “alrededor de las personas retratadas estaba el gran trajín de la ciudad, mucha gente caminando y demás”.
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