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Una columna pagada por la Vicerrectoría de Acción Social de la UCR en el periódico con mayor peso del país informó con algún detalle a la ciudadanía que un proceso de selección sin mácula había culminado con la escogencia, por parte del Sr. Rector, Dr. Henning Jensen Pennington, del periodista Mauricio Herrera Ulloa, como nuevo director del Semanario Universidad (LN: 28/09/2012). Contiene sesgos ese campo. El Rector Jensen anunció en junio de este año que él o su equipo mantendrían negociaciones con una persona “reconocida en el periodismo nacional” para llenar el cargo (LN: 12/06/2012). La elección de Herrera Ulloa se semi conocía desde entonces. Existió un proceso formal de selección, pero el cargo tuvo nombre y apellido desde siempre. El nuevo director es hombre del Rector y de su equipo.
Herrera Ulloa desplaza a la periodista Laura Martínez quien desempeñó el cargo sin más vínculos que los institucionales con las rectorías anteriores. La administración Jensen la cesa porque fue nombrada por la Rectora Yamileth González. El entorno del Dr. Jensen disfrazó el asunto acusando a la Dra. González de actos gravísimos de corrupción y venalidad de los que el equipo del Semanario habría sido cómplice. Lanzadas las acusaciones, rechazadas tajantemente por la Dra. González (Universidad, Nº 1962: “La verdad debe sustentarse en hechos”), el entorno del Rector Jensen reculó mudo. Lo atragantó su torpeza.
El designado Mauricio Herrera apuntó sobre el desempeño de Laura Martínez: “Hizo un extraordinario trabajo, por lo que merece todo respeto y admiración. Es una gran periodista” (LN: 28/09/2012). Para él, el equipo del semanario es enteramente confiable por su “profesionalismo, dedicación y amor por el periodismo” (Ídem). Palabras políticamente correctas, pero hay un abismo entre ellas y la pasión negativa contra algunos nombramientos de la administración González que parece cegar a la actual rectoría de la UCR.
Interesa que el nuevo Director, Mauricio Herrera, tenga claro que su trabajo debe agradar al equipo de rectoría y al señor Rector. Fue elegido para eso, con independencia de sus méritos. Es función difícil de llenar porque se le ve más como subalterno de confianza que como periodista. Si el equipo de rectoría abraza el Corán, islámico tendrá que ser el semanario. Y si se acerca al laurismo, adiós portadas. Y si, por razones ingratas de la existencia, come en el mismo plato que Rodrigo, el Mero Mero, rodriguista será el medio. Si confusa es la autoridad, y un día va para allá y al otro recula, plato de babas será el periódico. La suerte para Herrera es que la administración, además de sus sentimientos negativos, no tiene por el momento ideas acerca del semanario. Lo central era ¡Echar a Laura Martínez! Como fuera.
La columna en que la Vicerrectoría de Acción Social “informa” al país sobre la designación del nuevo Director del Semanario, presenta el currículo del periodista Mauricio Herrera. Estudios, desempeños, galardones. Aunque no es la intención de la nota, puede leerse que nunca ha sido actor/sujeto de sus trabajos. Siempre ha tenido jefes. Su formación práctica se hizo principalmente en La Nación S.A. y entre sus guías estuvo Eduardo Ulibarri. Más ‘políticamente correcto’, desde el punto de vista del establishment, que el periodista Ulibarri (actual representante del país ante la ONU), y esto en todas las galaxias habitadas, solo Lassie, la estrella de Hollywood. Actuar como periodista políticamente correcto en un país del Tercer Mundo no es lo peor que le puede ocurrir al planeta, pero la tradición del Semanario no es exactamente ésa. De hecho se fundó, entre otros Isaac Felipe Azofeifa lo fundó, para adversar un periodismo que ‘informa’ solo de lo que interesa a sus dueños y a los poderes locales y extranjeros asociados. Para compensar, quizás, el periodista Mauricio Herrera se desempeñó en alguna ocasión como coordinador de comunicación de la fracción legislativa del Partido Acción Ciudadana (ojalá haya sido cuando Ottón Solís era alguien en esa agrupación). Una miguita, pero peor es nada. Y se debe confiar en que siempre es posible al ser humano redimirse.
La administración Jensen no le hará fácil la conversión a Mauricio Herrera. Y una población universitaria mayoritariamente conservadora tampoco se la hará. De modo que el actual hombre del Rector puede terminar siendo sepulturero del periódico y de sí mismo. Sinceramente, no se lo deseamos.
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