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Con “Mujer… es de barro”, la bailarina y coreógrafa Ena Aguilar volverá a realizar un homenaje a la vida, esta vez en el Teatro Montes de Oca, y buscará crear conciencia sobre el impacto que tiene el cáncer de mama en el país, enfermedad que aumentó su incidencia en un 67% entre 1995 y 2005.
Sobreviviente de un cáncer de mama, Aguilar quiso rescatar la obra de 2009, la cual presentaba justo cuando recibió la infausta noticia que la obligó a permanecer un año en un férreo tratamiento, hasta que logró imponerse en ese combate mano a mano con la muerte.
El cáncer de mamá en Costa Rica es el que más muertes causa entre las mujeres, por encima, incluso del cáncer de estómago.
Tras la experiencia, la bailarina —quien había compartido con muchas mujeres que padecían el cáncer— quiso, desde su arte, invitar a la reflexión y a la prevención.
Por ese motivo, al espectáculo original se le agregó su testimonio al final, la participación de un enfermero, así como un foro para que las mujeres puedan expresarse sobre una enfermedad que causa constante dolor en las familias nacionales.
Las funciones del 8 y 9 de junio serán a las 8 p.m., mientras que la del domingo 10 tendrá un horario a las 5 p.m. Los estudiantes pagan ¢2000 por su entrada y el público general ¢2500.
De acuerdo con datos suministrados por Aguilar, quien es la que presenta en solitario la danza y la coreografía de “Mujer… es de barro”, en el cantón de San Pedro de Montes de Oca, la incidencia del cáncer es muy alta.
Como parte de ese proceso de crear conciencia, divulgar información y abrirle un espacio al arte en un tema tan delicado, Aguilar y su producción ya visitaron otros diez cantones, pero pareciera que su paso por estos sitios es insuficiente y una de las ideas de la coreógrafa es llevar su obra a todo el territorio nacional.
La pieza cuenta con la música en directo del grupo “Raza Bronze”, integrado por Pedro Carias (bajo), Fabián Chavarría (percusión), Esteban Chavarría (guitarra) y Mauricio Delgado (batería). También, actúa como invitado Roberto Roque (laud).
El vídeo que se proyecta es de la cineasta Gabriela Hernández, participa también Cimarrona la Familia y se proyectan pinturas de Florencia Urbina.
UN ANUNCIO QUE LE CAMBIÓ LA VIDA
En marzo de 2009, cuando apenas terminaba de dar las primeras funciones de “Mujer… es de barro”, una coreografía en la que Aguilar hacía una apuesta por la vida y por la lucha de las mujeres, le notificaron que ella padecía de un cáncer de mama.
Comenzó de inmediato un largo y severo tratamiento para tratar de imponerse a la muerte y aunque las estadísticas jugaban en contra de ella, recuerda, nunca se desanimó. El ánimo y la labor meritoria de los médicos le permitieron hoy dar testimonio y apoyar a muchas mujeres que sin distingos de edad sufren un mal que causa muchas muertes al año en Costa Rica.
“De pronto me anuncian que tengo un cáncer avanzado de mama y entonces fue empezar de inmediato con quimioterapia, radioterapia y a los pocos meses no tenía ni un pelo en mi cabeza. Fue muy duro, pero después vieron que no me iba a morir y fue cuando nació la idea de incorporar la experiencia a la obra”, dijo.
En la obra, que dura una hora en escena, se lee el texto “De la tierra surge, crecen como árboles que extienden sus brazos al cielo, mientras sus raíces se agarran con firmeza a la madre tierra… Mujeres cotidianas, fuertes, trabajadoras, compañeras, luchadoras, madres… Mujeres fuerza salvaje, guerreras que van jineteando la vida, con pasos firmes, dejando sus huellas… Mujeres”.
Sin sospechar, si quiera que detrás de esta declaración de guerra estaba la muerte al acecho, Aguilar escribió este texto para su obra y después tuvo que sostenerlo día a día, hora a hora, y segundo a segundo, durante el año que luchó contra la muerte; hoy quiere extender su mano, su experiencia y su arte, a esas mujeres que aún sufren, pero sobre todo quiere que la voz se corra para que haya prevención y se eviten muchas muertes innecesarias.
Para Ena, la prevención es clave, pero también la disposición con que cada mujer puede enfrentar el reto de un cáncer.
“El doctor me dijo, la medicina puede hacer el 50 %, el otro 50 lo pone el paciente” y en mi caso, sentí la necesidad de vivir por muchas razones, entre otras porque en ese entonces tenía un hijo de nueve años al que no podía abandonar a esa edad”.
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